Cd. Juárez.- Tan sólo con el apoyo de una de sus hermanas y de un espontáneo, Paula Flores, madre de la adolescente asesinada en 1998, María del Sagrario González Flores, llegó esta mañana al centro de Ciudad Juárez para retocar las cruces negras con fondo rosa, imagen que se tornó en un ícono para evidenciar la desaparición y homicidio de mujeres en Ciudad Juárez.
La víctima de 17 años desapareció el 16 de abril de 1998; la última vez que la vieron fue cuando salió de su casa con rumbo a su empleo en una empresa maquiladora.
Horas después, al desconocer su paradero, Paula se movilizó en busca de su hija y con el paso del tiempo formó, junto con otras seis familias que pasaban por una situación similar, el colectivo Voces sin Eco con el apoyo de Guillermina, una hermana de María del Sagrario.
El nombre de la agrupación surgió porque nadie escuchó a las víctimas cuando fueron privadas de su libertad y asesinadas, también porque sus reclamos no fueron atendidos por las autoridades, primero para buscarla, luego para castigar a quien la privó de la vida, explicó.
El cuerpo de la menor de edad fue encontrado el 29 de abril, también de 1998, en un área desértica del Valle de Juárez, en Loma Blanca, al oriente de Ciudad Juárez.
“Es lo que me gusta hacer, retocar estas cruces, recordarle al gobierno que tienen ese caso de mi hija pendiente, que no lo han resulto en su totalidad”, mencionó la madre de la víctima.
Desde temprano comenzó a recorrer la avenida Benito Juárez, la que termina en su parte norte en el Puente Internacional Paso del Norte, junto con una de sus hermanas y un hombre que se ofreció a ayudarlas de forma espontánea.
La tarea terminó precisamente en la cruz de clavos, en las garitas de cobro del lado mexicano, donde Paula colocó una foto de María del Sagrario.
“Como madre no olvido, mi hija vive en estas cruces…”, dijo.