Brian Tyree Henry, estrella de Atlanta, habla sobre la segunda temporada del programa: “Se pone un poco oscura”.
Atlanta, la serie de FX, es catalogada como comedia, pero eso es una simplificación. El programa en realidad es indefinible: un universo indeleble y entretenidamente extraño que pareció surgir completamente formado de las mentes de los cocreadores (y hermanos) Donald y Stephen Glover. Su tono —relajado y mordaz, con porciones ocasionales de excentricidad lynchiana (como, por ejemplo, un auto invisible)— se las arregla para evocar tanto un lugar físico como un estado mental. Sin embargo, Atlanta se trata, principalmente, de escritores y actores negros contando su historia a su manera.
La segunda temporada se estrenó el 1 de marzo, y los personajes principales —el aspirante a representante de raperos Earn Marks (Donald Glover); su primo, el rapero en ascenso y narcomenudista Alfred “Paper Boi” Miles (Brian Tyree Henry), y el extraño compañero de piso de Paper Boi, Darius (Lakeith Stanfield)— continúan haciéndose camino en Atlanta, una ciudad donde la violencia estalla con rapidez, la brecha entre ricos y pobres parece ensancharse diariamente y las alitas “húmedas de pimienta con limón” son el bálsamo.
El reparto se tomó un descanso de un año entre las temporadas (la primera terminó en noviembre de 2016), pero, dice Henry, regresar a Atlanta y Paper Boi “fue como volver a subirte a una bicicleta, excepto que la bicicleta estaba más o menos tuneada, tenía rines y las ruedas de entrenamiento desaparecieron”.
Será mejor que Paper Boi y Henry se acostumbren a los rines. Además de Atlanta, el actor obtuvo un papel de invitado en This Is Us, la cual ganó una nominación al Emmy en 2017, y un papel más o menos constante en Vice Principals, de HBO. Además de siete películas programadas para 2018 (una dirigida por Barry Jenkins, de Luz de luna, y otra por Steve McQueen, de Doce años de esclavitud), se prepara para una nueva obra de teatro de Kenneth Lonergan, Lobby Hero, coprotagonizada por Chris Evans y Michael Cera (se estrena el 26 de marzo). Es un regreso al teatro de Nueva York tras años de ausencia; el graduado de la Escuela de Drama de Yale tuvo su debut en Broadway como parte del reparto original de The Book of Mormon.
Newsweek habló con Henry sobre su gran año y el desconcertante primer episodio de Atlanta, “Robbin’ Season”, llamado así por el aumento anual del crimen en Atlanta previo a la Navidad. Prepárense, dice el actor. “La segunda temporada se pone un poco oscura”.
—El primer episodio de la segunda temporada empieza con dos tipos al azar jugando videojuegos antes de cometer un robo en un lugar de comida rápida. Es muy sombrío.
—También es invierno; hace más frío afuera. Todos son monitoreados [por culpa de la ola de crímenes]. Creo que a Paper Boi le apuntan con un arma en todos los episodios de esta temporada.
“El humor sigue allí, pero las tramas del programa se han vuelto más lineales, en especial para Alfred. Paper Boi se ha convertido en un ente importante en Atlanta, y tiene que tomar las riendas y adaptarse a las circunstancias, y va a tener que reconfigurar algunas cosas. No puede pasearse por las mismas esquinas donde solía estar. ¿Podrá vender [marihuana] y ser un rapero? ¿Podrá hacerse rico e introducir gente nueva en su vida en este momento? ¿Quién lo respalda? Y pienso que la misma situación pasa con él y Earn. Las relaciones personales, esas relaciones familiares y relaciones de negocios, ¿pueden mantenerse al momento? ¿En quién puede confiar y con quién puede contar?
—En el final de la primera temporada, Alfred le lanza a Earn un fajo de billetes, finalmente dándole a su primo un poco de crédito por manejar su carrera. “Necesitamos empezar a farolear [fanfarronear] más entre los negros”, le dice Alfred. Pero con base en los primeros episodios, parece que Alfred batalla mucho con la fama.
—Alfred tiene el deseo de farolear frente a todos; lo intenta, pero siente que lo farolean a él. Farolear o ser faroleado, eso es más o menos como un estilo de vida que sucede, sobre todo cuando eres nuevo en la acción. Es algo así como: “Oh, sí, tienes regalos nuevos, tienes dinero nuevo, tienes ropas nuevas. ¿A quién vas a farolear a continuación?” Ya no se trata solo de sobrevivir; o comes o te comen. O sea [en el segundo episodio de la segunda temporada], hay una escena en un auto con el conecte [proveedor] de Alfred. Él felicita a Alfred por su éxito, algo así como: “Te va a ir chido. Te va a ir de poca. Ese sencillo está que arde, cuate”, ¡y luego saca una pistola y lo roba!
—El segundo episodio tiene una escena hilarante en una oficina de Spotify, donde Paper Boi hace un anuncio promocional. Earn le dice diplomáticamente al personal blanco y hípster: “Este lugar tiene cierta vibra”. Alfred se ve (entendiblemente) como si quisiera matarlos a todos.
—El autocontrol es lo más importante para Alfred en esta temporada. Ya ha estado en arresto domiciliario. Ya le ha tirado dinero a alguien. Ahora está en un nivel diferente de su carrera, por lo que tiene que enfocarse en el autocontrol. Y eso no es cosa fácil para él.
—Paper Boi y Darius tienen una de las amistades más intrigantes de la televisión. Boi es hosco y directo; Darius es gentil y surrealista. ¿Qué se siente trabajar con Lakeith Stanfield?
—Lo grandioso de nuestra amistad en televisión es que es exactamente como somos en la vida real. Él es mi hermanito, y no hay nada que no haría por él. Fue una conexión instantánea cuando nos conocimos por primera vez, hace mucho tiempo. Es un gran compañero de equipo con quien jugar.
“Darius y Alfred tienen algo que es más o menos impenetrable, que no pensamos que Earn pueda distinguir, y Earn se cabrea un poco por ello. Y sé que no va a hacer muy feliz a Earn ahora que [el exconvicto] Tracy también vive en la casa”.
—Una de las cosas más desconcertantes del primer episodio es que Alfred y Darius no se hablan.
—El guion decía que estábamos peleados, pero no decía por qué. Así que Lakeith y yo no nos hablamos el día [en que filmamos]. Era ridículo; nos veíamos uno al otro y cabeceábamos o cualquier cosa, pero no hubo agradecimientos verbales de ningún tipo. Cuando terminamos las escenas, corrimos uno al otro y nos abrazamos, así como: “¡Lo siento, carnal!” [risas].
—¿Qué tanto de Alfred está escrito y qué tanto le aportas tú al papel? ¿Los guionistas del programa están abiertos a tus sugerencias?
—El plató es un ambiente muy familiar en verdad, muy colaborador; improvisamos juntos, y nos aventamos la bola unos a otros. Nuestros guionistas son tan dinámicos que simplemente podemos entrar [en una escena] con lo que está escrito, pero cuando se trata de cómo nos sentimos en realidad con nuestros personajes o una situación que enfrentan, lanzamos cosas e improvisamos y jugueteamos.
—¿Cuál es tu cosa favorita de Atlanta?
—Me encanta cuán extremadamente absurdos, abstractos, negros, kamikazes podemos ser en este programa sin darle importancia al juicio de nadie, sin darle importancia a cómo somos interpretados. Pero lo que más me encanta del programa es que es nuestro. Es completamente nuestro. Nuestro ADN corre por todo este proyecto, y nadie puede duplicarlo o copiarlo.
—¿Con qué esperas que se quede la gente de la segunda temporada?
—Que estos personajes son humanos y todavía les pasan las mismas cosas que te pasan a ti. Son unos negros jóvenes y principiantes en Atlanta que tratan de hallar su camino, y a veces no encuentras el tuyo, y eso también está bien. Además, farolear no es siempre lo mejor que puedes hacer. Ese es definitivamente un mensaje que tuve que aprender.
“Lo realmente importante es mirar a tu izquierda y tu derecha, ver a tus hermanos y hermanas junto a ti —todos creciendo juntos— y preguntarte: ¿cómo nos sostenemos mutuamente?”
—Hablando de sostenerse mutuamente, conociste a tu mejor amigo, Sterling K. Brown, hace años, y sus carreras han retumbado simultáneamente: la suya con Todos contra O. J. Simpson, luego This Is Us. Él sugirió que te dieran el papel por el que recibiste una nominación al Emmy, interpretando al hermano de su personaje, un músico. ¿Cómo se conocieron?
—Estábamos juntos en una clase de teatro con otro de mis amigos, Tarell Alvin McCraney [el actor y dramaturgo autor de Luz de luna], con quien fui a Yale. Sterling y yo terminamos haciendo un programa juntos, y hemos sido inseparables desde entonces. Acabo de decirle anoche: “¿Sabes cómo le está yendo a tu película Pantera Negra este fin de semana? ¿Recueras cómo estabas filmando esa al mismo tiempo que yo grababa mi canción para This Is Us? Y él seguía filmando cuando regresé a comenzar el trabajo para la segunda temporada de Atlanta. Es algo así como: “Hermano, ¿en qué andas?”.
“Es realmente bueno tener un hermano que te eche porras, que sea un fan de tu trabajo, pero a quien al mismo tiempo le echas porras, saber que tienes alguien que camina junto contigo y te impulsa al mismo tiempo.
—Cuando estaba creciendo, había muchos estereotipos negros en la televisión, casi sin personajes negros masculinos, fuertes, complejos, protagonizando programas, como tú y Sterling lo hacen ahora. Es tan bueno ver eso.
—Me encanta que puedo oírte sonreír mientras dices eso. La parte más grande es que no estamos ni remotamente acabados. Hay muchísimas cosas sucediendo en el mundo que pueden hacernos sentir que no tenemos nada por delante. Pero estoy destrozando toda esa forma de pensar, y eso es exactamente lo que estamos haciendo con esta temporada de Atlanta y proyectos como Pantera Negra. Va a seguir siendo de esta manera; vamos a seguir ascendiendo y escuchándonos unos a otros y cultivar nuestra propia mierda.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation whit Newsweek