ARTÍCULO DE OPINIÓN
Arbitraria y demagógica es la reforma de Bonilla para reducir a la mitad el financiamiento a partidos políticos, como lo fue otra para eliminar a los diputados de lista.
Ambas son contrarias a lo establecido en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y tienen como finalidad colocar en desventaja a los partidos de oposición y constituir un partido hegemónico desde el poder presidencial y control gubernamental de los programas asistencialistas.
La Morena de Bonilla tiene en su ADN político a un dinosaurio autoritario que pretende controlar a las masas mediante dádivas y controles presupuestales y el sometimiento de los sectores productivos al presidente y a los gobernadores.
Es el retorno de los brujos, y con ellos, a un pasado autoritario y centralista.
Morena implica un presidencialismo sin límites ni contrapesos, y en donde los gobernadores se convierten en caciques para someter a la sociedad y a las fuerzas opositoras.
La propuesta de reducir el 50 por ciento a los partidos no es justa ni equilibrada, ya que en el fondo pretende consolidar la prevalencia del partido en el poder y colocar en franca desventaja a los partidos de oposición.
Actualmente, Morena recibe 54 millones 11 mil pesos para sus actividades ordinarias; el PAN, 31 millones 137 mil; PRI, 12 millones 805 mil; PRD, 15 millones 843 mil; PT, 10 millones, 106 mil; el PBC 11 millones 666 mil; MC 14 millones 242 mil y el PES de Baja California, 3 millones 059 mil 487.67.
Esto implicaría que de aplicarse esta medida, Morena se quedaría con 25 millones 925 mil 658 pesos de gastos ordinarios, mientras que al PRD le corresponderían solo 7 millones 604 mil 860 pesos. El PT contaría con 4 millones 851 mil 332 pesos para sus actividades y el PES con un millón 468 mil 553 pesos.
Esta clara inequidad se reflejaría también en el presupuesto para las campañas. Morena tendría más del doble de recursos que todos los partidos políticos, más el uso del aparato de gobierno para apalancar a sus candidatos a cargos de elección popular, quienes además podrán reelegirse sin separarse de sus cargos.
Por otra parte, debemos recordar que a nivel mundial, en todas las democracias modernas, las minorías tienen acceso de integración al poder legislativo, en claro reconocimiento a que las minorías tienen derecho a estar representados.
Por estas razones es que estamos en contra de esta reforma absolutista de Morena que pretende el restablecimiento de un modelo político, centralista, monolítico y autoritario, en donde las oposiciones no tengan voz, ni representación, mientras el partido en el poder cuenta con mayores recursos económicos.
Es cada vez más evidente que el dinosaurio tricolor no murió, sino que mutó en un dinosaurio morenista.
*Abraham Correa es ex dirigente del Partido de la Revolución Democrática en Baja California.