Unos investigadores han descubierto que es posible tratar el dolor y el insomnio con cannabis, en vez de utilizar medicamentos libres o controlados, como los opioides. Así mismo, el equipo encontró que muchos usuarios de marihuana se han librado de los opioides, lo cual podría apuntar a una estrategia para reducir el uso de esos analgésicos.
La epidemia de opioides de Estados Unidos se desató en la década de 1990, cuando las farmacéuticas aseguraron que esos medicamentos no causaban adicción y los doctores empezaron a utilizarlos mucho más. Sin embargo, los opioides son adictivos, lo cual condujo a un creciente abuso de esas sustancias, incluidos los opioides ilegales como la heroína. Para 2017, el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos declaró una emergencia de salud pública y ahora, la dependencia calcula que cada día mueren alrededor de 130 estadounidenses por una sobredosis de opioides.
Hace tiempo que se ha especulado sobre el cannabis dentro del contexto de la epidemia. Y así, en mayo pasado, unos investigadores de la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai publicaron un estudio en el que demuestran que el cannabidiol (CBD) -una sustancia de la marihuana- ayudó a reducir los síntomas de abstinencia y el estrés de quienes intentan superar una adicción. Aquella población de estudio consistió de 42 adictos en proceso de recuperación, y si bien fue pequeña, los hallazgos permitieron demostrar que el cannabis podría tener una función en la crisis de los opioides.
En un nuevo estudio, publicado el 2 de julio en la revista, otro grupo de investigadores afirma que el cannabis alivia el dolor de los pacientes de un dispensario de Colorado. Sin embargo, debido a que el uso de la marihuana -tanto médico como recreativo- es ilegal en ese estado, los científicos se limitaron a encuestar a 1,000 personas que adquirían la sustancia en privado.
Los científicos hallaron que 74 por ciento usaba marihuana para propiciar el sueño, en tanto que 65 por ciento informó que consumía cannabis para aliviar el dolor. De los individuos que usaban cannabis como analgésico, 80 por ciento afirmó que la marihuana era muy útil o extremadamente útil. Por otra parte, 82 por ciento manifestó que había suspendido los analgésicos de libre acceso, mientras que 88 por ciento declaró que pudo renunciar a los opioides.
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Los investigadores consideran que hacen falta muchos más estudios antes de hacer alguna recomendación en cuanto al uso de cannabis para aliviar el dolor porque, hasta el momento, no se han esclarecido los beneficios de salud ni los efectos colaterales de la marihuana. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) señalan que las evidencias apuntan a que la utilidad del cannabis como analgésico es limitada. Así mismo, los CDC citan diversas investigaciones que han vinculado la marihuana con problemas de salud mental.
La Dra. Gwen Wurm, autora del estudio, también reconoció que su investigación tiene limitantes, pues los resultados derivan de información proporcionada directamente por los encuestados, en tanto que los detalles de cualquier medicación adicional se redujeron a lo que cada individuo decidió revelar. “Puede haber variaciones en el tipo de cannabis y en la forma de uso, y nuestra encuesta no contempló estos factores”, comentó Wurm, en entrevista con. “Hasta que podamos obtener ese nivel de detalle, ningún médico debe recomendar [el uso de marihuana] a sus pacientes. Necesitamos mucha más libertad para investigar los efectos terapéuticos del cannabis”.
A pesar de lo anterior, agregó que el cannabis parece razonablemente seguro, ya que no supone un riesgo de sobredosis y, además, puntualizó que la tasa de adicción es de alrededor de 9 por ciento. Ahora bien, en términos de costos, Wurm insistió en que eso depende, en buena medida, de la condición legal de la mariguana en cada estado; y dado que hay restricciones para el uso recreativo, esto que podría elevar los precios.
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El equipo está a la espera de determinar si el uso prolongado del cannabis sigue contribuyendo al alivio del dolor y el insomnio. “Nuestros pacientes utilizan cannabis y tenemos que hacer todo lo posible para que lo consuman de manera segura y eficaz”.
Wurm concluyó: “Se sabe que alrededor de 6.7 por ciento de las personas de entre 55 y 65 años de edad usan cannabis. Pero ese porcentaje está aumentado. Hay adultos mayores que lo consumen con fines medicinales, de manera que la comunidad médica que atiende a este grupo etario debe proporcionar información sustentada en evidencias. Hacen falta muchas más investigaciones y más fondos federales dirigidos a este tema”.
Aun cuando no intervino en la investigación, el Dr. Tom Freeman, director principal del Grupo para Adicción y Salud Mental de la Universidad de Bath, Reino Unido, comentó sobre los hallazgos. En una declaración para, Freeman dijo que, si bien parece que el cannabis puede beneficiar a muchas personas, “es necesario proceder con precaución al interpretar estos resultados, porque la muestra consistió de individuos que acuden a un dispensario de cannabis medicinal y ellos mismos proporcionaron la información. No hay suficientes estudios aleatorios controlados que permitan establecer la eficacia y la seguridad [del cannabis] medicinal”.