De acuerdo con los datos oficiales, en 2018 Coahuila presenta una razón de mortalidad materna mayor a la de Guerrero y Oaxaca, dos de los estados más pobres del país. En los últimos 12 años este indicador creció en 100%. Asimismo, la tasa de mortalidad infantil presenta peligrosos retrocesos y es similar a la de Guerrero y superior a la de Oaxaca.
La mortalidad infantil es uno de los indicadores más importantes en la cuestión social, pues revela cuáles son las prioridades y valores de un gobierno y sintetiza las condiciones generales en que vive la niñez. Es decir: los niveles que tiene la mortalidad infantil en una sociedad son reflejo del compromiso -o de la ausencia de compromiso- de un gobierno con sus niñas y niños.
De acuerdo con la Constitución, los derechos humanos deben ser garantizados de forma universal, integral y progresiva. Eso significa, en materia de niñez, que todos los derechos deben ser cumplidos para todas las niñas y los niños, simultáneamente y de forma progresiva. Es decir, no es aceptable que, una vez logrados ciertos niveles de avance, haya retrocesos en los mismos.
De manera preocupante, eso es precisamente lo que ha ocurrido en Coahuila durante las dos últimas administraciones. En efecto, tanto en el gobierno de Humberto Moreira, como en el de Rubén Moreira, el indicador relativo a la mortalidad infantil tuvo inaceptables estancamientos y retrocesos, sobre todo porque ese comportamiento estadístico va en sentido contrario de lo que ha ocurrido en el país en los últimos 12 años.
Para ilustrar lo anterior, es importante señalar que entre los años 2006 y 2011, la tasa de mortalidad infantil promedio en el estado de Coahuila fue de 10.5 defunciones de niñas y niños menores de un año por cada mil nacidos vivos; frente a ese indicador, la tasa de mortalidad infantil promedio en el país fue de 14.9.
A pesar de ello, debe destacarse que Coahuila tuvo una reducción de la tasa de mortalidad infantil con un ritmo apenas similar al del promedio nacional, lo cual constituye un importante estancamiento porque el crecimiento económico y la reducción de la pobreza en la entidad se dieron de manera más acelerada en ese periodo que en el promedio nacional y, sobre todo, respecto de los estados del sur-sureste del país.
Esta realidad debió haber encendido las luces de alarma en el estado, pero al parecer lo que ocurrió fue que a la niñez se le dejó simplemente en el olvido. Así, para el periodo de 2013 a 2018 la tasa de mortalidad infantil descendió a nivel nacional, de 13.3 defunciones de menores de un año por cada mil nacidos vivos, a 11.4 casos.
En contraste, en Coahuila la tasa se estancó, pues en 2013 era de 12.8 casos por cada mil nacidos vivos, en 2014 descendió a 11.9, en 2014 se disparó nuevamente y llegó a 14 casos por cada mil nacidos vivos, en 2015 se ubicó en 12.3 y en 2016 se incrementó una vez más a 13, mientras que en los años 2017 y 2018 los indicadores estimados por la Secretaría de Salud son de 12.5 y 12.6 defunciones de menores de un año por cada mil nacidos vivos.
Otro indicador que permite reafirmar que las políticas públicas no marchan bien en Coahuila es el relativo a la tasa de mortalidad de menores de cinco años por deficiencias nutricionales.
En efecto, de acuerdo con el VI Informe de Gobierno del Ejecutivo Federal, la tasa de mortalidad por la causa señalada es exactamente la misma que en 2006; es decir, hay dos administraciones de estancamiento en este rubro, el cual debe recordarse, implica nada menos que la muerte de niñas y niños menores de cinco años.
Todo lo anterior se reafirma con otro de los indicadores que resultan incomprensibles en una entidad como Coahuila, y es el relativo a la mortalidad materna. De acuerdo con los datos oficiales, en las dos últimas administraciones Coahuila revirtió totalmente los avances que se habían logrado.
En efecto, mientras que en el año 2006 la entidad tenía una razón de mortalidad materna de 25.4 defunciones por cada 100 mil nacidos vivos, el promedio nacional era de prácticamente el doble, con una razón de 50.9 casos por cada 100 mil nacimientos.
Sorprendentemente, para el año 2010 en Coahuila se había retrocedido a una razón de mortalidad materna de 44.3, frente a un indicador nacional de 44.2; así, mientras que en el país la tendencia siguió a la baja, en Coahuila se siguió deteriorando el indicador, llegando en 2018 a una razón de mortalidad materna de 34 a nivel nacional, y a una de 49.9 en Coahuila.
La situación es tan delicada que hoy Coahuila registra indicadores en estas materias similares o peores a los de las entidades más pobres del país, tal como se indica en la siguiente gráfica:
Con base en estos datos puede sostenerse que uno de los retos que tiene el actual gobernador es revertir los perniciosos efectos de una política social fragmentada, con poca incidencia en fenómenos tan delicados como los señalados y con poca capacidad para mantener los progresos que se habían logrado, a los cuales se les dio al traste en solo dos administraciones.
@saularellano