
ANTE LAS DECLARACIONES DE DONALD TRUMP, los investigadores expresaron preocupación por las consecuencias que tendría si las mujeres embarazadas adoptan la recomendación del mandatario republicano de evitar el analgésico Tylenol, también conocido como paracetamol y acetaminofén.
El 22 de septiembre Trump utilizó el podio de la Casa Blanca para difundir supuestos vínculos entre el Tylenol, las vacunas y el autismo, sin aportar evidencia científica que sustentara sus afirmaciones. Exhortó a las mujeres a no consumir acetaminofén y aseguró que la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos) advertiría al personal sanitario sobre una posible relación con el autismo. No obstante, no presentó datos médicos ni directrices de la agencia que respaldaran lo dicho.
Un día después, la Organización Mundial de la Salud (OMS) desmintió la existencia de tal vínculo. Señaló que el paracetamol o acetaminofén se recomienda a las embarazadas para aliviar el dolor o la fiebre, a diferencia de otros medicamentos como la aspirina y el ibuprofeno, contraindicados especialmente en las últimas etapas del embarazo.
“Evitar el Tylenol cuando es necesario podría exponer a las mujeres y a sus fetos a un riesgo mayor. Se emplea de manera habitual para controlar el dolor y reducir la fiebre, incluso cuando esta se origina en infecciones virales como el resfriado común y en infecciones bacterianas que afectan el tracto urinario o los riñones”, señalaron expertos a la revista científica Nature.
El lunes la FDA anunció que los productos con acetaminofén tendrían una nueva etiqueta de advertencia que indica una posible asociación entre el consumo del medicamento y una mayor probabilidad de trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y autismo en niños.
“El cambio podría llevar a muchas personas a evitar el uso de acetaminofén durante el embarazo”, dijo el comisionado de la FDA, Marty Makary.
Y Trump fue más directo con su mensaje: “Luchen con todas sus fuerzas para no tomarlo”. Pese a todo, la decisión ha sido rechazada por profesionales sanitarios, organizaciones médicas y organismos reguladores de la salud en muchos países, incluyendo el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos, la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios del Reino Unido y la Administración Australiana de Productos Terapéuticos.
Los expertos apuntan que existe evidencia de que dejar la fiebre sin tratar, en particular si es alta (superior a 39.1 °C) o dura más de 24 horas, aumenta el riesgo de consecuencias negativas durante el embarazo.
“Se ha asociado con un mayor riesgo de aborto espontáneo y algunos defectos congénitos como defectos en la columna vertebral y el corazón, y rasgos faciales anormales. Las mujeres no deberían tener que sufrir molestias por dolor o fiebre innecesariamente cuando no hay pruebas convincentes de que tomar paracetamol pueda perjudicar a su hijo”, explicó Debra Kennedy, investigadora de salud femenina de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW) en Sídney, Australia.
De igual manera, Nature refiere que existe evidencia de que la fiebre alta sin tratamiento durante el embarazo podría aumentar la probabilidad de autismo y trastornos psiquiátricos como la esquizofrenia, ya que puede interferir con el desarrollo cerebral fetal.
“Definitivamente creo que algunas mujeres se mostrarán reacias a tomar paracetamol durante el embarazo debido a estas afirmaciones. Otros médicos han comenzado a solicitarle recursos para las personas que expresan su preocupación por el uso de paracetamol durante este estado”, agregó Kennedy.
Otras opciones para aliviar el dolor tienen riesgos altos y bien establecidos de daño cuando se toman durante el embarazo, dice Alex Polyakov, obstetra e investigador de la Universidad de Melbourne, Australia. Estos incluyen aspirina, ibuprofeno, naproxeno, diclofenaco e indometacina, una clase de analgésicos llamados medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE).
A tenor de la revista científica, que cita estudios, tomar estos fármacos durante el tercer trimestre puede afectar la función renal fetal y reducir la cantidad de líquido amniótico alrededor del bebé, lo que aumenta el riesgo de un desarrollo pulmonar deficiente o articulaciones rígidas. El uso de AINE durante el embarazo posterior también puede causar el cierre prematuro de una abertura entre dos vasos sanguíneos del corazón, lo que puede provocar problemas respiratorios potencialmente mortales después del nacimiento del bebé.
Y destaca como un problema fundamental la falta de ensayos clínicos que incluyan a embarazadas, “lo que significa que se desconoce si muchos medicamentos son seguros durante el embarazo”. N