Italia ha modificado de manera drástica su normativa sobre la ciudadanía por descendencia, limitando el derecho a solicitarla únicamente a quienes tengan padres o abuelos italianos. La medida, efectiva desde el 23 de mayo, excluye a miles de personas que buscaban obtener la ciudadanía italiana a través de sus bisabuelos o ancestros más lejanos. La decisión ha generado frustración, especialmente en Estados Unidos y Argentina, donde millones de personas tienen raíces italianas.
UN GOLPE INESPERADO PARA MILLONES DE DESCENDIENTES
“Siempre estuve muy interesado en mi herencia italiana, soñaba con llamarme italiano de verdad y quizás algún día vivir y trabajar en Italia”, declaró Jesse Hughes, residente de Pensilvania, a Newsweek.
“El cambio de regla fue un verdadero golpe bajo”
Hasta ahora, Italia permitía solicitar la ciudadanía por vía del “jure sanguinis” a cualquier persona con un ancestro italiano vivo después del 17 de marzo de 1861, fecha de la unificación del país. Sin embargo, el Ministerio de Asuntos Exteriores anunció que solo quienes tengan padres o abuelos italianos podrán acceder a este beneficio.
“Ser ciudadano italiano es algo serio. No es un juego para obtener un pasaporte y salir de compras en Miami”, expresó el canciller italiano, Antonio Tajani, justificando la medida afirmando.
¿POR QUÉ IMPORTA?
Más de 4 millones de italianos emigraron a Estados Unidos hasta 1920 y en el caso de Argentina entre las décadas de 1850 y 1950, un gran número de italianos llegaron a la nación sudamericana, estimándose que llegaron alrededor de 3,5 millones. Hoy, se estima que unos 20 millones de estadounidenses y 25 millones de argentinos tienen ascendencia italiana. El cambio en la normativa afecta principalmente a descendientes que han mantenido una fuerte conexión cultural con Italia, pese a la distancia generacional.
La reforma también implica que los consulados italianos dejarán de tramitar solicitudes de ciudadanía: todo se gestionará en línea, con entrevistas presenciales obligatorias en territorio italiano. Además, quienes obtengan la ciudadanía podrían perderla si no pagan impuestos, no votan o no renuevan su pasaporte.
Aunque las 60,000 solicitudes actualmente en trámite no se verán afectadas, la medida ha generado preocupación entre quienes estaban por iniciar el proceso.
FAMILIAS DIVIDIDAS POR UNA LEY RETROACTIVA
Joseph Spinelle, nacido en Chicago y actualmente residente en Lecce (sur de Italia), es uno de los “afortunados” que logró obtener la ciudadanía antes del cambio. En 2023, él y su esposa vendieron todo en Estados Unidos para empezar una nueva vida en Italia. Compraron una casa y comenzaron a restaurarla.
“Nos mudamos para obtener el reconocimiento de la ciudadanía. Nuestro objetivo siempre fue quedarnos en Italia”, explicó Spinelle.
Pero su madre, quien intentaba obtener cita en el consulado desde hace años, quedó automáticamente excluida. “Ahora estamos en una situación absurda: fui reconocido como ciudadano por la línea materna, pero mi madre no puede aplicar. Lo mismo ocurre con mi hermana, mi tía, mis sobrinos… Todos excluidos, aunque compartimos el mismo linaje”.
LA DIÁSPORA SE SIENTE RECHAZADA
Para muchos descendientes, la ciudadanía italiana no es solo un pasaporte, sino un símbolo de identidad. Basil Russo, presidente nacional de Italian Sons and Daughters of America (ISDA), lamentó la medida.
“Esto no es solo sobre documentos. Es sobre herencia, identidad y justicia para millones que han mantenido un vínculo cultural con Italia durante generaciones”.
Agregó que la ley afecta especialmente a quienes son bisnietos de inmigrantes italianos: “La mayoría de los 18 millones de descendientes de los 4 millones de italianos que llegaron a Estados Unidos entre 1880 y 1920 ahora son bisnietos. Esta nueva ley les prohíbe solicitar la doble ciudadanía”.
Jesse Hughes también expresó su decepción: “Mi madre y su prima aún pueden aplicar, pero yo quedo excluido porque mi vínculo es a través de mi bisabuelo. Es injusto”. Pese a entender las preocupaciones del gobierno italiano, cuestiona por qué no se endurecen los requisitos para evitar abusos sin cerrar la puerta a quienes han cultivado un vínculo genuino con Italia.
UN CAMBIO REPENTINO Y SIN PERIODO DE GRACIA
Marco Permunian, fundador de Italian Citizenship Assistance, calificó la medida como “injusta y arbitraria”. Según explicó, miles de personas ya estaban invirtiendo tiempo, dinero y esfuerzo en preparar sus solicitudes, y ahora han quedado fuera sin aviso previo ni periodo de transición.
Varios de sus clientes en Estados Unidos planean impugnar la medida judicialmente. “Vamos a buscar a los mejores abogados, desafiar la constitucionalidad de esta norma y pelear hasta el final”, afirmó Spinelle.
En lugar de aliviar la carga de trabajo en los consulados, como argumentó el gobierno, Spinelle asegura que la medida ha provocado una avalancha de recursos legales: “Lo que han logrado es justo lo contrario. Hay una explosión de litigios en los tribunales”.
¿QUÉ SIGUE?
Por ahora, quienes han quedado fuera solo tienen una vía: la judicial. El proceso podría ser largo y costoso, pero muchos están decididos a seguir adelante. “Solo quiero vivir como un italiano real y contribuir a la sociedad italiana”, concluyó Hughes.
¿DÓNDE HAY MÁS DESCENDIENTES DE ITALIANOS?
Top 5 países con mayor número de descendientes de italianos:
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Brasil – más de 30 millones de personas con ascendencia italiana.
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Argentina – alrededor de 25 millones.
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Estados Unidos – unos 20 millones.
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Francia – más de 4 millones.
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Canadá – aproximadamente 1.5 millones.
Países que más solicitan la ciudadanía italiana por jure sanguinis:
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Brasil
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Argentina
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Estados Unidos
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Uruguay
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Venezuela
La mayoría de estas solicitudes provienen de personas que buscan reconectarse con su herencia familiar, escapar de crisis económicas o políticas, o aprovechar las ventajas de un pasaporte europeo. Con esta nueva normativa, miles de personas en América y otras partes del mundo podrían perder esa oportunidad. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)