Un resultado alentador de la devastadora pandemia del covid-19 es que ha aumentado la conciencia pública sobre la crisis de enfermedades graves y crónicas —aquellos padecimientos tan a menudo asociados con los peores resultados— y la necesidad urgente de abordarla. Seis de cada diez adultos padece una enfermedad crónica, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos. Y cuatro de cada diez tienen dos o más, muchas relacionadas con el estilo de vida.
Sin embargo, para quienes buscan hacer cambios positivos en su salud, la creciente medicina de estilo de vida puede ayudarlos a lograr sus metas.
Las investigaciones han establecido una relación entre los padecimientos relacionados con el estilo de vida y la enfermedad grave por el covid-19. Un estudio concluyó que una combinación de factores de riesgo en el estilo de vida, como fumar, inactividad física y obesidad, suma el 51 por ciento de los casos graves del covid-19. Una enfermedad crónica subyacente puede poner a las personas en un riesgo 12 veces mayor de morir por el covid-19.
El Colegio Americano de Medicina de Estilo de Vida (ACLM) se enfoca en seis pilares que, en su ausencia, contribuyen a las enfermedades crónicas. Estos son nutrición, actividad física, sueño restaurador, manejo del estrés, conexiones sociales y las sustancias dañinas.
Los médicos clínicos especializados en esta área apoyan a sus pacientes para que hagan cambios personalizados en su estilo de vida. Eso como un medio de tratar, prevenir e incluso revertir muchas enfermedades como obesidad, diabetes o enfermedad cardiaca.
NUTRICIÓN
Los patrones de alimentación existen en un espectro. En un extremo está la dieta estándar, con sus alimentos ultraprocesados, rápidos y fritos. Está asociada con un aumento de riesgo de padecer diabetes tipo 2, enfermedad cardiaca, obesidad y otros padecimientos crónicos relacionados con el estilo de vida.
En el otro extremo del espectro están patrones de alimentación como una dieta de alimentos integrales en la que predominan las plantas. Este patrón está asociado con una disminución en el riesgo de enfermedades crónicas, como la diabetes tipo 2.
Los estudios han mostrado que los patrones de alimentación basados en la ingesta de frutas y verduras, junto con una ingesta sustancialmente menor de sodio, pueden reducir la presión sanguínea. Y a veces con la misma potencia que la medicación.
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ACTIVIDAD FÍSICA
La actividad física regular mejora la capacidad cardiovascular y reduce la presión sanguínea y la glucosa en la sangre. También controla el peso y previene la obesidad, y disminuye el riesgo de enfermedad cardiaca, hipertensión, depresión e, incluso, algunos cánceres.
Las investigaciones sugieren que la actividad física regular —por lo menos 150 minutos semanales de ejercicio moderado— apoya la función inmunológica. Cuanta más actividad física, mayor el beneficio; pero cualquier cantidad de ejercicio es mejor que ninguna.
SUEÑO
El sueño puede tener un papel importante en apoyar las defensas del sistema inmunológico. Un estudio del Sondeo Examinador Nacional de Salud y Nutrición en casi 23,000 pacientes halló que quienes duermen cinco horas o menos reportaban más resfriados e infecciones que quienes duermen siete u ocho horas. El sueño insuficiente también está asociado con un aumento en el riesgo de hipertensión, obesidad, diabetes tipo 2 y ansiedad.
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EVITAR SUSTANCIAS
Según los CDC, durante los primeros seis meses de la pandemia, 13 por ciento de las personas reportó haber empezado o aumentado el consumo de sustancias. Ello como una manera de lidiar con el estrés o las emociones relacionadas con el covid-19. Se sabe que el consumo de tabaco y beber demasiado alcohol aumenta el riesgo de muchas enfermedades crónicas.
La Asociación Cardiaca Americana recomienda que, si no bebes, no empieces. Si bebes, lo deseable es una bebida para las mujeres y dos bebidas para los hombres en un día.
MANEJO DEL ESTRÉS
Un poco de estrés es útil si te motiva o impulsa a lograr metas desafiantes. Sin embargo, la angustia o el estrés negativo pueden provocar que tu salud se deteriore. Sobre todo, si el estrés es crónico y careces de mecanismos sanos para lidiar con ellos. Las investigaciones demuestran que la medicación puede reducir la presión sanguínea.
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CONEXIONES SOCIALES
La pandemia del covid-19 nos ha mostrado a muchos de nosotros cuánto ansiamos una conexión. No ser capaces de celebrar fiestas con familiares y amigos fue un reto. Ahora, saludar a nuestros seres queridos con abrazos es atesorado.
Las conexiones sociales desde hace mucho han estado ligadas a la longevidad, y las relaciones afectan la salud física, mental y emocional. Las mediciones relacionadas con la salud, como la presión sanguínea y el ritmo cardiaco, mejoran incluso con interacciones sociales breves y positivas.
No tienes que abordar solo estos comportamientos de estilo de vida. La cantidad de médicos clínicos certificados en medicina de estilo de vida está creciendo rápidamente. Desde que el Consejo Americano de Medicina de Estilo de Vida y el ACLM hicieron los primeros exámenes de certificación en 2017, la cantidad de diplomados certificados ha crecido a casi 2,800 en Estados Unidos.
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Los diplomados reflejan el equipo de cuidado completo, desde médicos, enfermeras y asistentes médicos, hasta otros profesionales clínicos, como nutricionistas, terapeutas físicos, farmacéuticos, asesores de salud y más.
Al abrazar el potencial de esta medicina podemos reducir las enfermedades crónicas relacionadas con el estilo de vida. También, protegernos de los efectos más graves del covid-19 y estar mejor preparados para soportar pandemias en el futuro. N
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La Dra. Beth Frates es doctora en medicina y pertenece al Colegio Americano de Medicina de Estilo de Vida. Está diplomada por el Consejo Americano de Medicina Legal, es miembro de la Facultad de la Escuela de Medicina de Harvard y presidenta electa del Colegio Americano de Medicina de Estilo de Vida. Las opiniones expresadas en este artículo son propiedad de la autora. Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek.