LA IMPORTANCIA del agua no se refleja en la atención política y en la inversión financiera que los países destinan a conservar y gestionar este recurso, según el “Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2021”.
Con motivo del Día Mundial del Agua, la ONU señala que, contrario a lo que ocurre con otros recursos naturales, resulta extremadamente difícil determinar el “auténtico” valor del agua, por ello presentan un análisis detallado sobre la importancia de establecer un costo que refleje su relevancia.
No hacerlo provoca desigualdades en el acceso y produce un uso ineficiente e insostenible, así como la degradación de las propias reservas, lo que interfiere en la consecución de casi todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible, así como en los derechos humanos básicos.
La ONU detalla que, en América Latina, el estrés hídrico de la región ha alimentado varios conflictos de disponibilidad, ya que sectores como la agricultura, la energía hidroeléctrica, la minería e incluso el agua potable y el saneamiento compiten entre sí por este recurso.
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El informe también refiere que los obstáculos para un reparto eficaz recaen en una reglamentación “deficiente”, así como la falta de incentivos y de inversión. “Estos factores reflejan el bajo valor que generalmente se le atribuye al agua en esta región”, subraya.
En la región, el costo del agua o su mantenimiento es “nulo o insignificante” en relación con lo que realmente cuesta abastecer a centrales hidroeléctricas, empresas mineras y a agricultores, por lo que se insiste en la necesidad de que se otorgue un costo que responda a su valor estratégico en el contexto del cambio climático.
“La mayoría de los países de la región no han destinado suficiente financiación a la aplicación adecuada de la ley en los casos de contaminación y sobreexplotación”, anota el organismo internacional.
“Pese a que los preceptos legales sean de suma importancia, la reglamentación, la monitorización, al igual que los incentivos coherentes son esenciales en la región, no solo para garantizar que el papel y el valor del agua se aprecien más, sino también para prevenir su sobreexplotación y contaminación, especialmente en un contexto de creciente inestabilidad climática”, añade.
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El análisis también enfatiza que los riesgos asociados con una “creciente escasez” del agua, las inundaciones y el cambio climático conllevan un coste mayor para las operaciones, cortes en la cadena de suministro, interrupciones en el aprovisionamiento de agua, barreras para el crecimiento y daños reputacionales. Así que prevé que la economía circular abordará pronto el acceso a este recurso.
“Esta economía circular valorará el agua hasta el punto de que cada litro se vuelva a utilizar una y otra vez, convirtiendo el agua misma en parte de la infraestructura más que en un recurso consumible”, se advierte. N