

EL PLAN DE TRUMP PARA IMPORTAR CARNE ARGENTINA BUSCA FRENA LOS PRECIOS, PERO PUEDE TENER CONSECUENCIAS NO PREVISTAS. El presidente Donald Trump desató una tormenta política con su propuesta para importar carne de res desde Argentina y reducir los precios internos, pero el plan enfrenta un nuevo obstáculo que podría poner en riesgo tanto la seguridad alimentaria como su propia agenda económica.
El domingo, Trump dijo a los reporteros que Estados Unidos podría “comprar algo” de los suministros argentinos para contener el alza de precios al consumidor, lo que provocó críticas inmediatas de agricultores y legisladores de su propio partido. Muchos consideran que la medida traiciona el lema “America First” con el que el presidente llegó al poder.
La polémica aumentó cuando Trump respondió que los agricultores enojados “no entienden” los beneficios de sus políticas y los instó a “bajar sus precios”.
“Los agricultores estadounidenses no lo estamos pasando bien, de hecho estamos peor que con Biden”, declaró John Boyd, fundador de la National Black Farmers Association, a Newsweek. “Es inconcebible decirle a los productores en crisis que bajen los precios mientras pierden sus tierras.”
Un funcionario de la Casa Blanca confirmó a Reuters que Estados Unidos cuadruplicará la cantidad de carne argentina importada con arancel reducido, elevando la cuota a 80 000 toneladas métricas. Sin embargo, más allá del conflicto político, existe un riesgo material: la carne que llegue a EE. UU. podría no ser argentina.
En una carta enviada al presidente, la Asociación de Ganaderos de EE. UU. (USCA) advirtió que Argentina está importando niveles récord de carne desde Brasil para resolver su propia crisis de suministro y precios, lo que sugiere que “la carne ‘argentina’ destinada a EE. UU. podría en realidad ser brasileña”.
“Existen crecientes preocupaciones de que Brasil, un país previamente suspendido por problemas de seguridad alimentaria, pueda enviar carne a Argentina para su reexportación a EE. UU. con etiqueta argentina”, señaló la USCA.
La organización recordó además que la normativa actual permite etiquetar como “Producto de EE. UU.” cualquier carne importada que sea simplemente rebanada o reempacada dentro del país. Esto, dicen, distorsiona el mercado y permite a las grandes empacadoras vender carne extranjera a precios domésticos mientras el producto nacional se percibe como “demasiado caro”.
El temor no solo es sanitario. Tupper explicó que si Brasil triangula sus exportaciones a través de Argentina, el plan de Trump anularía los aranceles impuestos al país sudamericano del 50 %, reduciendo la competitividad de los productores estadounidenses.
“Los precios en Brasil están bajísimos ahora. Si compran barato y venden aquí, donde los precios están en máximos históricos, destruyen el mercado local”, dijo.
Incluso si toda la carne proviniera directamente de Argentina, los ganaderos estadounidenses siguen preocupados. Según Sid Miller, comisionado de Agricultura de Texas, las importaciones argentinas “solo bajarían el precio de la carne molida, no de los cortes premium como el ribeye o el sirloin”.
“Ya importamos carne argentina alimentada con pasto, de razas que producen carne más dura. Traer más no mejora la calidad ni fortalece nuestra industria”, sostuvo Miller.
El propio USDA ha expresado inquietud sobre la posibilidad de que el ganado argentino transporte fiebre aftosa (FMD), una enfermedad altamente contagiosa. Aunque Argentina sostiene que es un país libre de FMD, expertos recomiendan cautela.
“Siempre ha habido preocupación por importar carne fresca o congelada desde Sudamérica”, dijo el economista agroalimentario David P. Anderson. “Los productores estadounidenses son escépticos por los controles sanitarios y las inspecciones en esos países.”
Frente al creciente descontento, el USDA anunció un plan de tres ejes: Financiero, regulatorio y de mercado para fortalecer la industria cárnica nacional.
Aun así, tras años de inflación y crisis, y con la llegada inminente de carne argentina a bajo costo, queda por ver si las nuevas medidas bastarán para mantener la confianza y el sustento de los productores estadounidenses. N