El mundo debe voltear al norte de Europa, donde los países nórdicos se erigen como referente global de las democracias liberales, los sistemas de seguridad social universales y gratuitos y las economías sociales de mercado
Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia son el gran faro mundial de la igualdad y la justicia social. Entre ellos, Noruega tiene actualmente el mejor indicador de calidad de vida en el mundo, ya que ocupa el primer lugar en el Índice de Desarrollo Humano medido por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)[1].
Con 5.2 millones de habitantes distribuidos en una superficie de poco más de 625 mil kilómetros cuadrados, este país es conocido por mucho más que sus fiordos y parajes montañosos: se trata de un escenario idílico donde la democracia es considerada como la mejor a nivel mundial (The Economist)[2] y donde prácticamente no existe la desigualdad.
Efectivamente, en Noruega el coeficiente de Gini es de 0.27, donde 0 significa una distribución igualitaria y 1 la de mayor desigualdad[3], lo que lo coloca entre los países con mayor igualdad en la distribución de ingresos entre sus habitantes.
En el año 2017 Noruega se posicionó como el país con más alto Índice de Desarrollo Humano en el mundo, su población tiene una esperanza de vida al nacer de 87 años; y un PIB per cápita de alrededor de 67 mil euros anuales (cerca de 1.47 millones de pesos anuales).
De acuerdo con datos oficiales, en Noruega casi el 98% de la energía se produce con tecnologías verdes y es uno de los países que en mayor medida han avanzado hacia la eliminación de emisiones de CO2 vía el consumo de combustibles fósiles. Recientemente, Noruega inició la construcción de una megaplanta generadora de energía solar con un proyecto de una impactante plataforma marina.
Con uno de los modelos fiscales más progresivos del mundo, y un poderoso Estado de Bienestar, Noruega se ha posicionado a nivel mundial como un referente de igualdad, justicia distributiva y erradicación de la pobreza, todo ello en un contexto de igualdad sustantiva entre mujeres y hombres. Sin duda, es un modelo que es importante conocer en América Latina.
¿Qué han hecho bien?
Rut Krüger Giverin, Embajadora de Noruega en México, en entrevista con el director editorial de México Social y Newsweek Guanajuato, Saúl Arellano, revela las principales características del exitoso modelo económico y social noruego.
«En Noruega la equidad social es fundamental», afirma. Sin embargo, este país no siempre ha tenido altos ingresos para redistribuir, al contrario: a finales del siglo XIX era uno de los más pobres del continente europeo.
«Después de la Segunda Guerra Mundial, Noruega era un país de campesinos, un país rural, casi sin industria», relata la Embajadora Giverin, «fuimos un país bastante pobre; no había aristócratas ni mucha diferencia entre clases sociales. Todos empezaron igual: en una base de relativa pobreza, pero de igualdad».
Tras el fin de la guerra, vendría para Noruega la restauración y la construcción de un verdadero Estado de bienestar sustentado, a lo largo de las siguientes décadas, en el exitoso manejo de los ingresos obtenidos en el sector petrolero desde los años setenta.
«El desarrollo del Estado de Bienestar en Noruega empezó después de la Segunda Guerra Mundial, con 20 años de un consenso político enfocado en el desarrollo y la reconstrucción del país, pero también con los inicios de prestaciones sociales para todos».
El Estado noruego lograría consolidarse a través de un modelo social igualitario, basado en una cultura de consenso e instituciones plenamente legitimadas por su población.
Un pacto por la igualdad
Saúl Arellano (SA): Desde los años noventa, cuando empezó a medirse el Índice de Desarrollo Humano, Noruega casi siempre ha estado entre las 15 mejores posiciones, ¿cómo han logrado renovar el pacto político a favor de la igualdad durante tanto tiempo?
Para la Embajadora Giverin uno de los principales elementos de la igualdad y el bienestar en Noruega es el principio rector de universalidad en las prestaciones sociales: «las prestaciones sociales del Estado son para todos, y son de tan alta calidad, que incluso las personas de mayor ingreso optan por los servicios públicos».
Señala que en segundo lugar se encuentran las políticas fiscales redistributivas: las personas con más altos ingresos pagan mucho más. «Si tienen bajos ingresos pagan como 25% y si tienen ingresos altos, el porcentaje es de alrededor de 45%; la contribución tiene un efecto fundamental en la distribución de la riqueza en Noruega».
El resultado de sustentar su modelo en estos dos principios, universalidad de prestaciones sociales y políticas fiscales redistributivas, es que en Noruega existe una verdadera sociedad igualitaria.
La población noruega, además, no tiene problema para pagar sus impuestos. «Más de 40% de los noruegos hoy en día piensan que pueden pagar más impuestos para asegurar los servicios sociales universales; hemos logrado un nivel de desarrollo económico muy importante y no hay duda de que está relacionado con esta política», explica la Embajadora.
Con el auge de la industria comenzó también un debate entre la sociedad noruega que dio como resultado un pacto social basado en la política del consenso. En Noruega existe un modelo que involucra un acuerdo tripartito en el que los representantes de los sindicatos de trabajadores y las organizaciones empresariales negocian los salarios y la política del mercado de trabajo. Estas negociaciones son mediadas por el gobierno.
«En Noruega trabajamos en conjunto para alcanzar una meta común, que es obtener el mayor bienestar para nuestra población», subraya Giverin.
Bienestar toda la vida
SA: El mundo está enfrentando el regreso de posiciones políticas que buscan el desmantelamiento de los Estados de bienestar y en este contexto surge el gran reto de construir pactos políticos que frenen a estas voces. En Noruega sí ha sido viable la construcción de un Estado de bienestar, ¿cómo se ha podido generar la cultura de la igualdad desde la educación?
«Nuestro sistema de política social significa que el Estado nos acompaña durante todo el ciclo de la vida», apunta la Embajadora, y destaca que todo empieza desde el sistema de baja por maternidad noruego, el cual define como «muy generoso», ya que permite a las madres estar casi un año con sus bebés, a través de una baja en la que se paga del 100% del salario. Asimismo, existe un periodo de baja obligatorio también para los padres, de 15 semanas.
Posteriormente, la mayoría de los niños van a las guarderías, cuyo costo está regulado por el Estado, pero que es accesible para toda la población; es decir, los noruegos tienen una mezcla de opciones entre guarderías públicas y privadas, pero el pago y la calidad es muy similar en ambas opciones.
«Realmente no existe una división entre el sector público y el sector privado. En Noruega toda la educación es gratuita, hasta la universidad; todos van a la escuela pública de su barrio y no hay una diferencia entre personas con altos ingresos y personas con menores ingresos. Eso tiene implicaciones muy importantes en nuestro modelo de sociedad».
Además, existe una gran compatibilidad entre la vida laboral y el ámbito personal: los horarios de las guarderías están coordinados con los horarios de trabajo; los padres llevan a sus niños, van al trabajo y después van a recogerlos.
«Para los niños es importante la vida en comunidad; están acostumbrados a pasar mucho tiempo con sus amigos, haciendo actividades. No hay mucho enfoque en los aspectos académicos en las guarderías: el enfoque está en el juego, en la socialización».
Además, la inclusión de las mujeres en el mercado laboral ha sido fundamental para el desarrollo económico de Noruega: «estamos en un momento excepcional donde la desigualdad de género ya no es un tema», afirma Giverin.
La Embajadora destaca la participación femenina en este país escandinavo, principalmente en el ámbito político. En Noruega la Primera Ministra es una mujer, Erna Solberg[4], y nueve ministras más la acompañan en su gobierno:
- Trine Skei, en Cultura y Equidad
- Olaug Vervik, en Agricultura y Alimentación
- Iselin Nybø, en Investigación y Educación Superior
- Siv Jensen, en Finanzas
- Ine Eriksen, en Relaciones Exteriores
- Åse Michaelsen, en Adultos mayores y Salud Pública
- Ingvil Smines, en Seguridad Pública
- Anniken Hauglie, en Trabajo y Asuntos Sociales
- Monica Mæland, en Gobierno local y modernización
Aunque en la política y en el servicio exterior podría decirse que se ha «roto el techo de cristal», en el sector privado noruego aún existen retos en materia de equidad de género. «Hay que hacer más para promover la participación de las mujeres en todos los sectores», subraya la Embajadora.
Un país que confía en sus instituciones
SA: La corrupción es uno de los temas que ha mantenido a México atrapado en la trampa de la pobreza y la desigualdad; en cambio, en Noruega parece haber una intolerancia social y cultural ante esta práctica, ¿cómo se logró?
«La corrupción es negativa para el desarrollo económico de cualquier país. Después de la Segunda Guerra Mundial empezamos desde una base homogénea y construimos juntos un consenso político y social. Tenemos una cultura de consenso; hay confianza en el Estado, en las instituciones y en los sindicatos, lo que ha sido un elemento clave en el desarrollo de nuestro modelo de la sociedad».
Rut Giverin destaca la historia de compromiso que existe entre los políticos, la población y la sociedad noruega y atribuye a este compromiso el éxito del modelo de cohesión social de su país.
Además, de acuerdo con el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) de Transparencia Internacional para 2018, Noruega es uno de los países en los que los habitantes perciben menos corrupción, al ubicarse en tercera posición mundial, junto con Finlandia, y solo después de Dinamarca y Nueva Zelanda[5].
«El tema de las instituciones es fundamental; no se puede construir una democracia exitosa, cohesión social ni solidaridad entre todos sin instituciones fuertes y sin instituciones donde no haya corrupción».
La última edición del Índice de Democracia anual de The Economist Intelligence Unit(EIU) posiciona a Noruega en primer lugar en democracia a en el mundo, con un puntaje de 9.87 de 10, clasificándola como una «democracia plena», con base en la medición de cinco categorías: proceso electoral y pluralismo, libertades civiles, funcionamiento del gobierno, participación política y cultura política[6].
En la cima de la sostenibilidad
SA: Cuando se ven los resultados del Foro Económico de Davos, destaca que una de las grandes amenazas globales es el cambio climático, ¿cómo ha logrado transitar Noruega hacia un modelo de energía limpia y de desarrollo sostenible?
«Noruega siempre ha sido un país defensor del multilateralismo; la Primera Ministra y nuestra Canciller tienen un enfoque constante en cómo nuestro país puede contribuir a solucionar esos retos globales y promover la cooperación entre Estados para la lograrlo».
Además, la electricidad en Noruega viene de fuentes renovables: «el 98% de nuestras energías son de fuentes renovables, gracias a la industria hidroeléctrica que se desarrolló el siglo pasado. Tuvimos la fortuna de contar con los recursos naturales para ello, porque no se puede hacer en cualquier país».
Sin embargo, el sector petrolero sigue siendo muy importante para su economía, aunque principalmente se enfoca en la exportación de este tipo de energía.
«Uno de los retos principales de Noruega es desarrollar nuestra industria aparte del sector petrolero», señala Giverin, y especifica: «queremos preservar el Estado de bienestar, pero incorporando la innovación y las nuevas tecnologías».
Perspectivas ilimitadas
SA: ¿Cuáles son los ámbitos de oportunidad que percibe para fortalecer la cooperación México-Noruega?
Rut Giverin considera que el trabajo con el nuevo gobierno ofrece posibilidades cooperación «ilimitadas»:
«Hay un gran interés de trabajar con Noruega y conocer cómo hemos logrado la cohesión social, la igualdad, el combate a la corrupción y cómo pudimos desarrollar nuestro sector petrolero con éxito y sin corrupción».
«Respetamos mucho a este gran país, y es México el que formará su propio camino hacia el mayor bienestar de su sociedad. Nosotros desde la Embajada siempre estaremos felices de poder intercambiar ideas y compartir nuestras experiencias».
[1] Este índice fue publicado el 14 de septiembre de 2018 y se basa en estimaciones de 2017, con información de 189 Estados miembro de las Naciones Unidas. Se puede consultar en: http://hdr.undp.org/sites/default/files/2018_summary_human_development_statistical_update_sp.pdf
[2] Fuente: https://275rzy1ul4252pt1hv2dqyuf-wpengine.netdna-ssl.com/wp-content/uploads/2019/01/Democracy_Index_2018.pdf
[3] Fuente: https://datos.bancomundial.org/indicador/SI.POV.GINI?locations=NO
[4] Fuente: https://www.regjeringen.no/en/the-government/solberg/members-of-the-government-2/id543170/
[5] Fuente: https://www.transparency.org/news/feature/corruption_perceptions_index_2017