Un estudio afirma que los adultos que fueron bebés prematuros o tuvieron bajo peso al nacer experimentan dificultades para encontrar parejas románticas, tener relaciones sexuales y procrear hijos.
Los autores de la investigación analizaron los datos de 21 estudios que incluyeron una población total de 4.4 millones de adultos nacidos prematuramente [pretérmino] o con bajo peso, y publicaron sus hallazgos el viernes 12 de julio en la revista JAMA Network Open. El metaanálisis abarcó estudios que se llevaron a cabo en Alemania, Dinamarca, Noruega, Suecia, Finlandia, Reino Unido, Holanda, Israel, Canadá, Estados Unidos, Nueva Zelanda y Australia.
Investigaciones precedentes han establecido que los adultos que nacieron antes del término habitual del periodo de gestación tienen un mayor riesgo de desarrollar discapacidades, dificultades neurocognitivas, problemas de aprendizaje y trastornos de salud mental. En promedio, estos individuos también exhiben una mayor tendencia a la timidez y al aislamiento social, además de que suelen ser excesivamente controladores, evitan correr riesgos y buscan más oportunidades de diversión.
El equipo de la Dra. Marina Mendonça, investigadora del Departamento de Psicología en la Universidad de Warwick, Reino Unido, esperaba que la investigación ayudara a esclarecer la percepción generalizada de que estos adultos tienen dificultades con las experiencias propias de la edad adulta.
Estos científicos encontraron que, comparados con las personas nacidas a término, los individuos que habían nacido prematuramente eran menos propensos a formar parejas románticas, a tener relaciones sexuales o a procrear descendencia. En términos generales, los adultos pretérmino mostraron 28 por ciento menos probabilidades de establecer relaciones románticas y 22 por ciento menos probabilidades de ser progenitores, mientras que 57 por ciento de la población analizada mostró menos probabilidades de llegar a tener una pareja sexual.
No obstante, los investigadores hallaron también que, cuando las personas prematuras establecían relaciones románticas o hacían amigos, esos vínculos era igual de fuertes que en los nacidos a término.
En una declaración para Newsweek, Mendonça, quien trabaja en un proyecto llamado Investigación de niños y adultos europeos nacidos pretérmino, precisó: “Estas asociaciones estuvieron presentes tanto en hombres como en mujeres, y se hacían más fuertes conforme disminuía la edad gestacional. Esto significa que las probabilidades de formar una pareja romántica o de procrear hijos eran mucho menores en los adultos nacidos de manera extremadamente prematura. Y así, por ejemplo, los individuos que fueron en extremo prematuros exhibieron 3.2 veces menos probabilidades de llegar a tener relaciones sexuales respecto de las personas nacidas a término”.
Mendonça agregó que uno de los hallazgos más sorprendentes fue que esta correlación no arrojó diferencia alguna entre los participantes más jóvenes (de 18 a 25 años) y los sujetos de más edad.
“Estudios previos han sugerido que los individuos prematuros demoran más en hacer las transiciones sociales que son normativas de la edad adulta, como las relaciones románticas y la procreación. Sin embargo, nuestros hallazgos apuntan a que, más que una demora, estas personas experimentan dificultades persistentes para hacer transiciones sociales, lo cual se ha asociado con resultados negativos en etapas posteriores de la vida, incluidos menos riqueza, más aislamiento social, y repercusiones en la salud física y mental”.
Al preguntarle a qué podrían atribuirse estos problemas, Mendonça respondió: “Varias investigaciones han demostrado que las interacciones sociales de los niños prematuros son deficientes: suelen ser más retraídos y tímidos, pueden excluirse de la sociedad, y tienden a correr menos riesgos durante la adolescencia. Al parecer, estos rasgos persisten hasta la edad adulta, lo que podría explicar por qué los individuos que fueron prematuros tienen dificultades para establecer las relaciones que norman la edad adulta, como el matrimonio o la paternidad”.
“Pese a ello, hacen falta más investigaciones para comprobar estas asociaciones e identificar los factores que aumentan el riesgo de que las personas prematuras no busquen parejas románticas ni sexuales”.
Mendonça concluyó señalando la necesidad de fomentar interacciones sociales desde temprana edad, e hizo énfasis en que quienes se encuentren al cuidado de niños prematuros deben tomar consciencia de su papel en el desarrollo y la integración social de esos niños.
Si bien no intervino en el estudio, la Dra. Heidi M. Feldman, autora de varias investigaciones sobre bebés prematuros, y profesora de Desarrollo y Conducta en el Departamento de Pediatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford, dijo a Newsweek que los clínicos aprecian mucho este tipo de metaanálisis, ya que equivale a “la realización de un estudio muy, pero muy grande”.
Feldman agregó que es muy probable que la investigación haya evaluado individuos nacidos entre 1980 y 1990, periodo en que la atención de los bebés pretérmino era mucho menos sofisticada de lo que ha sido en las últimas dos décadas. “En consecuencia, cabe la posibilidad de que el impacto del nacimiento prematuro haya sido más sustancial en esos adultos que en los niños nacidos en años posteriores. Por lo anterior, es necesario realizar más investigaciones de este tipo para determinar si las cohortes contemporáneas se desempeñan mejor que las predecesoras”, señaló Feldman.
En estos momentos, la Dra. Julia Jaekel -profesora asociada y codirectora del Centro de Investigación en Experiencias Tempranas (EERC, por sus siglas en inglés), en la Universidad de Tennessee en Knoxville- está analizando numerosos estudios que evaluaron poblaciones de adultos prematuros. Al comentar sobre la nueva investigación, en la que no participó, aseguró a Newsweek que el metaanálisis tiene muy pocas limitantes, además de ser un trabajo de gran calidad y sin evidencias de sesgo de publicación.
A pesar de esto, la Dra. Saroj Saigal, profesora emérita de Pediatría en la Universidad McMaster de Ontario, Canadá, y fundadora del Programa de seguimiento neonatal -uno de los primeros proyectos de esta naturaleza en Estados Unidos-, aclaró a Newsweek que la mayor parte de los estudios incluidos en el metaanálisis no proporcionaba información de los parámetros de discapacidad ni sobre los resultados de salud física o mental.
“Aunque trabajamos con una pequeña muestra, nuestro estudio de una población de individuos extremadamente prematuros y adultos nacidos a término abarcó hasta la cuarta década de la vida, y encontramos que las diferencias en términos de relaciones de pareja y paternidad desaparecían después de excluir la discapacidad neurológica. Aun así, persistió la diferencia en cuanto a la búsqueda de relaciones sexuales”.
Las tres expertas concordaron en que el reciente metaanálisis destaca la importancia de hacer investigaciones ulteriores, así como de fomentar la socialización de los bebés prematuros hasta la edad adulta.
“Considero en extremo importante que sigamos estudiando a los bebés prematuros a lo largo de sus vidas, y no solo para determinar sus condiciones médicas y de salud mental, sino también para identificar los resultados sociales que pueden tener un impacto significativo en la calidad de vida en general”, concluyó Saigal.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek