Un equipo de investigadores hizo una advertencia sobre dos hábitos muy frecuentes que podrían estar incrementando tu riesgo de desarrollar alzhéimer y otras formas de demencia.
Actualmente, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, más de 55 millones de personas padecen demencia en todo el mundo. Esta es el resultado de diversas enfermedades y lesiones que afectan el cerebro, de entre las cuales el alzhéimer es la forma más común y representa entre 60 y 70 por ciento de los casos.
La enfermedad progresiva es la forma más común de demencia y se asocia con pérdida de memoria y deterioro cognitivo en regiones del cerebro involucradas en la cognición, la memoria y el lenguaje.
Se cree que el trastorno es consecuencia de la acumulación anormal de una proteína conocida como “beta amiloide”, tanto dentro como en las inmediaciones de las células cerebrales (neuronas). Si bien no se ha identificado la causa de dicha acumulación, lo que se sabe a ciencia cierta es que la enfermedad depende de varios factores genéticos y ambientales, entre los que destacan el consumo de alcohol y el estrés crónico.
“El consumo de alcohol y el estrés tienen un efecto sinérgico en el riesgo de la enfermedad de Alzheimer y el deterioro cognitivo en general”, informa a Newsweek la Dra. Nicole A. (Nikki) Crowley, profesora asistente de biología y directora del Instituto de Neurociencias de la Universidad Estatal de Pensilvania (Penn State), en University Park, Pensilvania, Estados Unidos.
EL RIESGO DEL “EFECTO DE CASCADA”
“Esto significa que cuando el individuo consume alcohol y se ve expuesto a elevados niveles de estrés, la combinación de estos factores tiene un gran impacto tanto en el riesgo de alzhéimer como en el deterioro cognitivo. A su vez, ese impacto depende mucho de la duración y la intensidad del estrés, del grado de ingesta alcohólica y de la coexistencia de estos dos factores. Por ejemplo, el ‘efecto de cascada’ es más importante en quienes beben alcohol para hacer frente al estrés”.
Hace unas semanas, Crowley y sus colegas publicaron un metaanálisis de las investigaciones existentes sobre esta asociación sinérgica, el cual fue divulgado en la edición de marzo de la revista Neurobiology of Stress. Aun cuando se desconocen los mecanismos neurocientíficos exactos del problema, investigadores como Crowley están empezando a proporcionar información para esclarecer el proceso.
“En mi laboratorio trabajamos con modelos animales que nos permiten vislumbrar los mecanismos que intervienen en estos cambios cerebrales en una escala temporal bastante corta, y lo que hemos observado es que, hasta el consumo moderado de alcohol, en individuos de edad mediana, puede dar origen a cambios cerebrales persistentes que difícilmente regresarán a las condiciones originales”, asegura Crowley.
El consumo de alcohol, en específico, puede desencadenar cambios en la señalización del glutamato, neurotransmisor que desempeña un papel muy importante en el aprendizaje y la memoria. Cambios que, curiosamente, también se hacen evidentes durante el deterioro cognitivo.
“Aunque queda mucho trabajo por delante, considero que las investigaciones terminarán por concentrarse en la asociación del alcohol y el estrés, así como en otros factores de riesgo que influyen en la inflamación y en la señalización del glutamato —lo que algunos científicos denominan ‘inflammaging’ [envejecimiento infamatorio]— de las regiones encefálicas clave que intervienen en la cognición y la memoria”, agrega la científica.
¿ES POSIBLE REDUCIR EL RIESGO DE PADECER ALZHÉIMER?
En vista de lo anterior, ¿cómo podemos reducir nuestro riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer? Empecemos con el alcohol: “Los Institutos Nacionales sobre Abuso de Alcohol y Alcoholismo, parte de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, no han hecho recomendación alguna sobre un nivel seguro para el consumo de alcohol”, puntualiza Crowley.
“Aun así, existen ciertos lineamientos que te ayudarán a tomar decisiones inteligentes. Entre otras cosas, se propone que los hombres ingieran menos de dos unidades de alcohol al día, mientras que las mujeres deben limitarse a solo una unidad diaria de alcohol. Eso sí, lo que no debes olvidar es que todo consumo de alcohol conlleva riesgos.
“Si tienes antecedentes familiares de trastornos alcohólicos, de alzhéimer u otras demencias asociadas, es conveniente que hables con tu médico para determinar si un estilo de vida de ‘cero alcohol’ es lo más conveniente para ti”, enfatiza la investigadora.
Por otra parte, además de la importancia de reducir la ingesta de alcohol, Crowley hizo la siguiente recomendación: “Atiende cualquier enfermedad crónica que puedas tener; cuida mucho tu dieta; incrementa tu actividad física y el tiempo que duermes; limita tu consumo de alcohol y evita el tabaco. Todo esto beneficiará tu salud”, asegura.
“Y, por supuesto, reduce tus niveles de estrés, para lo cual podrías aumentar el tiempo que dedicas a sociabilizar o en entornos que estimulen tu mente”, concluye. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)