
El cruce natural entre jitomates silvestres y plantas parecidas a las papas, ocurrido en América del Sur hace unos nueve millones de años, dio origen a la papa moderna, según un estudio publicado este jueves 31 de julio en la revista científica Cell.
Asequible y versátil, la papa se ha convertido en uno de los cultivos más importantes del mundo. Sin embargo, su origen ha representado un enigma para la comunidad científica durante mucho tiempo.
En ese tenor, un equipo internacional de investigadores afirma haber resuelto ese misterio tras analizar 450 genomas de papas cultivadas y 56 especies silvestres.
“Las papas silvestres resultan muy difíciles de recolectar, por lo que este conjunto constituye la colección más completa de datos genómicos de estas especies que se haya estudiado hasta ahora”, señala Zhiyang Zhang, autor principal del estudio y miembro del Instituto de Genómica Agrícola de Shenzhen, en China.
Los científicos descubrieron que el patrimonio genético de las papas modernas tiene un legado genético equilibrado de dos especies ancestrales. Un 60 por ciento proviene del Etuberosum, un grupo de tres especies provenientes de Chile que se asemejan a las papas modernas, pero sin tubérculo, que es la parte que se consume. Y un 40 por ciento surge del jitomate, una proporción equivalente en todas las papas, ya sean silvestres o cultivadas.
“Esto indica claramente que se trata de una hibridación antigua más que de varios intercambios genéticos posteriores”, declaró Sandra Knapp, botánica del Museo de Historia Natural de Reino Unido.
El profesor en la Universidad de Columbia Británica Loren Rieseberg, coautor del estudio, aseguró que esta pesquisa señala un “cambio profundo” en la biología de la evolución.
Aunque se pensaba que las mutaciones aleatorias eran hasta ahora la principal fuente de aparición de nuevas especies, “ahora estamos de acuerdo en que el papel de la hibridación ha sido subestimado”, agregó.
El último ancestro común entre el Etuberosum y el jitomate fue hace unos 14 millones de años, cuando comenzó a crearse este híbrido en un proceso que se completó hace nueve millones de años.
Este evento evolutivo coincidió con el rápido levantamiento de la cordillera de los Andes, proporcionando condiciones ideales para el surgimiento de plantas con tubérculos que podían almacenar nutrientes bajo tierra.
En el caso de la papa moderna, el gen relacionado con el tubérculo proviene del jitomate, pero solo pudo funcionar junto con un gen del Etuberosum que codifica el desarrollo subterráneo de la planta.
Otro elemento clave de la papa moderna es su capacidad para reproducirse de forma asexual, es decir, sin necesidad de semillas ni polinización. Esta característica ayudó a la propagación de la papa en toda América del Sur y, a través del intercambio humano posterior, en todo el mundo.
Huang argumentó que su laboratorio ahora trabaja en una papa híbrida, capaz de reproducirse por medio de semillas para acelerar su cultivo. Este estudio sugiere que el uso del jitomate “como base de la biología sintética” es una ruta prometedora para crear esta nueva papa. N
(Con información de agencias)