Wimbledon es el torneo de tenis más antiguo y prestigioso del mundo. Cada año se utilizan aproximadamente 54,000 pelotas durante la competencia. Según cifras oficiales, las pelotas se reemplazan cada nueve juegos con el objetivo de mantener la calidad del partido y evitar que la presión del aire altere el rendimiento. Pero cuando concluyen las jornadas deportivas, ¿cuál es el destino de todas esas pelotas?
Este torneo representa el tercer Grand Slam de la temporada, programado después del Abierto de Australia y Roland Garros, pero antes del Abierto de Estados Unidos, de acuerdo con información de ESPN. En la edición de 2025 Iga Swiatek se coronó campeona individual al superar a Amanda Anisimova, convirtiéndose en la primera tenista polaca en ganar este título. Por su parte, Jannik Sinner venció al entonces campeón Carlos Alcaraz y obtuvo el trofeo en la categoría individual masculina.
Al concluir cada jornada se recolectan decenas de pelotas. Sin embargo, estas no se descartan como residuos. Gracias a una iniciativa de la Fundación Wimbledon, muchas de ellas se donan a espacios de conservación en Reino Unido, donde se transforman en refugios para pequeños animales como ratones de campo y hámsteres, proporcionándoles un hábitat seguro y protegido, según informaron los medios especializados Wired y Animals Around The Globe.

PELOTAS DE TENIS, UN REFUGIO ACOGEDOR PARA ANIMALES PEQUEÑOS
En Reino Unido habitan seis especies distintas de ratones, como el doméstico (Mus musculus), el ratón de campo o bosque (Apodemus sylvaticus), el de cosecha (Micromys minutus) y el de cuello amarillo (Apodemus flavicollis). Estas criaturas suelen construir nidos esféricos con hojas y hierba dentro de zonas de vegetación alta. Por su forma y tamaño, las pelotas de tenis se adaptan de forma ideal para convertirse en madrigueras.
En ese tenor, las pelotas de tenis tienen varios destinos: algunas se revenden directamente a los aficionados, otras se las llevan a casa como souvenir (recuerdo), otras tantas se reutilizan en entrenamientos o partidos menores; mientras que unas cuantas van para una segunda vida en forma de hogar para pequeños animales.
Sin embargo, esta iniciativa no es nueva. Se remonta a inicios de la década de los 2000. En aquel entonces, el All England Lawn Tennis Club, en colaboración con el Avon, Glamorgan y Northumberland Wildlife Trust, comenzó a reutilizar pelotas para convertirlas en pequeñas casas. Estas se crean al perforar un agujero en las pelotas para luego colocarlas en postes, árboles o a una altura de entre 75 centímetros y 1.5 metros del suelo para evitar el ataque de depredadores. N