Unos científicos proponen crear millones de islas flotantes para convertir el dióxido de carbono atmosférico [CO2] en combustible y evitar que los combustibles fósiles sigan alterando el clima. Dichas estructuras quedarían agrupadas en instalaciones de gran escala y, de construir suficientes, podrían compensar el total de las emisiones de gases que los combustibles fósiles generan en todo el mundo.
El equipo de investigadores noruegos y suizos presentó la propuesta para estas “islas solares de metanol” en un artículo publicado 3 de junio en la revista PNAS. El estudio precisa que ya existe la mayor parte de la tecnología necesaria para construir las estructuras y que, de formar instalaciones de gran escala en regiones oceánicas donde queden protegidas del oleaje y el clima extremos, sería posible reducir drásticamente el uso de combustibles fósiles, lo que, a su vez, limitaría la severidad del calentamiento global en las próximas décadas.
“Si queremos evitar un cambio climático peligroso, toda la humanidad debe interrumpir las emisiones de CO2 derivadas de los combustibles fósiles”, escriben los autores en su artículo. “El problema es que no existen opciones prácticas de movilidad para los transportes que utilizan energía líquida derivada del carbono. Sin embargo, si reciclamos el CO2 atmosférico para producir combustibles sintéticos con energía renovable, tendremos una alternativa energética sin emisiones netas de CO2”.
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El autor del estudio, Andreas Borgschulte, dijo Newsweek que uno de los inconvenientes más importantes de la energía renovable es hacer que compita a gran escala con los combustibles fósiles; y si bien se han propuesto numerosas estrategias para que las energías renovables emerjan como una opción realista, ninguna ha sido implementada hasta ahora. Borgschulte agregó que el concepto de las islas solares surgió cuando el gobierno noruego pidió a los investigadores del país que llevaran las piscifactorías a mar abierto, proyecto que planteó la dificultad de proporcionar energía a esas instalaciones. “Hace algún tiempo se hizo la propuesta de crear islas ‘productoras’ de energía”, explicó. “La única complicación fue encontrar la manera de que esas estructuras almacenaran energía”.
En su artículo, los investigadores sugieren crear islas flotantes parecidas a granjas piscícolas de gran escala, las cuales incluirían celdas fotovoltaicas para convertir la energía solar en electricidad. Dichas celdas energizarían la producción y extracción de dióxido de carbono del agua de mar, y los gases generados reaccionarían formando metanol, un tipo de alcohol que puede utilizarse como combustible y que “se enviaría de manera conveniente a los consumidores finales”, escriben.
Los autores aseguran que sería posible crear instalaciones de un kilómetro cuadrado con 70 islas artificiales, y que las instalaciones quedarían ubicadas en regiones donde el oleaje alcance menos de siete metros de altura, con poca probabilidad de huracanes, y donde el agua tenga una profundidad de menos de 600 metros, de manera que permita anclar las islas adecuadamente. Añaden que hay regiones idóneas para formar instalaciones en todo el mundo, sobre todo en las costas de América del Sur, Australia y el sureste de Asia.
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El equipo de investigadores calcula que 3.2 millones de islas flotantes serían suficientes para rebasar el total de las emisiones globales que generan los combustibles fósiles.
El equipo reconoce que su propuesta es “ambiciosa” y que la implementación podría hacerse en un futuro indeterminado. Pese a ello, los investigadores ya están desarrollando prototipos de sus islas flotantes.
“[El] reto principal es desarrollar un dispositivo de gran escala que extraiga dióxido de carbono del mar”, precisó Borgschulte. “Ese proceso es apenas una parte de un sistema total [que] aún no se ha desarrollado por completo, pero todos los procesos restantes ya existen en la escala industrial”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek