LA GENTE de derecha está de acuerdo en que los niños no deberían tener acceso al material para adultos en línea. Pero ¿hay una manera de hacer eso en concordancia con los principios conservadores?
Leamos a continuación las reflexiones de dos expertos en el tema.
LA CIENCIA DICE QUE LA PORNOGRAFÍA ES UN PROBLEMA ENORME; LOS LEGISLADORES DEBEN DEJAR DE IGNORARLA
El crecimiento de la pornografía en línea en las últimas décadas ha sido abrumador. Según algunos cálculos, la industria pornográfica tiene un valor cercano a los 100,000 millones de dólares. ¿Cuáles han sido sus efectos?
Para empezar, un aumento escandaloso en la cantidad de adictos a la pornografía. Las encuestas a adolescentes y estudiantes universitarios muestran que el 60 por ciento o más admitió haber usado pornografía por lo menos semanalmente. Dados los sondeos recientes de escaneos cerebrales, se ha vuelto difícil clasificar este tipo de comportamiento como algo que no sea una adicción.
La pornografía también se ha vuelto más violenta. Los estudios hallaron que hasta 88 por ciento de los videos pornográficos más populares contienen violencia física, y 49 por ciento contiene agresiones verbales.
Una revisión académica en 2016 de 20 años de investigación halló que los estudios revisados “tendían a mostrar que el consumo de pornografía entre adolescentes estaba relacionado con”, entre otras cosas, “una posibilidad más alta de participar en agresiones sexuales, así como de sufrirlas, principalmente entre las adolescentes femeninas”.
Otra revisión de 135 estudios halló “evidencia constante” de que la exposición a la pornografía está asociada directamente con “niveles más altos de insatisfacción corporal, mayor cosificación del propio ser, mayor apoyo a las creencias sexistas y a creencias sexuales antagonistas, y una mayor tolerancia a la violencia sexual contra las mujeres”. Lo más angustiante es que el crecimiento de la industria pornográfica también ha llevado directamente a la explotación de mujeres y niñas a través de la trata de blancas.
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Dieciséis estados de Estados Unidos han declarado correctamente que la ubicuidad de la pornografía en línea es una crisis de salud pública. Aun así, algunas personas, incluidos conservadores proclamados, dicen que no es posible un remedio gubernamental.
Algunos objetan que los legisladores no pueden hacer algo, dado que la pornografía entra en las protecciones de la Primera Enmienda. Es difícil decir de dónde se sacan esta idea. No es por originalismo; las leyes contra la obscenidad son tan viejas como el país. Ni siquiera es el precedente de la Corte Suprema actual. Caso tras caso, incluido el famoso Miller v. California, han afirmado que el “material obsceno no está protegido por la Primera Enmienda”.
Pero, como protestan los partidarios de la pornografía, ¿qué hay de Reno v. ACLU? Ese caso dictaminó las disposiciones contra la pornografía de la Ley de Decencia en Comunicaciones. Decidido en 1997, uno de sus argumentos claves fue que “internet no es tan ‘invasiva’ como la radio y televisión”. Hoy, esa noción es risible.
Pero incluso en Reno, la Corte, en una opinión de mutuo acuerdo, esbozó un camino constitucional a seguir: “zonificar” internet para proteger a los niños. Esto podría funcionar al “exigir a los usuarios de internet que introduzcan información sobre sí mismos —tal vez un número de identificación adulta o el número de una tarjeta de crédito— antes de que puedan acceder a ciertas áreas del ciberespacio”.
La industria pornográfica sabe que provee contenido sexualmente explícito a niños, pero casi no ha hecho nada para evitarlo. El principal conglomerado de sitios web porno, MindGeek, se niega a instrumentar incluso el más básico sistema de verificación de edad para sus usuarios. Y los sitios que contienen pornografía subida por los usuarios no solo no verifican la edad de sus espectadores, tampoco verifican la edad de quienes lo suben.
No toleramos este tipo de comportamiento entre los distribuidores de cigarrillos, los distribuidores de alcohol o los sitios de apuestas. ¿Por qué simplemente nos hacemos de la vista gorda cuando se trata de la pornografía?
La ley actual prohíbe la distribución a conciencia de contenido obsceno a niños. Este estatuto podría (y debería) aplicarse a los sitios porno. Pero no es suficiente. Entonces, hagamos la ley clara: los distribuidores de pornografía en línea deben instrumentar una verificación de edad para evitar que los niños accedan a su material; de lo contrario, serán responsables ante la Corte.
La solución obvia es hacer la inmunidad de la Sección 230 —la cual protege a los sitios porno y otras compañías de internet en contra de la responsabilidad civil por el contenido publicado en sus plataformas— condicional a la instrumentación de una verificación de edad. Una encuesta reciente, comisionada por mi organización, el Proyecto de Principios Americanos, muestra cómo dicha política es popular entre los estadounidenses. De 7,000 votantes en diez estados, 82 por ciento dijo que apoyaba el exigirles a los distribuidores de pornografía que verifiquen la edad de sus usuarios. Esto incluye mayorías abrumadoras en todo subgrupo económico, étnico, político e ideológico que sondeamos.
Apoyar la verificación obligatoria de edad en los sitios porno es una obviedad política. Todo lo que se necesita ahora es un líder con el valor para asumirlo.
PROHIBIR LA PORNOGRAFÍA ES UNA MALA IDEA; HAY OTRAS MANERAS DE MEJORAR INTERNET
Por Brandi Love
Algunos conservadores todavía están empecinados en prohibir la pornografía en línea.
Matt Walsh, un columnista de Daily Wire y un guerrero cultural si es que los hay, quiere que el Estado “tenga una participación” en regular el contenido adulto. Sohrab Ahmari, editor de artículos de opinión para New York Post, insiste en que el contenido adulto “no es libertad de expresión, en la red u otro lugar”. Josh Hammer, editor de opinión de Newsweek, lamentó en First Things que “la autoproclamada vanguardia ‘conservadora’ inclinada a la libertad defiende el libertinaje mediante invocar el manto de la libertad”.
Y Terry Schilling, director ejecutivo del Proyecto de Principios Americanos, ha pasado una buena parte de su carrera discutiendo sus preocupaciones sobre el entretenimiento para adultos y, más específicamente, el acceso a este.
Soy conservadora constitucional. Soy cristiana. En ocasiones soy columnista de The Federalist, cuyos artículos han sido editados o rechazados por ser demasiado conservadores. También he recibido muchos premios y estoy en el Salón de la Fama del entretenimiento para adultos. Soy una defensora del entretenimiento para adultos. Pero en realidad tengo más en común con personas como Matt Walsh y Terry Schilling que las diferencias que tengo con ellos.
Aun cuando reconozco la investigación y perspectiva de Terry, lo cierto es que su labor es un ataque a la Declaración de los Derechos Humanos. Va en contra de la libertad. Esas no son posturas que deberían asumir los conservadores constitucionales. Siempre debemos pecar de más libertad.
Terry y otros citan el crecimiento enorme, y consumo, de contenido adulto en línea como algo negativo. Yo lo veo como capitalismo: el libre mercado trabajando a la perfección. Es un producto legal que experimenta una tendencia de crecimiento en la que tanto el consumidor como el productor se benefician; ¿no es eso la libertad?
Aún más, si vamos a ser intelectualmente honestos, debe haber un acuerdo en este hecho: hay la misma cantidad de investigaciones que muestran que el entretenimiento para adultos tiene efectos neutros, o incluso positivos, que de investigaciones que muestran que tiene efectos negativos.
He aquí unos pocos ejemplos que muestran los efectos neutros o positivos:
Archives of Sexual Behavior (2008): “Self-Perceived Effects of Pornography Consumption” (Archivos de comportamiento sexual: Efectos autopercibidos del consumo de pornografía, traducción no oficial).
International Journal of Law & Psychiatry (2009): “Pornography, Public Acceptance & Sex Related Crime: A Review” (Revista internacional de derecho y psiquiatría: Pornografía, aceptación pública y crimen relacionado con el sexo: una revisión, traducción no oficial).
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European Journal of Developmental Psychology (2014): “Online Pornography Use in Adolescence: Age and Gender Differences” (Revista europea de psicología del desarrollo: Consumo de pornografía en línea en la adolescencia: diferencias de edad y género, traducción no oficial).
The Journal of Sex Research (2016): “Adolescents and Pornography: A Review of 20 Years of Research” (La revista de investigación sexual: Adolescentes y pornografía: una revisión de 20 años de investigaciones, traducción no oficial).
En la mayoría de los casos, quienes buscan conectar la pornografía con incontables males tienen motivos ideológicos. El total de la investigación científica simplemente no apoya sus conclusiones.
Les guste o no, el entretenimiento para adultos es un asunto resuelto. Como escribí en The Federalist, la Corte Suprema ha sido clara. Afortunadamente, ustedes no serán capaces de abolir el entretenimiento para adultos.
Mucha de, si no es que toda, la indignación alrededor del entretenimiento para adultos deriva del asunto del acceso. En este punto, Terry y yo estamos de acuerdo. Solo tenemos que resolver nuestras diferencias sobre cómo solucionar el asunto.
En mi opinión, el problema se deriva de un monstruo de tres cabezas:
1. La Ley de Derechos de Autor de la Era Digital (DMCA)
2. Los sitios web que permiten contenido subido por los usuarios
3. Una falta de leyes escritas para abordar en verdad los problemas
Según las normas actuales y en cumplimiento de la ley (DMCA), las plataformas, desde PornHub hasta Twitter, Reddit y demás, se benefician directa o indirectamente de contenido pirateado por usuarios anónimos.
Mientras tanto, estos sitios no hacen algo para evitar que los menores de edad tengan acceso a contenido para adulto. ¿Por qué deberían hacerlo? No están obligados a hacerlo. Como resultado, cualquier niño de 11 años con un teléfono inteligente puede ver material explícito.
¿Cómo es esto posible? Desgraciadamente, en este momento, el gobierno federal en gran medida ha evitado abordar este asunto mientras que, al mismo tiempo, les da a estos mismos sitios una inmunidad de responsabilidad civil a través de un estatuto conocido como Sección 230.
Una solución, que promueven Terry y el Proyecto de Principios Americanos, sería enmendar la Sección 230 para hacer que la inmunidad de responsabilidad civil sea meramente condicional. Los sitios para adultos perderían sus protecciones si no pueden prevenir que los niños suban o accedan a material ilícito, dándoles a las víctimas y los padres el derecho a demandar.
No estoy en favor de esa solución por tres razones. Primera, cuando te acercas a una industria o persona y dices: “Mi solución al problema del que estamos de acuerdo es dejarte abierto a demandas interminables”, la conversación se terminó. Así no es como obtienes amigos o influyes en la gente. Segunda, oigo a los conservadores argumentar correcta, y continuamente, que necesitamos una aplicación igual de la ley. Esto daría un trato especial a los sitios para adultos y aplicaría una ley de forma desigual. Tercera, en realidad no resuelve el problema: es un castigo, pero no una solución. Peor aún, es corta de miras e ignora los avances seguros y futuros en la tecnología.
Más bien, apoyo la implementación de un sistema de “identificación digital”. La identificación digital básicamente es una versión en línea de lo que todos los adultos portan en su cartera. Su propósito sería verificar la identidad en línea de un individuo en cualquier plataforma que les permita a los usuarios subir contenido de cualquier tipo. También se le exigiría a cualquier plataforma o sitio web que ofrezca productos o servicios que tengan una restricción de edad, como las apuestas en línea, ventas de alcohol, venta de productos con nicotina y tabaco y el consumo de entretenimiento para adultos.
La identificación digital también sería útil para abordar otros problemas en línea, como el acoso cibernético y el doxxing, los cuales son motivados por el anonimato total. ¿Quieren arreglar nuestra atmósfera polarizada? Hagan que los troles odiosos se identifiquen y actúen como seres humanos.
Como conservadores atrapalotodos —y créanme, hay muchas personas en mi mundo ¡que apoyan al presidente Donald Trump!— deberíamos ser capaces de unirnos y mejorar la política de internet para todos. Nunca estaremos de acuerdo en prohibir la pornografía; eso es ridículo. Pero si podemos resolver nuestras diferencias es hora de que sigamos adelante y hagamos algo. N
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Terry Schilling es el director ejecutivo del Proyecto de Principios Americanos.
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Brandi Love ha sido premiada muchas veces y está en el Salón de la Fama del entretenimiento para adultos y reside en Raleigh, Carolina del Norte.
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Las opiniones expresadas en estos artículos son responsabilidad de los autores.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek