
REFRESCOS VINCULADOS A DEPRESIÓN FEMENINA. Un estudio realizado en Alemania encontró que el consumo de refrescos podría estar relacionado con un diagnóstico de depresión mayor (MDD, por sus siglas en inglés) y con síntomas más graves, sobre todo en mujeres.
Los investigadores sugieren que este vínculo puede deberse a cambios en la microbiota intestinal, en particular a la abundancia de la bacteria Eggerthella. La investigación analizó a 405 pacientes con depresión mayor (67,9 % mujeres) y 527 personas sanas (65,5 % mujeres) entre 18 y 65 años.
Los resultados mostraron que por cada aumento en el consumo diario de refrescos, las probabilidades de padecer depresión eran un 8 % más altas. En el caso de las mujeres, la cifra ascendía a un 17 %. En los hombres, en cambio, no se detectó un efecto significativo.
Los autores del estudio subrayan que la dieta juega un papel clave en la salud mental y que el microbioma intestinal actúa como mediador. Además, destacan la necesidad de estrategias preventivas específicas según el sexo.
Los refrescos se describen como productos ultraprocesados, ricos en calorías y azúcares simples como glucosa y fructosa, capaces de alterar la absorción intestinal y favorecer el crecimiento de ciertas bacterias.
El consumo elevado de refrescos se asoció a menor diversidad en el microbioma intestinal femenino.
No hubo diferencias relevantes entre pacientes medicados y no medicados.
El vínculo se mantuvo significativo incluso al ajustar por índice de masa corporal (IMC).
Debbie Shawcross y Victoria Kronsten, investigadoras del King’s College de Londres, señalaron que las mujeres que consumieron más refrescos presentaron más probabilidades de ser diagnosticadas con depresión y reportar síntomas graves. Sin embargo, advirtieron que no se observó ningún efecto en los hombres.
Stephen Burgess, estadístico de la Universidad de Cambridge, enfatizó que el estudio es observacional y que la diferencia de riesgo (8 %) podría deberse incluso al azar. Guillaume Meric, de la Universidad de Bath, añadió que el papel del microbioma en la relación hallada es reducido (4–5 %) y debe confirmarse en más investigaciones.
Los expertos recordaron que los estudios dietéticos enfrentan dificultades para establecer causalidad. La depresión también puede llevar a consumir más bebidas azucaradas, lo que complica el análisis.
Aun así, los autores sostienen que es necesario diseñar políticas de salud pública para reducir el consumo de refrescos y mitigar sus posibles efectos sobre la salud mental.
(Con información de Hannah Millington / Newsweek Internacional)