Un equipo de científicos ha ofrecido nueva información sobre la acción de la inmunoterapia, un tratamiento anticanceroso revolucionario que aprovecha la capacidad del sistema inmunológico.
Centrado en los leucocitos [glóbulos blancos] conocidos como células asesinas naturales [células NK] y su función en la defensa de cuerpo contra el cáncer, el estudio expande nuestra comprensión de unos fármacos llamados inhibidores de puntos de control inmunitario, los cuales estimulan al sistema inmunológico para combatir la enfermedad.
Durante años, se pensó que esos medicamentos iban dirigidos a las células T, las cuales desempeñan varias tareas: unas indican al sistema inmunológico cómo debe atacar intrusos como los virus; otras atacan directamente; mientras que otras más ayudan a las células B a crear anticuerpos.
El Dr. Michele Ardolino, profesor asistente en el Departamento de Bioquímica, Microbiología e Inmunología del Hospital de Ottowa, y coautor principal del estudio, dijo a Newsweek: “Descubrimos que otra población de leucocitos, llamados células asesinas naturales, se suprime mediante los mismos mecanismos que suprimen a las células T, y que es posible activarlos con las mismas inmunoterapias que activan a las células T”.
“Nuestra investigación cuestiona el dogma central sobre la acción de la inmunoterapia contra el cáncer”, agregó Ardolino. “Así mismo, abre una nueva vía de investigación que, incluso, podrían conducir a tratamientos de inmunoterapia más eficaces”.
Las células T y las células asesinas naturales actúan de distinta manera para encontrar y matar a las células cancerosas. Las células NK son la primera línea de defensa del organismo, y perciben las tendencias generales en el cambio de las células cancerosas. Por su parte, las células T reconocen las moléculas individuales anormales de las células cancerosas y lanzan un ataque dirigido.
Publicado en la revista Journal of Clinical Investigation, el estudio del equipo del Hospital de Ottowa analizó el efecto de los inhibidores de puntos de control en ratones con cáncer. Hallaron que esos fármacos seguían reduciendo el tamaño de los tumores en ratones que no tenían células T, lo que apuntó a que otras células debían entrar en acción para atacar la enfermedad. Esta hipótesis pareció confirmada cuando los medicamentos tuvieron un efecto menor en ratones que carecían de células NK. Es más, comprobaron que las células NK producen las mismas moléculas receptoras de punto de control que las células T. Esto indica que dichos fármacos pueden activar los dos tipos de células.
“Aunque esperaba que algo del efecto de la inmunoterapia estuviera mediado por las células asesinas naturales, me sorprendió mucho descubrir que la eliminación de las células NK en los ratones hizo que la inmunoterapia fuera completamente ineficaz en algunos modelos tumorales”, comentó Ardolino.
En su opinión, estos hallazgos podrían volver realidad los tratamientos anticancerosos personalizados.
“Creo que la inmunoterapia es la máxima terapia personalizada y sueño con que, un día, un paciente ingrese en un hospital y, con solo mirar su tumor y comprobar el estado de su sistema inmunológico, podamos ofrecerle una inmunoterapia eficaz y a la medida”, añadió Ardolino. “Hay mucho trabajo por delante, y es fundamental financiar las investigaciones básicas para que esto suceda”.