Una mujer de Míchigan falleció tras desarrollar neumonía bilateral y otros síntomas de la COVID-19. Según informes, el hospital donde prestaba servicios se negó a internarla varias veces, limitándose a prescribir medicina para la tos (antitusígenos) y a indicarle que se recuperara en casa.
FOX 2 Detroit reveló que Deborah Gatewood -trabajadora de la salud con 63 años de edad y empleada del Hospital Beaumont de Farmington Hills, en los suburbios de la zona metropolitana de Detroit- comenzó a presentar un cuadro clínico de fiebre y tos durante la tercera semana de marzo.
“[Los médicos de Beaumont] la enviaron casa con la advertencia de que presentaba síntomas sugestivos de COVID”, dijo Kaila Corrothers, hija de Gatewood. “Aunque es evidente que tenían la sospecha de que había enfermado de COVID, no le hicieron la prueba de detección”.
Las cuatro ocasiones en que Gatewood acudió al departamento de urgencias, los doctores la enviaron a casa con antitusígenos y la indicación de que descansara, agregó Corrothers, quien señaló en un calendario los días en que su madre tuvo que ir al hospital para pedir ayuda. La hija argumenta que cada vez que Gatewood iba al departamento de urgencias, lo hacía porque la fiebre y los síntomas estaban empeorando.
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Gatewood terminó por desarrollar neumonía bilateral y para fines de marzo, sufrió un colapso que obligó a trasladarla en ambulancia al Hospital Sinaí-Grace de Detroit, donde finalmente expiró.
“Siempre le decían que regresara a casa y descansara. Pero ¿cómo iba a descansar con una neumonía bilateral que, para entonces, se había vuelto mortal y para la que solo indicaron medicina para la tos?”, acusó Corrothers.
“Los hechos son que se infectó haciendo el trabajo que desempeñó durante 31 años, y que su propia familia -me refiero a Beaumont- se negó a atenderla. Lo menos que puedo decir al respecto es que me parece muy desconcertante”, añadió.
Cuando Corrothers pidió una explicación del protocolo de hospitalización utilizado en Beaumont, el hospital respondió con lo siguiente: “Debido a la pandemia, estamos recibiendo muchos pacientes que buscan atención, así que hacemos todo lo posible para evaluar, seleccionar y atender a los enfermos con base en la información disponible hasta el momento. Lamentamos mucho la pérdida de cualquier paciente con COVID-19 o alguna otra enfermedad”.
Por su parte, Newsweek ha enviado peticiones de comentarios a los hospitales Beaumont y Sinaí-Grace.
En otro incidente ocurrido el mes pasado, una enfermera de 54 años, y residente de Detroit, resultó positiva al coronavirus tras haber estado expuesta al patógeno mientras trabajaba en el Sistema de Salud Henry Ford. Días más tarde, la mujer fue hallada muerta en su casa.
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Entrevistada tras el deceso, Alexis Fernández, amiga y vecina de la enfermera, declaró: “Debieron practicarle la prueba de detección tan pronto como ocurrió la exposición, en vez de aguardar a que aparecieran los síntomas… No le hicieron la prueba [de inmediato], a pesar de que el hospital la había destinado a trabajar con esos casos. Le costó la vida”.
A resultas del suceso, el Sistema de Salud Henry Ford emitió el siguiente comunicado: “En lo referente a practicar pruebas a los empleados, estamos observando las pautas que han determinado los CDC [Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos]. A la fecha, la recomendación [de la dependencia federal] es hacer pruebas a los miembros del personal solo si presentan síntomas. Nuestro protocolo para cualquier empleado que empiece a manifestar síntomas -ya sea que en el lugar de trabajo o aislado en casa- es que se comunique con nuestro departamento de Salud Laboral para realizar la prueba de inmediato”.
Según un informe publicado por los CDC el 17 de abril, al menos 9,282 trabajadores de la salud (TS) estadounidenses están infectados con el nuevo coronavirus; de ellos, 27 habían muerto hasta el 9 de abril.
Los CDC señalan: “Es muy posible que [la cifra] sea una subestimación, ya que la información disponible sobre los TS representa solo el 16 por ciento de los casos notificados en todo el país. Por otra parte, es probable que se practiquen menos pruebas de detección a los TS asintomáticos o con infecciones leves, de modo que la notificación de casos en ese grupo tiende a ser menor”.
“En términos generales, apenas 3 por ciento de los casos notificados (9,282 de 315,531) pertenecen al grupo de los TS. Sin embargo, en las entidades federativas que proporcionan información más completa sobre el estado de sus TS, estos individuos representan hasta 11 por ciento de los casos registrados (1,689 de 15,194). Se espera que el total de casos de COVID-19 en la población de los TS experimente un incremento conforme más comunidades estadounidenses inicien la fase de diseminación generalizada”, agrega la dependencia.
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El informe de los CCD precisa que, de los TS infectados, 6,760 no necesitaron atención intrahospitalaria, en tanto que 723 fueron hospitalizados y otros 184 debieron ser ingresados en la unidad de cuidados intensivos.
“Es de suma importancia que protejamos la salud y garanticemos la seguridad de los TS, tanto en el lugar de trabajo como en la comunidad. Mejorar la vigilancia mediante informes rutinarios de empleo e industria no solo beneficiará a los TS, sino a todos los trabajadores durante la pandemia de COVID-19”, concluyeron los CDC.
A principios de esta semana, varios representantes de la organización National Nurses United (NNU; el sindicato de enfermería más grande de Estados Unidos) realizaron una manifestación frente a la Casa Blanca para exigir que el gobierno financie la producción de más equipos de protección personal (PPE, por sus siglas en inglés).
“Sin un estándar federal de salud y seguridad, enfermeros y demás trabajadores de la salud, en muchos hospitales de todo el país, no disponen de los PPE adecuados para protegerse durante la exposición al virus”, declara un comunicado de la NNU.
“El personal de enfermería ha informado que se necesitan respiradores [cubrebocas] N95 o con un nivel de protección mayor, así como otros equipos protectores que permitan atender a los pacientes que puedan estar infectados con SARS-Cov-2”, agrega el documento.
Detectado por primera vez en la ciudad china de Wuhan, el nuevo coronavirus ha cobrado las vidas de, al menos, 200 enfermeras y médicos de todo el mundo; incluidos los más de 100 en Italia.
La pandemia de COVID-19 se ha diseminado entre más de 2.6 millones de personas, en al menos 185 regiones y países. Según las cifras más recientes de la Universidad Johns Hopkins, han muerto más de 183,400 enfermos y alrededor de 713,300 se han recuperado de la infección.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek