El Parlamento turco autorizó este jueves el envío de tropas a Libia para apoyar al gobierno reconocido por la ONU, una medida que podría agravar el conflicto fratricida que desgarra a ese país.
Un total de 325 diputados votaron a favor y 184 en contra de esta intervención, según el presidente de la Asamblea Nacional turca, Mustafá Sent. El mandato autoriza al ejército turco a intervenir en Libia durante un año.
El texto fue presentado por el presidente Recep Tayyip Erdogan, cuyo partido, AKP, cuenta con mayoría parlamentaria junto el ultranacionalista MHP.
Ayuda militar
Erdogan y el jefe del Gobierno de Unidad Nacional (GNA), Fayez Al Sarraj, firmaron un acuerdo de cooperación militar y de seguridad a fines de noviembre.
El jefe de Estado turco ha declarado en varias ocasiones que su país estaba decidido a ayudar militarmente al GNA de Sarraj, reconocido por Naciones Unidas y enfrentado a una ofensiva de un poderoso rival, el mariscal Jalifa Haftar.
Desgarrada por los conflictos internos desde la caída del régimen de Muamar Gadafi, en 2011, Libia es también escenario de una lucha de influencias entre Turquía, que apoya al GNA, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Egipto, tres rivales regionales de Ankara que apoyan al mariscal Haftar.
Poco después de la votación, la presidencia turca anunció que Erdogan había conversado por teléfono con su homólogo estadounidense, Donald Trump, para tratar sobre Libia, pero no aportó más detalles.
El visto bueno del Parlamento “es una etapa importante para garantizar la paz y la estabilidad en Libia y para defender nuestros intereses en África del Norte y en el Mediterráneo”, declaró el portavoz de Erdogan, Ibrahim Kalin, tras la votación.
¿Tropas o sólo consejeros?
Los observadores se preguntan ahora si Turquía planea enviar fuerzas de combate a Libia, o si ese despliegue se limitará a proveer “consejeros militares”.
El miércoles, el vicepresidente turco, Fuat Oktay, afirmó que el ejército estaba “listo” pero subrayó que la naturaleza y la amplitud del despliegue serían decididos según “los acontecimientos sobre el terreno”.
Agregó que Ankara espera que la adopción del texto tenga un efecto disuasivo.
Dificultades para Turquía
Además de las dificultades propias del despliegue de tropas en un país que no es fronterizo, a diferencia de Siria, donde Turquía interviene actualmente, el envío de soldados a Libia estaría acompañado del riesgo de un incidente con Rusia.
Aunque Moscú lo desmiente, el emisario de la ONU en Libia, Ghasan Salamé, y el presidente Erdogan afirman que mercenarios rusos combaten junto a las fuerzas de Haftar, que desde abril intentan apoderarse de Trípoli.
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El presidente ruso, Vladimir Putin, tiene previsto viajar el miércoles a Turquía para inaugurar un gasoducto con su homólogo turco, en lo que será una ocasión para que ambos hablen del caso libio.
La supervivencia del GNA es fundamental para Ankara, que acaba de firmar un acuerdo de delimitación marítima que permite a Turquía hacer valer sus derechos en extensas zonas del Mediterráneo Oriental ricas en hidrocarburos, codiciadas por otros países como Grecia, Egipto, Chipre o Israel.
Egipto, que apoya a Haftar, condenó “con firmeza” la decisión del Parlamento turco, y consideró que una intervención de Ankara “tendría un impacto negativo para la estabilidad en el Mediterráneo”.
Reacción de Estados Unidos
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró este martes ante su homólogo de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, que “la injerencia extranjera está complicando la situación en Libia”, horas después de que el Parlamento turco autorizase el envío de tropas al país norteafricano.
La Casa Blanca ha informado en un comunicado de una conversación telefónica en la que Trump y Erdogan han hablado de “temas bilaterales y regionales”, entre ellos la guerra de Siria. En este asunto, ambos han coincidido en la necesidad de rebajar las tensiones en la región de Idlib para “proteger los civiles”.