En todo el orbe, por lo menos 80 millones de niños menores de un año se encuentran en riesgo de contraer difteria, sarampión y poliomielitis como consecuencia de la interrupción de campañas de inmunización sistemática derivada de la pandemia por el COVID-19.
Además, según estudios recientes de la universidad London School of Hygiene & Tropical Medicine, si se trata de evitar el contagio de COVID-19 deteniendo la inmunización rutinaria, por cada muerte que se evitaría por coronavirus se producirían más de 100 fallecimientos derivados de enfermedades prevenibles por vacunación.
Desde marzo de 2020, los servicios sistemáticos de inmunización infantil se encuentran interrumpidos a una escala mundial que probablemente no tiene precedentes desde que comenzaron los programas ampliados sobre inmunización (PAI), en 1970.
De los 129 países de los que hay datos disponibles, en más de la mitad (53 por ciento) se registraron interrupciones entre moderadas y graves o la suspensión total de los servicios de vacunación durante los meses de marzo y abril de 2020, según indican cifras de la Organización Mundial de la Salud, Unicef, Gavi y el instituto para las vacunas Sabine Vaccine Institute.
Por ello, estos mismos organismos lanzaron una advertencia, a propósito de la Cumbre Mundial sobre las Vacunas que se celebrará el 4 de junio y que reunirá a los dirigentes mundiales, para tratar de mantener los programas de inmunización y mitigar el impacto de la pandemia sobre los países de bajos ingresos.
“La inmunización es uno de los instrumentos de prevención de enfermedades más poderosos y fundamentales de la historia de la salud pública”, asegura Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud.
“La interrupción de los programas de inmunización por la pandemia del COVID-19 podría paralizar décadas de avances contra enfermedades que pueden evitarse con vacunas, como el sarampión.
“El próximo 4 de junio, en la Cumbre Mundial sobre las Vacunas de Londres, los donantes se comprometerán a dar apoyo a Gavi, la Alianza para las Vacunas, a fin de mantener y acelerar esta labor vital en algunos de los países más vulnerables. Desde lo más profundo de mi corazón, insto a los donantes a financiar plenamente la Alianza. Estos países y, en especial, estos niños, necesitan las vacunas y necesitan a Gavi”.
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Sobre la suspensión de las campañas de inmunización sistemática, Felipe Carvalho, portavoz de la campaña de Médicos Sin Fronteras para Latinoamérica (MSF), comenta a Newsweek México que hoy se podría pensar en una “doble carga” de los sistemas de salud. Por un lado, la pandemia de COVID-19 y, por otro, los brotes de enfermedades prevenibles por vacunación.
“Si bien el mantenimiento de los servicios de inmunización en este momento puede parecer una carga adicional, la situación será aún peor si los países tienen que lidiar con el COVID-19 y uno o más brotes de otra enfermedad, ya sea sarampión, meningitis, cólera o una gran cantidad de otros”.
Carvalho explica que, desde la experiencia de los programas médicos de MSF, han visto escenarios similares. Por lo que, señala, durante emergencias humanitarias o desastres naturales, la interrupción de los servicios de inmunización, incluso durante breves periodos, puede conducir al aumento de la probabilidad de desarrollar brotes de enfermedades como el sarampión o la meningitis.
“Dichos brotes pueden provocar el aumento de la enfermedad y hasta la muerte, predominantemente en bebés y otros grupos vulnerables”.
LAS RAZONES DE LA INTERRUPCIÓN
Las razones que explican la interrupción de los servicios varían. De acuerdo con las organizaciones internacionales, algunos padres se muestran reacios a salir de sus casas por las restricciones a los desplazamientos, la falta de información o porque temen infectarse con el virus del COVID-19.
Además, no todos los trabajadores sanitarios están disponibles debido a las restricciones a los viajes o por haber sido reubicados para dedicarse a las labores de respuesta al COVID-19. En otros casos, hay escasez de equipos de protección, según se ha informado.
“Un número sin precedentes de niños en un número sin precedentes de países están ahora protegidos contra un número sin precedentes de enfermedades prevenibles por vacunación”, afirma Seth Berkley, director ejecutivo de Gavi.
“Debido al COVID-19, este gran avance está en peligro, ya que existe el riesgo de que reaparezcan enfermedades como el sarampión y la poliomielitis. Mantener los programas de inmunización no solo servirá para evitar más brotes, sino también para asegurarnos de que contamos con las infraestructuras necesarias para introducir una vacuna para el COVID-19 a escala mundial”.
A esto se suman los retrasos en el transporte de las vacunas. La Unicef ha denunciado el considerable retraso de los envíos de vacunas programados debido a las medidas de aislamiento y la consiguiente disminución de los vuelos comerciales.
Lo anterior ha hecho que la Unicef inste a los gobiernos, al sector privado y al sector aéreo, entre otros, a liberar espacio de carga a un coste asequible para poder distribuir estas vacunas salvavidas.
El portavoz de MSF explica que, desde el 1 de mayo, docenas de países están corriendo riesgos debido a los retrasos en los envíos de vacunas. El mayor peligro está en 26 países a los que es difícil llegar derivado de las limitadas opciones comerciales y de carga.
“Entre estos, al menos cinco países experimentaron brotes de sarampión en 2019 y muchos más siguen en riesgo”, expone Felipe Carvalho.
En tanto, Gavi formó un acuerdo con la Unicef para proporcionar un anticipo de fondos destinado a sufragar los costes de carga para la distribución de vacunas, en vista de la reducción del número de vuelos comerciales disponibles para su transporte.
“No podemos permitir que nuestra lucha contra una enfermedad vaya en detrimento de los avances conseguidos a largo plazo en nuestra lucha contra otras enfermedades”, declara Henrietta Fore, directora ejecutiva de la Unicef.
“Disponemos de vacunas efectivas contra el sarampión, la poliomielitis y el cólera. Aunque es posible que las circunstancias nos obliguen a interrumpir temporalmente algunos esfuerzos de vacunación, las inmunizaciones deben reanudarse lo antes posible, o nos arriesgaremos a que, a cambio de un brote mortal, aparezca otro”, añade.
En tanto, la OMS publicará una nueva guía para los países acerca del mantenimiento de los servicios esenciales durante la pandemia con recomendaciones sobre la prestación de servicios de inmunización en condiciones de seguridad.
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Muchos países también han suspendido de manera temporal y justificada las campañas de vacunación a gran escala para enfermedades como el cólera, la meningitis, el tétanos, la fiebre tifoidea y la fiebre amarilla, debido al riesgo de transmisión y a la necesidad de mantener el distanciamiento físico durante las fases tempranas de la pandemia por COVID-19.
LAS CAMPAÑAS MÁS PERJUDICADAS
En este trance, las campañas de vacunación contra el sarampión y la poliomielitis han sido las más perjudicadas.
Las cifras indican que las campañas contra el sarampión se han suspendido en 27 países, mientras que las de la poliomielitis se han aplazado en 38. En tanto, aproximadamente 24 millones de personas de 21 países de bajos ingresos que cuentan con el respaldo de Gavi están en peligro de dejar de recibir las vacunas contra la poliomielitis, el sarampión, la fiebre tifoidea, la fiebre amarilla, el cólera, el rotavirus, el virus del papiloma humano, la meningitis A y la rubeola, debido al aplazamiento de las campañas y a la introducción de vacunas nuevas.
Hacia finales de marzo pasado, la OMS emitió la recomendación de suspender temporalmente las campañas de vacunación, esto mientras se realizaban evaluaciones de riesgo y se establecían medidas efectivas para reducir la propagación del virus del COVID.
Desde entonces, la misma organización ha mantenido una supervisión y ha emitido recomendaciones para ayudar a los países a determinar cómo y cuándo reanudar las campañas de vacunación en masa.
Dentro de las recomendaciones, se ha pedido llevar a cabo evaluaciones de riesgos específicas basadas en las dinámicas locales de transmisión del COVID-19, las capacidades del sistema de la salud y los beneficios que las campañas de vacunación tienen para la salud pública como forma de prevención y respuesta al brote.
Recientemente también se ha pedido a los países reanudar las campañas de vacunación contra la poliomielitis en condiciones de seguridad, especialmente allí donde existe un alto riesgo de que se registren brotes de esta enfermedad.
“MSF, en todos sus programas en todo el mundo, se está adaptando a los desafíos que trae esta nueva pandemia a medida que nuestros equipos saben cuán devastadoras pueden ser las enfermedades prevenibles por vacunación como el sarampión y los problemas de salud posteriores, como las infecciones respiratorias graves como la neumonía y la desnutrición, para las personas y las comunidades, así como para los sistemas de salud ya tensos.
“Por eso que organizaciones como MSF pueden ayudar a las autoridades locales a mantener las actividades de vacunación, buscando e implementando las estrategias correctas, así como las medidas de protección adecuadas, de modo que la inmunización se pueda mantener y realizar de manera segura para todos”, concluye Carvalho.