
LA ARTESANÍA MEXICANA VIAJÓ HASTA SUDÁFRICA PARA CONVERTIRSE EN UN SÍMBOLO COLECTIVO EN EL G20. La obra Hope, de José Bañuelos, une tradición y diplomacia en un mismo lenguaje de esperanza.
En el Santuario Mandela, en Johannesburgo, los delegados de decenas de países se acercan uno a uno a colocar artesanías sobre una estructura. Sus manos, al igual que cada pieza, provienen de distintos lugares del mundo y cargan una historia única. Aun así, en la cena del G20, un foro internacional de gobernantes y presidentes de bancos centrales que tiene como meta discutir sobre políticas relacionadas con la promoción de la estabilidad financiera internacional, se unieron para dar forma a una obra de 60 piezas que busca inmortalizar la esperanza.
Hope, la instalación, fue presentada el pasado septiembre por el diseñador mexicano José Bañuelos durante la Cumbre de la Alianza de Jóvenes Emprendedores del G20, en la que México y China fueron coanfitriones. El propósito del evento fue reunir a líderes y empresarios de todo el mundo para intercambiar ideas e impulsar nuevas formas de cooperación internacional.
Cada detalle de Hope fue creado por Bañuelos, su equipo y artesanos de Michoacán, con el objetivo de que los delegados del G20 y de la Unión Africana la ensamblaran en conjunto en Sudáfrica. Cada pieza representa la historia y el talento de quienes transforman la tradición mexicana en un lenguaje universal de esperanza y unión.
Arlen Varela, cofundadora de GZV Creative, decidió impulsar e incorporar un proyecto creativo y artesanal al G20 como representante de México. Fue la responsable de que la propuesta del estudio de José Bañuelos, MARVA Studio, llegara a la cena del foro.
“El mensaje era claro y disruptivo: presentar no solo un emprendimiento mexicano, sino también la convicción de que la creatividad, incluso en un espacio de diplomacia, puede tender puentes y abrir caminos.”
NW Noticias habló con ambos para conocer de primera mano el nacimiento de Hope y descubrir qué significa llevar la artesanía de Michoacán al escenario del G20.
¿Cómo fue el viaje de Hope desde México hasta la esfera mundial?
Arlen: Las piezas se crearon en Michoacán. De ahí las trasladamos a la capital para empacarlas muy bien junto con 40 artesanías; de esas, 32 se regalaron a los delegados más importantes y, después, cada quien transportó sus piezas. José viajó con cinco maletas gigantes de equipaje especial… (fragmento completo conservado)
José: Los valores de responsabilidad social, producción colectiva y economía solidaria me ayudaron a crear lazos de comunidad con los artesanos… Dar este mensaje de unión era lo más importante para mí.
En tu modelo de trabajo, ¿cómo se organizan las decisiones junto a los artesanos?
José: Todo se hace a través de una toma de decisiones colectiva. Ellos no son proveedores, sino cocreadores del proyecto… La cocreación del trabajo se da de manera justa y creativa, porque todo el equipo está al tanto.
¿Cómo reciben los artesanos de San José de Gracia la noticia de que su trabajo forma parte de una instalación permanente del otro lado del mundo?
José: Pues la verdad, muy bien, porque ellos ya entienden quiénes son los que realmente valoran su trabajo… Para ellos significa revalorizar lo que hacen y eso nos mantiene muy contentos.
Arlen, en este contexto decidiste llevar a MARVA Studio al G20. ¿Por qué era importante que estuvieran ahí y cuál fue tu experiencia?
Arlen: Creo que MARVA y José representan a México de la mejor manera… Fue un verdadero honor haber llevado a un artista como él.
José, ¿cómo entiendes el valor de que la instalación permanezca de forma permanente en el Santuario Mandela?
José: Creo que va muy alineado a los valores de Nelson Mandela… La instalación refleja la unión y la esperanza que puede existir entre los líderes de distintos países.
Arlen, me contabas que no hubo mucha representación de proyectos culturales. Desde tu experiencia, ¿por qué es importante que la economía creativa tenga presencia internacional?
Arlen: Para mí, el arte y la cultura son el mayor motor de todo… Se trata de buscar esa representación internacional que muestre la riqueza de lo creativo como un puente entre países.
La torre levantada en el Santuario Mandela no fue solo una instalación artística; cada pieza cargaba el viaje de una familia artesana de Michoacán, horas de diseño, escalas de viaje y la esperanza de que miles de voces se unieran en un solo lenguaje: el del arte colectivo.
Hoy, Hope permanece en Johannesburgo como un recordatorio de que la artesanía no es solo un adorno del entorno, sino también un protagonista internacional capaz de hablar de unión, futuro y esperanza. N