El empresario e inventor Mazi Ghorbani piensa que ha encontrado una manera de poder alimentar a millones de niños: una superproteína extraída del pescado.
RUMBO al quincuagésimo aniversario del alunizaje de los astronautas de la NASA, Newsweek hace un homenaje a los pioneros de la ciencia y la tecnología y destaca sus proyectos a largo plazo y la forma en que esperan cambiar el mundo.
Mazi Ghorbani es un empresario e inventor cuyo más reciente proyecto tiene que ver con la creación de una proteína sostenible derivada del pescado, en un esfuerzo para combatir el hambre infantil.
—¿Cuál es su mayor anhelo?
—Mi sueño es lograr que nuestra tecnología se aplique en todo el mundo y, literalmente, salvar vidas proporcionando la proteína más sostenible y sana a los más de 5 millones de niños que mueren cada año de desnutrición, junto con todos los adultos y niños pequeños del mundo en vías de desarrollo que sufren atrofias o que no cuentan con una nutrición adecuada.
—¿En qué se ha inspirado usted?
—Cuando mi esposa y yo pusimos en marcha una organización llamada PledgeToHumanity.org (Promesa a la Humanidad), que ayudaba a los niños pobres y a los huérfanos, nos sentimos devastados por los millones de niños que mueren cada año de desnutrición. Así que dijimos: vamos a crear un paquete alimenticio diferente del que en ese momento proporcionaban Naciones Unidas y la Unicef, el cual se componía únicamente de carbohidratos y solo les llenaba el estómago, pero no aliviaba realmente la causa fundamental del problema. Los niños mueren porque carecen de una proteína altamente digerible.
“Leí un informe de Naciones Unidas en el que se afirmaba que la proteína de pescado era la solución al problema del hambre en el mundo, y que es la materia prima más sostenible y abundante de la Tierra. Para mi sorpresa, no pude encontrar ningún fabricante a gran escala que la elaborara. Dije: necesitamos encontrar cómo desarrollar una tecnología verdaderamente sostenible y ecológica, distinta a todo lo que se ha hecho hasta ahora, y crear una tecnología de extracción en la que tengamos la flexibilidad para encontrar las materias primas más sostenibles, extraer las proteínas y elaborar un producto final sin olor, sin sabor y muy atractivo”.
—¿Cómo funciona?
—Queríamos desarrollar una tecnología que fuera extremadamente sostenible, a diferencia de la hidrólisis enzimática, que es la técnica con la que se producen 99 por ciento de las proteínas del mundo. Logramos alcanzar nuestro objetivo de desarrollar una tecnología de extracción que no utiliza agua ni tierra para cultivar nuestra materia prima. Y nuestra huella de carbono es extremadamente pequeña. Podemos tomar más de 200 especies de peces verdaderamente sostenibles y abundantes, aprobados por la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos). Adquirimos peces de grado alimenticio a través de empresas y pesquerías certificadas [por el Consejo de Administración Marina], y los sometemos a un sistema de extracción mecánico exclusivo y totalmente automatizado. La tecnología tiene una huella de carbono muy pequeña, y desde el momento en que los peces llegan a nuestras instalaciones tienen un manejo de grado alimenticio, en el que circulan a través de un sistema de bucle cerrado donde nadie toca nada hasta que se produce el polvo, agua y aceite.
“No utilizamos absolutamente nada de agua en el procesamiento. De hecho, producimos agua, ya que la extraemos de los peces. Y la proteína resultante es un polvo superproteínico: posee todos los nutrientes sin ningún aditivo, tiene una larga vida útil y prácticamente no tiene sabor ni olor”.
—¿Cómo se ingiere la proteína?
—Sus características permiten que se añada a muchos alimentos a los que no sería posible añadir proteínas tradicionales, como los fideos o la pasta, e incluso, en productos horneados. En India estamos realizando un estudio con seres humanos en el que los niños consumen croquetas de patata. Podemos poner nuestra proteína en la pasta, y entonces ellos comen lo que desean, pero en realidad obtienen una gran cantidad de proteína de pescado muy valiosa y nutritiva sin cambiar el sabor del producto. Podemos ponerla en las tortillas; no es posible poner proteínas tradicionales en las tortillas o en los totopos, pero la nuestra sí puede incorporarse en esos alimentos porque actúa en forma diferente a la proteína tradicional.
—¿Qué ha aprendido de otras personas que han intentado hacer frente a problemas similares?
—Investigamos en todo el mundo para perfeccionar el sistema, y algunas de las cosas que encontramos fueron que, en la industria de fabricación de proteínas, se utilizaba la misma vieja tecnología. Tratamos de alejarnos de la hidrólisis enzimática y de los microfiltros porque requieren una gran cantidad de agua. También evitamos el uso intensivo de enzimas sintéticas y de la modificación genética, porque algunas de las enzimas y ácidos sintéticos se quedan en los alimentos y afectan su calidad en general. También aprendimos a evitar la oxidación con el diseño del Sistema Seavior, que es básicamente un sistema de bucle cerrado que no permite la entrada de la luz del sol ni del oxígeno en el sistema, de manera que el producto final no se oxida mientras está siendo procesado.
—¿Siente usted que está cerca del éxito?
—Gracias a Dios, después de algunos años de trabajar muy duro, estamos cerca de poner en marcha nuestros planes a escala completa. Varias toneladas de muestras de proteína han sido probadas con éxito. Tenemos clientes mayoristas que esperan recibir el producto. Pero nuestra pasión original y actual es atender a los niños. Tenemos un programa llamado Kilos for Kids (Kilos para los niños), de manera que por cada kilo de proteína que vendamos, donaremos suficiente proteína para un paquete que salve la vida de un niño en el mundo.
—¿Qué obstáculos ha enfrentado usted al tratar de hacer realidad su proyecto?
—La creación de la tecnología totalmente automatizada que nadie hubiera utilizado antes fue un gran obstáculo. Retirar el olor y el sabor del producto final. Y, mire usted, tenemos tres productos y cero desperdicios. Esto significa que los peces entran, y todo lo que resulta es utilizable. No añadimos nada, todo proviene de los peces.
—¿Quiénes son sus mentores?
—Mi mentor principal es el carpintero de Galilea, Jesucristo. Él fue quien multiplicó los peces en el Mar de Galilea. Sé que es un cliché, pero es verdad. Además de Dios, mi esposa ha sido quien realmente me inspiró. Ella ha dedicado su vida a ayudar a otras personas sin esperar nada a cambio.
—¿Cómo espera que sea el mundo
en 20 años si tiene éxito?
—En mis sueños más alocados, me gustaría ver nuestras fábricas en todo el mundo, generando productos y entregándolos a toda la población, de manera que no tengamos niños con problemas de desarrollo en Asia, que no tengamos niños con hambre en África, y que no tengamos millones de niños que mueren de desnutrición en todo el mundo. Podemos alimentar a la gente en épocas de desastre o de prosperidad. Mi sueño es tener una flota de nuestros barcos patentados Seavior en todo el mundo, yendo a todas las áreas de desastre y verdaderamente salvando vidas y enriqueciendo nuestros alimentos de una manera totalmente sostenible y ecológica.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek