
Recibir un diagnóstico de cáncer de mama marca un antes y un después en la vida de una mujer. El impacto emocional, físico y social es tan fuerte que la pregunta inmediata es: ¿qué sigue? Por supuesto es fundamental conocer el tipo de cáncer y el grado de avance que tiene. Con ello se define el tratamiento médico que puede incluir cirugía, quimioterapia, radioterapia o terapias dirigidas.
Aunado a lo anterior, las pacientes comenzarán un camino complejo en el que psicología, alimentación y el apoyo del entorno juegan un papel crucial. Cynthia Villarreal Garza, especialista en oncología médica y directora del Instituto de Oncología Médica del Hospital Zambrano Hellion TecSalud, explica que la detección oportuna salva vidas. Pero lo que sucede tras el diagnóstico define la calidad del tratamiento y de la supervivencia.
“La paciente recibe el diagnóstico en shock y, tanto ella como su familia, se quedan con menos de la mitad de la información que se les da en consulta”, advierte la especialista.
Por ello, Villarreal insiste en la importancia de que las pacientes lleguen acompañadas a la consulta, tomen notas, formulen preguntas y, sobre todo, cuenten con materiales de apoyo.
El tratamiento contra el cáncer de mama no termina en el quirófano ni en la quimioterapia. “Si no cuidamos a la persona de forma integral, la experiencia puede ser muy difícil. Necesitan educación, acompañamiento y supervisión para que no la pasen mal”, enfatiza Villarreal.
En el Centro de Cáncer de Mama de TecSalud se han implementado programas pioneros de “navegación”, en los que una doctora acompaña a la paciente. A través de cuestionarios y seguimiento continuo, se identifican necesidades emocionales, nutricionales o sexuales que rara vez se abordan en consulta, pero que son determinantes para la calidad de vida.
El impacto psicológico del cáncer es profundo. Villarreal es clara: todo paciente diagnosticado debería contar con un psicooncólogo. No se trata de terapia convencional, sino de un acompañamiento especializado que permite manejar la ansiedad, la depresión, la negación o el miedo a la recurrencia.
“La evidencia muestra que un paciente emocionalmente estable tiene menos efectos secundarios, mejor adherencia al tratamiento y, en consecuencia, mejores resultados”, señala.
Sin embargo, este acompañamiento suele quedar relegado. Muchas veces los seguros no cubren la atención psicológica. Ante esa limitante, TecSalud incorporó consultas iniciales de psicología sin costo, lo que ha aumentado la aceptación y adherencia de las pacientes a este servicio esencial.
La nutrición es otro de los pilares del acompañamiento. En un país donde 70 por ciento de la población vive con sobrepeso u obesidad, el cáncer de mama plantea un reto adicional. Los tratamientos pueden inducir menopausia temprana y dificultar la pérdida de peso.
Por ello, contar con la asesoría de un nutriólogo es clave. Además, Villarreal resalta la importancia del ejercicio físico durante y después del tratamiento: “Hoy sabemos que la actividad física mejora los síntomas, ayuda a la recuperación y aumenta las probabilidades de curación. De hecho, ya hay evidencia científica que demuestra que los pacientes que se ejercitan se curan más que aquellos que no lo hacen.”
Pocas veces se habla de la sexualidad de las pacientes con cáncer de mama. Sin embargo, los tratamientos impactan de manera directa en la vida íntima, tanto a nivel físico como emocional.
“En consulta casi nunca se pregunta cómo afecta todo esto la vida sexual, y es un error. La sexualidad forma parte del bienestar de la persona y debe ser atendida”, remarca Villarreal.
El programa de navegación permite identificar estos problemas y canalizar a las pacientes con especialistas en sexualidad y salud reproductiva. En México, muchas mujeres diagnosticadas con cáncer de mama tienen menos de 40 años y no han tenido hijos o no han completado su plan de maternidad. Los tratamientos pueden afectar la función ovárica y llevar a la menopausia prematura.
Para estas pacientes, existen programas de preservación de fertilidad: administración de medicamentos para proteger los ovarios, criopreservación de óvulos o embriones, e incluso procedimientos de fertilización asistida posterior al tratamiento.
“Hoy está demostrado que una mujer que tuvo cáncer de mama puede embarazarse después del tratamiento sin afectar su pronóstico. El mito de que no podían ser madres ha quedado atrás”, afirma Villarreal.
Uno de los efectos secundarios más visibles de la quimioterapia es la pérdida del cabello, que genera un fuerte impacto psicológico. Para enfrentarlo, algunos hospitales en México, entre ellos TecSalud, cuentan con tecnología de enfriamiento capilar, un dispositivo que reduce la caída del pelo durante el tratamiento. Si bien no es 100 por ciento efectivo, representa un alivio emocional importante para muchas mujeres.
El acompañamiento no solo es para las pacientes. Los cuidadores —parejas, hijos, padres o amigos— también requieren apoyo psicológico y orientación.
“Los cuidadores viven todo con la persona enferma y tienen su propio proceso emocional. Es imprescindible voltearlos a ver y brindarles también acompañamiento especializado”, enfatiza Villarreal.
Ignorar al cuidador puede provocar desgaste emocional, depresión y dificultad para brindar apoyo efectivo. Bajo este escenario, algunos programas ya incluyen sesiones dirigidas a familiares.
Con los avances médicos actuales, cada vez más mujeres sobreviven al cáncer de mama. Esto genera un nuevo desafío: la supervivencia. Aunque las pacientes pueden declararse “curadas” tras el tratamiento, muchas viven con el miedo a la recurrencia, quienes interpretan cualquier síntoma como un posible regreso de la enfermedad. Este temor puede ser incapacitante y requiere también atención psicológica.
Pese a ello, muchas mujeres logran encontrar un sentido positivo a su experiencia. Algunas mejoran sus hábitos de vida, hacen más ejercicio, disfrutan más del tiempo con su familia y priorizan lo verdaderamente importante.
El Centro de Cáncer de Mama de TecSalud es el único en México dedicado exclusivamente a esta enfermedad desde hace nueve años. Su modelo multidisciplinario —que reúne oncólogos, cirujanos, radiólogos, patólogos y especialistas en psicooncología, nutrición y sexualidad— busca ofrecer un tratamiento integral y humano. N