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El sueño se volvió una métrica: la era de la ortosomnia

Publicado el 8 de diciembre, 2025
El sueño se volvió una métrica: la era de la ortosomnia
Pulseras, relojes y aplicaciones prometen medir el descanso, pero para muchas personas se convierten en una nueva fuente de ansiedad nocturna. (Especial / AdobeStock)

Querer dormir bien dejó de ser solo una necesidad biológica para convertirse en una exigencia tecnológica. Miles de personas en todo el mundo revisan cada mañana una aplicación, una pulsera inteligente o un reloj que promete descifrar cuántas horas durmieron, en qué momentos se despertaron y cuán eficiente fue ese descanso.

La escena se repite en cientos de habitaciones: cuerpos inmóviles en la cama, pero mentes encendidas por la necesidad de cumplir con un “estándar perfecto”. Sin embargo, mientas la tecnología vigila cada movimiento, surge una paradoja: la obsesión por dormir mejor está robando el sueño. Esa ansiedad acrecentada tiene nombre: ortosomnia, y crece como un huésped inesperado en la quietud nocturna. ¿Hasta qué punto los algoritmos han invadido la intimidad de nuestro descanso?

“Actualmente tenemos distintas formas de medir el sueño para decir si estamos durmiendo bien o mal, pero es importante saber que todos descansamos diferente. El sueño es algo heterogéneo; puede haber individuos que debido a su cronotipo —predisposición natural a sentirse alerta o somnoliento en ciertos momentos del día y de la noche— pueden dormir pocas horas o personas que necesitan 10 horas o más para sentirse bien. Es un asunto personal. La parte subjetiva de cómo percibo mi relajación es lo más importante, incluso más allá de lo que algún dispositivo pueda marcarme”, explica en entrevista con NW Noticias la doctora Mayra Santillán García, neumóloga pediatra con alta especialidad en Medicina del Sueño, avalada por la Sociedad Mexicana de Neumología y Cirugía de tórax, egresada de la Clínica de Trastornos del Sueño de la UNAM.

A tenor de la especialista, que cita un par de estudios, en México hasta 45 por ciento de la población padece algún tipo de trastorno del sueño, una cifra alarmante que refleja un problema de salud pública significativo. El insomnio encabeza la lista. Este dificulta conciliar el sueño, permanecer dormido o ambos. “Con el incremento de estrés en la población, a su vez ha habido un aumento de pacientes con insomnio. En segundo lugar están los trastornos respiratorios asociados al dormir —como la apnea del sueño y el ronquido— y en tercero los trastornos del movimiento —los más comunes son el síndrome de piernas inquietas (SPI) y el trastorno de movimientos periódicos de las extremidades (PLMD)—“, añade.

Doctora Mayra Santillán García, neumóloga pediatra con alta especialidad en Medicina del Sueño. (Cortesía)

FACTORES SOCIALES QUE EMPEORAN EL PROBLEMA

La cultura mexica actual presenta múltiples factores que deterioran la calidad del sueño: jornadas laborales excesivas, largos trayectos en el tráfico, turnos rotativos o nocturnos, y el uso constante de dispositivos electrónicos.

Además, puntualiza Santillán García, existe un rechazo cultural al descanso. “El que duerme más es un flojo”, resume la doctora, quien describe una mentalidad que prioriza la productividad sobre el bienestar. Si bien el insomnio y la ortosomnia están relacionados con el sueño, no son sinónimos. El primero es un trastorno del sueño diagnosticable, mientras que la ortosomnia es un fenómeno social, similar al jet lag social, una discrepancia de horarios entre los días de trabajo o estudio y los días libres que causa un desajuste en el reloj biológico del organismo, según un artículo de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos (NLM).

La obsesión por cumplir con un “sueño perfecto” medido por algoritmos ha dado origen a la ortosomnia: el insomnio provocado por querer dormir bien. (Especial / AdobeStock)

En ese sentido, la ortosomnia es la búsqueda obsesiva de un sueño ideal, libre de perturbaciones, con ciclos de sueño regulares y un enfoque en el proceso de recuperación del cuerpo. “El principal y más importante comportamiento asociado con esto es que las personas que la padecen a menudo asumen incorrectamente que sus rastreadores de sueño son perfectos, por lo cual pasan una cantidad inusual de tiempo en la cama esforzándose por mejorar esos datos. Los rastreadores de tecnología del sueño del consumidor (CST) son solo grabadores de datos y no tecnología independiente. Es válido asumir que la ortosomnia probablemente incluya teléfonos móviles y con su uso experimenten hasta nomofobia —miedo a no tener acceso a un celular—“, se lee en el estudio de la NLM, fechado en enero de 2023.

EL MERCADO DEL SUEÑO

Ahora bien, ¿la ansiedad del sueño y la ortosomnia son lo mismo? La respuesta es no, aunque son bastante similares. El primer término es el estrés o miedo a la hora de acostarse; mientras que el segundo es la obsesión por dormir bien que involucra también el “mercado del sueño”, es decir, la creciente industria global que ofrece productos y servicios para mejorar la calidad del descanso: colchones inteligentes, ropa de cama especializada, aplicaciones de meditación, suplementos como la melatonina, videos ASMR —que pretenden causar una sensación de hormigueo o cosquilleos en el cuerpo con sonidos relajantes—, entre otros.

La empresa global de investigación de mercado Straits Research apunta que el tamaño mundial de la “industria del sueño” se valoró en casi 68,000 millones de dólares en 2024. Sus datos abordan dos temas clave: Latinoamérica se considera una región de bajos recursos e ingresos. Debido al estrés económico y la rápida urbanización, con más del 80 por ciento de la población urbana, la prevalencia de una mala calidad del sueño es alta. Y, en segunda instancia, habla sobre los rastreadores de sueño, que están experimentando un impulso en el mercado debido a la creciente adopción de wearables. Esos dispositivos son tendencia en el mercado de la salud y son bastante populares en Estados Unidos, Canadá y países de Asia-Pacífico, como Japón y China.

“Hace poco salió en las noticias las camas inteligentes o colchones de alta tecnología que utilizan los futbolistas de élite; pueden ofrecer funciones de control de temperatura (enfriamiento o calentamiento) y, en algunos casos, sistemas de masaje o vibración. Al decir como televidente ‘necesito ese instrumento para dormir’, se involucra la cuestión de los mercados. Empiezo a modificar mi estilo de vida. En palabras más sencillas, primero tengo ansiedad que me lleva a la ortosomnia, con todo lo que me ofrece la industria: aromatizantes, almohadas, etcétera, y esto a su vez me puede generar ansiedad del sueño”, pormenoriza la neumóloga.

¿SUGESTIÓN O REALIDAD?

El problema, apunta, se agrava cuando las personas comienzan a autodiagnosticarse basándose únicamente en lo que indican sus dispositivos. En sus palabras, llegan pacientes refiriendo, por ejemplo, “tengo apnea del sueño” porque su anillo o reloj inteligente detectó bajas en la saturación de oxígeno, cuando en realidad el diagnóstico puede ser completamente diferente. “No solo cada persona tiene una forma distinta de dormir; tampoco se duerme igual todos los días. En una ocasión puedo acostarme cinco o 30 minutos más tarde, o necesito levantarme más temprano. A veces la contaminación afecta y, al llegar la noche, mi nariz no está al 100 por ciento, así que recurro a un lavado para respirar mejor. Otras veces una discusión con un familiar o un compañero de trabajo interfiere y me impide alcanzar un sueño reparador”, sostiene Santillán García.

La sugestión de las personas es tal que incluso parece un indicador de cómo serán sus próximas 24 horas. Eso no significa que, si la aplicación señala que dormí poco, todo en mi día se arruina. La cuestión es que terminamos relacionando esa información con cualquier situación y pensamos: “Dormí solo cinco horas y tuve poco sueño profundo, hoy estaré distraído”. Y si algo sale mal, lo atribuimos al instante: “Fue porque no descansé bien”.

Aunque la doctora no precisa cuántos pacientes con ortosomnia ha atendido, afirma que en los últimos dos años el número de personas que llegan con un dispositivo tecnológico aumentó al menos un 50 por ciento. Hasta ahora, no existen cifras ni estudios específicos sobre el número de mexicanos con este fenómeno social, pese a que desde hace años se habla de él en algunos medios, sobre todo internacionales.

Dispositivos de rastreo del sueño acompañan a millones de personas durante la noche, incluso cuando el verdadero descanso no llega. (Especial / AdobeStock)

En una nota de 2019 la cadena británica BBC advierte que las aplicaciones que monitorean el sueño —como Sleep Cycle, Pillow y Sleep Time— pueden ser contraproducentes al empujarnos a pasar demasiado tiempo en la cama para tratar de aumentar la duración del sueño que reporta la aplicación, “lo cual puede exacerbar el insomnio”. Quienes sufren ortosomnia a menudo padecen irritabilidad y apatía cuando al despertar comprueban en la aplicación que sus horas de sueño no fueron “buenas”.

“NO SE TRATA DE DISPOSITIVOS DAÑINOS, EL RIESGO APARECE CUANDO LLEGAN A MANOS INADECUADAS”

Si bien la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que la falta de descanso constituye un problema global y, por ello, cada vez recibe mayor atención en la salud pública, esta situación no implica que todo esté perdido ni que debamos desechar un medidor de sueño o una “cama mágica”; existe tratamiento.

La doctora esclarece que el abordaje es multidisciplinario y requiere apoyo en distintas áreas. El primer paso consiste en recibir información adecuada y confiable. Además, se aplican medidas de higiene del sueño, es decir, hábitos que favorecen un descanso reparador: mantener un horario regular, crear un ambiente de descanso adecuado (oscuro, silencioso y fresco), etcétera. En la consulta con pacientes con ortosomnia, una parte importante del proceso consiste en orientar al individuo y ofrecerle conocimiento claro: qué prácticas son correctas, cuáles son perjudiciales y cómo corregirlas.

De igual modo, resulta fundamental identificar si existe otro trastorno asociado, como ansiedad. En ese caso, no basta con sugerir que se deje de usar el teléfono durante la madrugada, porque la ansiedad suele impedir que la persona logre hacerlo. Algunas personas requieren apoyo psicológico o terapia cognitivo-conductual; otras necesitan tratamiento farmacológico para disminuir los niveles ansiosos, y algunas más requieren una combinación de las tres intervenciones.

Respecto a si se deben dejar atrás los aparatos inteligentes, la egresada de la máxima casa de estudios, contesta “sí y no”. Estos dispositivos han sido útiles para realizar diagnósticos y para que muchas personas identifiquen que algo no funciona bien en su descanso. La problemática surge en el contexto actual: vivimos en una sociedad atravesada por altos niveles de estrés, y eso provoca que en algunos casos únicamente suba.

El auge de los wearables refleja una paradoja contemporánea: cuanto más control buscamos sobre el sueño, más lejos parece estar. (Especial / AdobeStock)

Esto lleva a una pregunta clave: ¿a quién conviene entregarle estas herramientas? “Su acceso es amplio y eso no es necesariamente negativo. No se trata de dispositivos dañinos; por el contrario, ofrecen información valiosa. El riesgo aparece cuando se usan en personas con niveles elevados de ansiedad, porque pueden resultar contraproducentes. En esos casos comienza un ciclo de preocupación por el sueño que antes no existía y esa preocupación abre la puerta al insomnio”, puntualiza.

En conclusión, cuidar la salud del sueño nunca es negativo, pero hacerlo sin los conocimientos adecuados puede ser potencialmente perjudicial. Se estima que 90 por ciento de los adultos posee algún tipo de teléfono inteligente y alrededor del 20 por ciento posee un monitor de actividad física.

Algunos consejos para dormir bien, enlistados por la neumóloga pediatra, son: mantener un adecuado consumo de antioxidantes y estado de hidratación —mínimos dos litros de agua diaria—, realizar actividad física diariamente, establecer un horario fijo para el sueño, optimizar mi cuarto para un buen descanso —oscuridad, silencio, temperatura, comodidad—, alejarme de actividades estimulantes cuando estoy cercana a la hora del descanso como dejar el celular en modo silencioso 30 minutos antes de ir a la cama, apagar el televisor y muy importante el control de las enfermedades que pudiera tener es primordial; “Si tengo rinitis, tengo que realizar lavado nasal y aplicar mis medicamentos para mantener buena higiene nasosinusal y también respirar bien durante el sueño”, concluye. N

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