
AUNQUE ESTÉS HACIENDO TODO LO POSIBLE POR COMER SALUDABLE, existen compuestos microscópicos que se esconden en lo que comes y sabotean tu salud. La aparición de estos microscópicos está asociada a pesticidas que se utilizan descontroladamente en casi todos nuestros alimentos.
Existen varias categorías de pesticidas, pero todas están diseñadas para matar plagas no deseadas o detener patógenos. Los insecticidas matan insectos, los herbicidas matan las malas hierbas, los fungicidas combaten los hongos patógenos, etc.
Los pesticidas rociados sobre las plantas se filtran fácilmente a las aguas subterráneas y terminan en los cursos de agua. De hecho, un estudio de 2014 que realizó pruebas en 38 estados de Estados Unidos encontró que el glifosato (uno de los pesticidas más utilizado en el trigo) estaba presente en la mayoría de los arroyos y ríos junto con el 70 por ciento de las precipitaciones.
En teoría, la cantidad de pesticidas en nuestras vías fluviales se encuentra dentro de un nivel “seguro”. Sin embargo, hay poca investigación sobre los efectos a largo plazo de la exposición crónica a pesticidas en la vida silvestre (o en los humanos a través del agua potable o de riego).
También está el enorme problema de la disminución de los polinizadores y la muerte de insectos beneficiosos. Los insecticidas no diferencian entre insectos beneficiosos y plagas. Esto significa que los insectos no objetivo pueden morir, y de hecho lo hacen, por el uso de pesticidas.
El suelo está lleno de bacterias, hongos y muchos otros microbios. Aunque algunos pueden considerarse patógenos, muchos son beneficiosos y esenciales para un suelo y unas plantas saludables.
La presencia de pesticidas en los alimentos que comemos todos los días puede ser el peligro más extendido de su uso y causar problemas de salud graves.
A pesar de la insistencia de la FDA y la EPA en que los residuos de pesticidas en los productos agrícolas permanecen en gran medida dentro de límites “seguros”, numerosos estudios han demostrado que muchos de estos químicos están relacionados con el cáncer, alteraciones endocrinas, problemas reproductivos y problemas de desarrollo.
La cantidad de residuos de pesticidas en una sola pieza de producto puede ser pequeña, pero ¿con qué frecuencia se come? Para la mayoría de nosotros, la respuesta es: todos los días; lo que significa que continuamente acumulamos pequeñas cantidades de pesticidas. No es difícil ver que esto tiene el potencial de causar graves problemas de salud en el futuro.
El Grupo de Trabajo Ambiental (EWG) elabora cada año uno de los informes más completos sobre residuos de pesticidas en los productos agrícolas. Su último informe de 2021 encontró que alrededor del 70 por ciento de los alimentos no orgánicos contenían residuos de al menos un pesticida.
Esto significa que estamos expuestos a pesticidas con regularidad al comer productos cultivados de manera convencional.
Los peligros de los pesticidas en los alimentos son muy claros, pero ¿cuál es la solución? Si bien lo ideal sería comer solo alimentos orgánicos, el costo puede ser muy alto, por lo que recomiendo checar cada año la lista de las doce frutas y verduras más limpias y “sucias” para consumir orgánicas.
Alimentos que debemos priorizar consumir orgánico:
Fresas (el 99 por ciento de las fresas no orgánicas tenían residuos de pesticidas detectables, espinacas (el 76 por ciento de las muestras tenían residuos de permetrina, un insecticida neurotóxico, col rizada, hojas de mostaza, nectarinas, manzanas (frecuentemente tratadas con difenilamina, una sustancia química restringida en Europa, uvas, cerezas, duraznos, peras, pimientos morrones y picantes (contienen niveles “preocupantes” de acefato y clorpirifos, insecticidas organofosforados, apio y jitomates.
También puedes lavar tus frutas y verduras correctamente y comer sin cáscara para evitar consumir exceso de ellas. N
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Jessica Nasser es licenciada en nutrición clínica por la Universidad Anáhuac, certificada como entrenadora personal por la World Fitness Association y diplomada en nutrición vegetariana por el Instituto de Ciencias de Nutrición y Salud de España. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad de la autora.