
UN DÍA DESPUÉS DEL CAÓTICO FINAL DE LA VUELTA CICLISTA A ESPAÑA, el presidente Pedro Sánchez expresó su “admiración” por los manifestantes propalestinos que interrumpieron la prueba en Madrid y sugirió excluir a Israel de los torneos deportivos internacionales “hasta que no cese la barbarie”.
El mandatario defendió a la sociedad civil que se moviliza contra la guerra en Gaza y reiteró su rechazo a la violencia, aunque señaló que la protesta del domingo refleja un sentimiento amplio en España en favor de la causa palestina.
“Sentimos una profunda admiración por nuestros ciclistas, pero también un enorme respeto por una ciudadanía que se manifiesta de forma pacífica contra la injusticia”, declaró ante el grupo parlamentario socialista.
Las manifestaciones interrumpieron varias etapas de la Vuelta, incluida la final en el centro de Madrid, que terminó suspendida de manera abrupta. Los activistas pedían la expulsión del equipo Israel-Premier Tech, lo que generó choques con la organización y la Unión Ciclista Internacional (UCI).
La UCI lamentó el respaldo de Sánchez a los manifestantes, advirtiendo que pone en duda la capacidad de España para acoger grandes eventos deportivos internacionales.
Israel reaccionó con dureza. El ministro de Exteriores, Gideon Saar, acusó al presidente español de “alentar las protestas” y calificó a su gobierno como “una vergüenza para España”.
La oposición en España también aprovechó el episodio. El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, denunció que el Ejecutivo “permitió e indujo la suspensión de la Vuelta, provocando un ridículo internacional televisado en todo el mundo”.
La Federación de Comunidades Judías de España condenó lo ocurrido y lo calificó de “intolerable”, advirtiendo que la permisividad frente a estas protestas supone un riesgo para la cohesión social y alimenta hostilidad contra la comunidad judía, integrada por unas 45.000 personas en el país.
En paralelo, el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, planteó la posibilidad de boicotear el próximo Festival de Eurovisión si Israel participa en él, lo que aumentó la tensión diplomática.
Las relaciones entre Madrid y Tel Aviv atraviesan uno de sus momentos más críticos. En 2024, España reconoció oficialmente al Estado de Palestina y desde entonces ha endurecido su postura hacia el gobierno de Benjamin Netanyahu.
La semana pasada, Sánchez anunció nuevas medidas para “poner fin al genocidio en Gaza”, incluyendo la suspensión de un contrato de casi 700 millones de euros para la compra de armamento israelí.
Mientras tanto, la organización de la Vuelta a España teme que la polémica afecte futuros eventos. Javier Guillén, director de la prueba, advirtió que lo ocurrido es “absolutamente inaceptable” y pidió soluciones antes del Tour de Francia 2026, que arrancará en Barcelona. N
(Con información de agencias)