LA LUCHA contra el cáncer se intensifica y cada vez se mejoran y se multiplican los tratamientos que van desde la inmunoterapia a las nanopartículas, aunque por ahora esta enfermedad sigue siendo la segunda causa de muerte en el mundo, con 9,6 millones de decesos en 2018.
IMMUNOTERAPIA
Los medicamentos de inmunoterapia, que modifican el funcionamiento del sistema inmunitario para que reconozca las células cancerosas, han revolucionado el tratamiento de la enfermedad desde hace una década.
Pero solo son eficaces en alrededor del 25 por ciento de los pacientes, con fuertes disparidades según el tipo de cáncer.
El objetivo es “aumentar” este porcentaje, explica Christophe Le Tourneau, responsable de ensayos clínicos precoces en el Instituto Curie, uno de los principales centros franceses de investigación y tratamiento del cáncer.
“Casi 80 por ciento de las moléculas y de las vías terapéuticas en desarrollo contra el cáncer pueden clasificarse dentro de la inmunoterapia”, indica a la AFP el genetista Axel Kahn, presidente de la Liga contra el Cáncer en Francia.
Los investigadores se interesan sobre todo en la asociación de la quimioterapia seguida de la inmunoterapia, puesto que la primera provoca mutaciones en las células cancerosas que se vuelven más fácilmente detectables para el sistema inmunitario.
La ciencia también examina los tratamientos llamados “inhibidores de puntos de control”, que buscan activar los linfocitos –células del sistema inmunitario– presentes en el tumor pero “dormidos” por este último. Esta técnica permitió hasta ahora mejorar sensiblemente el pronóstico del melanoma y del cáncer de pulmón.
Esta representa además una esperanza para los 10-15 por ciento casos de cáncer de mama con “mal pronóstico”, llamados “triple negativo”, que actualmente no cuentan con un tratamiento eficaz, según la Fundación Arc de investigación contra el cáncer.
Un estudio llevado a cabo con el durvalumab, un medicamento comercializado por AstraZeneca para algunos tipos de cáncer de pulmón, muestra que este anticuerpo mejora la supervivencia de mujeres que sufren este tipo de enfermedad, según la revista Nature Medicine.
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VACUNA
Algunos ensayos exploran la eficacia de una vacunación con efectos terapéuticos y no preventivos. La empresa de biotecnología francesa Transgene explora especialmente esta pista, con una vacuna antivirus HPV (virus del papiloma humano), combinado con una inmunoterapia clásica.
La misma empresa acaba de lanzar otro ensayo con una vacuna personalizada para tratar a pacientes que padecen cáncer en la zona otorrinolaringea (nariz, garganta, oído).
Este tratamiento “consiste en poner a disposición del sistema inmunitario una especie de reconocimiento facial”, basado en mutaciones genéticas propias al tumor de cada paciente para que “este identifique las células cancerosas y active una reacción inmunitaria específica”, según el centro Oncopole que colabora con Transgene.
El término “vacuna” se explica en que contrariamente a otras inmunoterapias, “lo que buscamos es atacar las proteínas no que se manifiestan en las células normales sino solo en las tumorales. Se crea una vacuna contra estas proteínas para que el organismo se inmunice contra ellas”, explica a la AFP Eric Solary, director científico de la Fundación Arc.
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NANOPARTÍCULAS
Otro tratamiento prometedor consiste en optimizar la eficacia de las moléculas existentes englobándolas en “nanocápsulas” de lípidos.
Consiste en “distribuir” mejor el medicamento para que “vaya directamente a las células tumorales y evite dañar las células normales”, lo que limita su efecto tóxico para el organismo, según Solary.
Ensayos clínicos “concluyentes y prometedores” llevados a cabo por el Instituto Curie concluyen también que la inyección de nanocápsulas metálicas en el tumor aumentan la eficacia de la radioterapia.
BACTERIAS MODIFICADAS
Otros equipos de investigadores estadounidenses utilizan bacterias genéticamente modificadas para administrar un “cóctel tóxico” al centro del tumor, donde no llegan las moléculas de quimioterapia que circulan por la sangre. N