Australia se comprometió este sábado a adoptar una legislación que permita imponer penas de prisión o duras multas a los dirigentes de medios o redes sociales que no retiren imágenes de carácter extremista, dos semanas después de la masacre de Christchurch, en Nueva Zelanda.
Este nuevo paquete de leyes se presentará ante el Parlamento la próxima semana.
Desde la matanza de 50 personas el 15 de marzo en dos mezquitas de Christchurch por un supremacista blanco australiano que grabó sus acciones, el gobierno de Canberra presiona a los medios sociales para que impidan que los terroristas empleen sus plataformas.
Unas horas después de la masacre, Facebook aseguró que había retirado “rápidamente” 1,5 millones de copias del ataque, retransmitido en directo por su autor a través de esta red social.
No obstante, varias horas después del ataque, el video, de 17 minutos, aún era fácilmente recuperable.
“Las grandes empresas de redes sociales tienen la responsabilidad de tomar todas las medidas posibles para garantizar que sus productos tecnológicos no son usados por terroristas”, dijo en un comunicado el primer ministro australiano, Scott Morrison.
Según el fiscal general de Australia, la nueva legislación creará una infracción penal consistente en la omisión de cualquier plataforma de destruir rápidamente “documentos violentos y repugnantes”, como un ataque terrorista, un asesinato o una violación.
Los dirigentes de redes sociales hallados culpables se enfrentarán a hasta tres años de prisión, y sus empresas –que pueden llegar a ingresar decenas de miles de millones de dólares anuales– pueden ser multadas con hasta un 10% de su volumen de negocios anual.
“Los medios convencionales que difundan este tipo de documentos podrían perder su licencia, y no hay ningún motivo por el que las redes sociales sean tratadas de forma diferente”, añadió el fiscal general.
El jefe del Ejecutivo, que se reunió el martes con responsables de estas empresas, como Facebook, Twitter y Google, afirmó que Australia animará a los otros países miembros del G20 a pedir a estas compañías que rindan cuentas.
El gobierno australiano quedó “decepcionado” con la respuesta de los gigantes de la tecnología que participaron en la reunión, afirmó este sábado a la prensa el ministro de Comunicaciones, Mitch Fifield.
(Con información de AFP).