Para muchas personas, que se les ocurra una idea para un gran negocio —o cualquier tipo de idea, de hecho— es un misterio. Pero para Rob Walker, el autor del nuevo libro The Art of Noticing, la clave de la creatividad comienza con hacer observaciones sencillas.
Por ejemplo, el fundador de la cadena de artículos de oficina Staples inició un negocio que llegó a valer miles de millones de dólares después de notar que no podía comprar una cinta para máquina de escribir —¿la recuerdas?— en domingo.
Y los fundadores de Uber y Lyft se llevaron el premio gordo de la compartición de autos porque no podíamos hallar un taxi cuando lo necesitábamos. Ellos notaron eso.
Lo siguiente son consejos del libro de Walker. Tal vez te ayuden a descifrar el código. O por lo menos te ayuden a hallar un poco de paz en tu frenético día a día.
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Posiblemente no necesites ser convencido de que vivimos en una era de máxima distracción, acosados por mensajes y actualizaciones, atribulados por la sensación de que, si no sabemos el tema candente más reciente, nos quedaremos atrás. Incluso si logramos prestarle atención a algo especial, inusual o idiosincrático, el simple hecho de que nadie más hable de ello puede hacerlo parecer poco importante.
Eso es un error. Notar las cosas que todos dan por sentadas —y que podrían ser mejoradas, amplificadas, readaptadas o remplazadas— a menudo es el primer paso a la innovación.
A veces son las observaciones más cotidianas las que dan fruto. Por ejemplo, el ingeniero suizo George de Mestral una vez se interesó en cómo ciertos erizos se pegaban a su ropa al caminar por la naturaleza. Eso no está exactamente hirviendo de potencial como tema del momento, pero llevó a la invención del sistema de fijación con ganchillos y bucles que ahora conocemos como velcro.
El progreso requiere de atención. Y eso significa darte permiso para desconectarte de lo que opinan todos sobre las noticias del momento y atender a la inspiración que se esconde a plena vista.
La conexión entre la concienciación y el enfoque determinado que requiere el éxito —un tropo del mundo empresarial por años— nunca ha sido más popular. Y la investigación ha mostrado cómo la curiosidad beneficia la toma de decisiones y creatividad.
Aun así, los sondeos también sugieren que la mayoría de los trabajadores sienten que su curiosidad no es incentivada. Los gerentes deberían incentivar la atención creativa y curiosidad; pero, por otra parte, no necesitamos la atención de nadie para notar lo que notamos. El diseñador Tony Fadell ha hablado de cómo conservar una visión original, externa, guio su trabajo en el iPod y luego del termostato Nest. “Es ver el problema invisible, no solo el problema obvio, eso es importante”, ha dicho, y esta habilidad no es necesariamente algo con lo que naces: “Tuve que trabajar en ella”.
Entonces, ¿cómo hacemos eso? Una estrategia es desafiarte para ver el mundo de maneras diferentes cada día, formar hábitos que fortalezcan tu capacidad de atención. Piénsalos como pies, provocaciones o incluso juegos. He aquí tres ejemplos.
REEMPLAZA “ES” POR “PODRÍA SER”
Adam Grant, psicólogo y profesor de la Escuela Wharton, una vez describió los beneficios de “pensar en condicionales en vez de absolutos”. Señaló un experimento que ponía a prueba si los sujetos, divididos en dos grupos, podían descifrar usos alternativos para los objetos: por ejemplo, deducir que una banda elástica podía usarse para borrar un error hecho con lápiz. A un grupo le dieron una definición estrecha y específica: “Esto es una banda elástica”. El otro grupo oyó descripciones que eran más abiertas: “Esto podría ser una banda elástica”.
El segundo grupo, explicó el Sr. Grant, fue preparado así para pensar condicionalmente: no para ver lo que es, sino lo que podría ser. En el grupo de pensadores condicionales, alrededor de 40 por ciento se percató de que una goma elástica también se podía usar como goma de borrar; en el grupo que recibió descripciones estrechas, solo 3 por ciento tuvo la misma revelación.
Los diseñadores a menudo son muy buenos en este tipo de pensamiento y, de hecho, este experimento me hizo pensar en un conocido mío que se hace llamar Rotten Apple (manzana podrida). Es un diseñador cuyo trabajo incluye “intervenciones” a pequeña escala, pero altamente creativas que transforman los desechos urbanos obviados en elementos útiles o atractivos del ambiente pedestre. Por ejemplo, un asiento de presión podría convertir un puesto de bicicletas en una silla improvisada, y las tablas de cortar desechadas podrían convertirse en tableros de ajedrez e instalarse sobre los hidrantes para incendios.
En un nivel más práctico, todo el ecosistema de las aplicaciones para teléfonos inteligentes está construido sobre millones de respuestas a lo que podría ser un teléfono. Ahora damos por sentado que el dispositivo puede servir como un mapa, un libro, una radio, un reloj de alarma, una grabadora, una cámara, etcétera. Un ejemplo memorable, Ocarina, del fabricante de aplicaciones Smule, vinculó el micrófono y la pantalla táctil de un iPhone para convertirlo en un instrumento similar a una flauta.
Eso es un pensamiento condicional impresionante. Pero no tienes que ser un diseñador para explotar esta estrategia: el solo buscar una respuesta puede cambiar y ampliar tu visión.
CAMBIA TU RUTA
El arte de notar lo que los demás obvian consiste en parte en fomentar el hábito de prestar atención. Pero también puede consistir en romper hábitos. Piensa en cómo vas al trabajo: lo haces de la manera más eficiente todos los días, ¿verdad? Y eso tiene sentido. Pero también es porque estás en piloto automático durante ese tiempo, totalmente habituado a la rutina.
A veces vale la pena hacer un esfuerzo para salirte de tu camino, aconseja Jim Coudal, cuya firma de diseño, Coudal Partners, con oficinas en Chicago, es mejor conocido por su papel en crear las populares libretas Field Notes. Cada cierto tiempo, trata de tomar una ruta diferente y del todo ineficiente al trabajo. “Las rutas nuevas hacen travesías más activas y curiosas”, explica.
El principio también se aplica más ampliamente: si ya sabes cómo resolver un problema con un método comprobado, ve si puedes resolverlo de una manera nueva: “Nunca sabes lo que encontrarás en una ruta poco familiar”. Date la oportunidad de ver el mundo como lo haría alguien de fuera.
Piensa en Mary Anderson, oriunda de Alabama, quien, en una visita a Nueva York en 1903, se percató de la dificultad que tenía un conductor de tranvía para mantener las ventanillas de su vehículo libres de escarcha en un día invernal. Los lugareños se habían acostumbrado a este problema y ni siquiera pensaban en ello; Anderson no lo había hecho, razón por la cual fue capaz de soñar y patentar el limpiaparabrisas.
HALLA ALGO DE QUÉ QUEJARTE
Quejarse tiene mala reputación. Pero si nadie se quejara, nada se mejoraría. El truco está en convertir la negatividad en un medio, no un fin. James Murphy, el fundador de la banda LCD Soundsystem, le contó al entrevistador Terry Gross que se percató de que, en vez de lamentar los fracasos de otras bandas, debía enfocarse en hacer la música que quería oír.
En un espíritu similar, el autor y gurú del mercadeo Seth Godin sugiere una forma positivamente negativa de ir por allí mirando el mundo: pregúntate “¿Qué está roto?”. En otras palabras, ¿qué, entre todo lo que encuentras, podría mejorarse? La respuesta podría ser las regaderas, los cierres de pantalones, las filas en las cajas, el área de taxis en el aeropuerto, el puesto de una franquicia en el cine y demás. “Alrededor de nosotros hay este potencial enorme —potencial oculto— de reparar las cosas”, asegura.
Los servicios para compartir auto como Uber y Lyft, por ejemplo, han sido aceptados por los consumidores porque muchas personas veían los servicios de taxis como muy poco confiables. Lo más importante es enfocarte en tu juicio, no en el de la multitud. (Después de todo, muchas personas no se percataron de que el sistema de taxis no era confiable hasta que vieron una alternativa clara.) Es precisamente la cosa que identificas como rota —grande o pequeña— la que te da la oportunidad de marcar una diferencia.
Así, busca la cosa peor, la cosa más rota, la cosa que es tan mala que te enfurece. Y deja que te inspire cómo remediarla.
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Adaptado de The Art of Noticing, por Rob Walker. Derechos reservados © 2019 por Rob Walker. Acaba de ser publicado por Knopf. Prohibida su reproducción sin la autorización escrita de la editorial.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek