El principal funcionario de Corea del Sur encargado de promover la milagrosa campaña de exportar entretenimiento a audiencias internacionales revela a Newsweek la receta secreta del éxito (fenómeno cultural) en manos de una nación aún dividida tras casi ocho décadas.
El fenómeno, conocido como “K-Wave” [en español, “Ola K”], o hallyu en coreano, comenzó a surgir en el este de Asia a fines de la década de 1990. Esto en medio de una explosión de expresión cultural mientras el país emergía de una crisis financiera regional y un rígido liderazgo militar. Hoy en día, una Corea del Sur vibrante y democrática es, en los hogares de todo el mundo, sinónimo de algunas de las músicas, series de televisión y cine más populares, con producciones artistas megaestrella como BTS, programas dignos de maratonear como El juego del calamar y películas universalmente aclamadas como Parásitos, la única película en lengua extranjera en ganar el Premio Óscar a mejor película hasta el día de hoy.
El enorme impacto para el gigante emergente del soft power se produce a pesar de las amenazas nucleares de su vecina Corea del Norte. Estas surgen de un conflicto aún no resuelto y ahora intensificado debido a fricciones geopolíticas exacerbadas.
“La guerra aún no termina. Está en estado de reposo”, dice a Newsweek el ministro de Cultura, Deportes y Turismo de Corea del Sur, Yu In-Chon, en una entrevista exclusiva en la gran inauguración del Centro Corea de ocho pisos en Nueva York. “Entonces podrías preguntarte: ‘Bueno, ¿eso significa que es peligroso?’
“Bien, es verdad que siempre hay que estar consciente de que hay tensión”, afirma el famoso actor convertido en político. “Pero, como artistas, la gente superará eso y lo utilizará como otra forma de expresar su creatividad”.
CONVERTIR LA CRISIS EN OPORTUNIDAD
De hecho, la Zona Desmilitarizada, o DMZ, que divide la Península de Corea desde un acuerdo posterior a la Segunda Guerra Mundial, alcanzado entre Estados Unidos y la Unión Soviética en 1945, es uno de los lugares turísticos más populares del país. El lado de la frontera de Corea del Sur cuenta con restaurantes, juegos de carnaval e incluso un festival de cine anual que muestra temáticas de paz en una de las fronteras más resguardadas de la Tierra.
“Aunque entiendo que las tensiones han aumentado en los últimos tiempos debido a cuestiones nucleares y cosas así, no creo que los turistas realmente sientan eso”, aclara Yu. “En todo caso, el número de turistas aumentó en los últimos años”.
“Y lo mismo ocurre con el ámbito artístico y cultural”, añade. “Para superar la división han intentado muchas cosas y, a través de ellas, también logran avances para repudiarla”.
El conflicto sirvió de inspiración para algunas de las obras más emblemáticas de Corea del Sur, como las galardonadas películas de suspenso Zona de riesgo (Joint Security Area) en 2000, y Lluvia de acero (Steel Rain) en 2017. Además de la exitosa serie de comedia romántica de 2019 Crash Landing on You. Esta no solo se convirtió en el programa de mayor audiencia de la cadena tvN del país, sino que también conquistó de manera abrumadora al público en el extranjero, en países como China, Japón y Estados Unidos.
LO QUE REALMENTE DISTINGUE A COREA DEL SUR Y SU GRAN FENÓMENO CULTURAL
En lo que respecta a los deportes, los Juegos Olímpicos de Invierno de 2018, celebrados en el condado de Pyeongchang de Corea del Sur, sirvieron de base para ambiciosas conversaciones de paz entre las dos Coreas rivales. Ambas incluso marcharon bajo una bandera unida en la ceremonia de apertura. Con el regreso de las tensiones a la península en los últimos años, los activistas surcoreanos ahora están incluyendo unidades USB cargadas de K-pop en globos para enviarlos a través de la frontera con la esperanza de influir en Corea del Norte desde adentro.
Pero, para la mayoría de los surcoreanos, particularmente a medida que las esperanzas de paz se desvanecieron en los últimos años, el conflicto a sus puertas está lejos de ser la preocupación más inmediata, ni es visto como el factor más importante para su éxito.
FENÓMENO CULTURAL: LA DIVERSIDAD DE COREA DEL SUR
Yu habla de algunos de los aspectos más distintivos de la cultura de su país que, en su opinión, le dan una gran ventaja en la competencia con sus vecinos mucho más grandes, China y Japón, cuyas industrias del entretenimiento eclipsaron durante mucho tiempo a las de Corea del Sur, una nación de alrededor de 52 millones de habitantes.
“Los coreanos tienen un pensamiento diverso con respecto a los artistas y reconocemos la diversidad”, comenta Yu. “No se repite lo mismo una y otra vez. Se varía constantemente. No se repite, pero cada vez es más. Tiene una cierta característica que lo diferencia del resto del mundo”.
“Entonces es algo dinámico”, añade.
Si bien Yu reconoce que la cultura artística de Corea del Sur tiene similitudes con la de otras naciones asiáticas que han invertido en entretenimiento mundial, considera que el país posee una manera distintiva de manejar el exceso de influencia.
OLA K
“Para mí, una de las cosas más importantes y singulares de la industria cultural coreana es que tomamos influencias culturales extranjeras y, en lugar de simplemente rebobinarlas, las mezclamos con nuestra propia cultura y tal vez las fermentamos y las recreamos, dándoles una sensación diferente”, explica Yu.
Así como Corea del Sur durante siglos se ha distinguido por producir una gran variedad de alimentos y vinos fermentados, y ahora también está ganando mayor dominio internacional como parte de la Ola K, hoy ha logrado absorber una variedad de ingredientes externos para crear productos aún más deleitables. Por ejemplo, Yu señala cómo varios artistas empiezan a interpretar música tradicional coreana utilizando instrumentos occidentales.
Yu, quien habla con Newsweek mientras luce un estilo de vestir centenario conocido como hanbok junto con tenis modernos, también señala un textil de retal cosido con un método clásico coreano pero que representa una interpretación colorida de un caballo de una manera que no evoca la costumbre. Obra de arte coreana.
“Creo que la cultura coreana es realmente el resultado de la combinación de los antiguos elementos tradicionales con los elementos modernos”, dice. “Entonces, el arte actual se basa en la tradición, pero ahora se fusiona con elementos modernos y estamos descubriendo nuevas formas de expresarnos artísticamente”.
¿CUÁNTA INFLUENCIA ES DEMASIADA?
La avalancha de entretenimiento surcoreano sin precedentes para miles de millones de personas en todo el mundo también trae consigo una exposición extraordinaria a una nación cuyo legado dinástico hermético alguna vez le valió el apodo de “el Reino Ermitaño” entre los occidentales del siglo XIX.
El proceso solo se ve acelerado por una fijación a nivel nacional por la tecnología más reciente. Corea del Sur se encuentra entre los países más altos del mundo en términos de porcentaje de usuarios de internet, propietarios de teléfonos inteligentes y la habitualidad de las redes sociales.
Si la tradición es un elemento crucial en la estrategia ganadora de Corea del Sur, entonces la inundación del acceso a culturas externas podría ser un riesgo.
“Hay mucho aprecio por las culturas extranjeras en Corea, especialmente [entre] la generación joven”, comenta Yu. “Hay muchos de ellos que miran a, digamos, la cultura estadounidense, como el jazz, la Coca-Cola, Hollywood, los videojuegos, ese tipo de contenido, y diferentes culturas se comunican y se influyen mutuamente.
“Pero luego estas culturas mutuamente influyentes e influenciadas también evolucionan o cambian”, añade. “Y por eso en Corea ha habido muchos cambios en la forma de vivir el día a día”.
Sin embargo, Yu confía en que algunas cosas seguirán igual, en particular lo que describe como valores culturales fundamentales que los surcoreanos siguen apreciando.
“Al mismo tiempo, algunos conceptos culturales coreanos fundamentales, como la piedad filial, la rectitud y ese tipo de cosas se siguen manteniendo igual porque Corea se centra en la familia”, añade. “Por eso se espera que los padres se sacrifiquen por sus hijos y, a su vez, los hijos tendrán piedad hacia sus padres. Entonces, el flujo del fundamento de la cultura es el mismo, excepto que hoy en día se expresa de maneras más variadas.
“Algunos podrían preocuparse de que Corea pueda perder o debilitar su cultura tradicional, pero creo que siempre ha sido así”, explica. “La gente siempre se preocupa y uno se acostumbra, se adapta, y esa manera también sirve para protegerla”.
ABORDAR LAS BRECHAS EN CASA
Sin embargo, a medida que la cultura surcoreana evoluciona al ritmo vertiginoso del desarrollo moderno y el intercambio intercultural, surgen grandes brechas dentro de la sociedad del país. Las diferencias en cuestiones serias se han ampliado entre hombres y mujeres, jóvenes y mayores, conservadores y progresistas y otros grupos. Pero aquí también Yu ve una oportunidad para que su país “exaltado” aproveche las desventajas y las aborde en su panorama futuro.
“Externamente, si lo miras siempre hay algo sucediendo que es un problema”, menciona. “Pero a medida que atraviesas estos conflictos, en lugar de verte afectado por ellos y deprimirte, das un paso al frente y los utilizas como un trampolín para avanzar y progresar”.
Yu señala que “hay muy pocos países que atravesaron tantos cambios como Corea”. El inicio de la Guerra Fría no solo dividió la península, sino que también trajo una guerra devastadora que mató a millones y destruyó ciudades, incluida Seúl. Ahora es irreconocible con respecto a esa época, con su vida bulliciosa y sus imponentes rascacielos. Frecuentemente se le clasificar como una de las capitales más seguras del mundo.
Ya sean misiles norcoreanos volando sobre la gente o protestas que estallan en las calles, Yu dice que “la vida continúa” independientemente.
“De hecho, el país está en desarrollo en medio de innumerables conflictos, independientemente de si está de un lado o del otro”, aclara. “Es el poder fundamental y la fuerza impulsora de la cultura coreana”.
La libertad e incluso el entusiasmo para discrepar, a menudo apasionadamente, es la piedra angular de lo que Yu identifica como el dinamismo de la cultura surcoreana. “Puede parecer inestable, confuso y desorganizado, pero eso es lo que permite que el país y la cultura progresen”.
¿QUÉ SIGUE?
Hoy Corea del Sur tiene la atención del mundo. Pero pocos, ni siquiera Yu, saben lo que les depara el mañana. Ante tal incertidumbre, Yu reunió a un equipo encargado específicamente de prepararse para el futuro con el fin de garantizar que la “Ola K” siga prevaleciendo.
“Tenemos un panel que trabaja para prepararnos para estos cambios, pero los cambios son tan rápidos que ni siquiera sabemos cómo predecir el futuro”, explica. “Pero lo que queremos hacer, como formuladores de políticas, es brindarles a los creadores el escenario para que puedan hacer realidad lo que imaginan”.
La iniciativa involucra el apoyo del gobierno y del sector privado. Y toma inspiración de otras campañas similares que están llevando a cabo los sectores científico y tecnológico.
No obstante, en línea con el entusiasmo de Corea del Sur por aceptar y refinar una variedad de influencias externas, Yu también enfatiza en que el país se está enfocando en diversificar su menú de entretenimiento. Lo anterior, para producir nuevos tipos de arte que combinen material de origen nacional y extranjero.
“Ya no insistimos en solo difundir la cultura coreana por el mundo”, concluye el funcionario. “Queremos tomar una posición de liderazgo en este tipo de nuevo progreso cultural global, donde podamos tomar lo que funciona del crisol cultural y, usando nuestra creatividad, podamos generar algo y presentarlo al mundo”. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek).
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