Una reciente investigación proporciona nueva información sobre por qué a las tortugas marinas les resultan tan apetitosos los trozos de plástico desechados: no solo parecen comida, sino que también huelen a ella.
En un artículo publicado en la revista Current Biology se demuestra cómo los plásticos flotantes adquieren una película de algas y de otros microorganismos que ocultan la naturaleza sintética del material. De acuerdo con los científicos que realizaron el estudio, esta es la primera investigación en la que se muestra que el olor del plástico podría alentar a los animales a comerlo.
El equipo observó en el laboratorio a 15 tortugas caguamas, también conocidas como tortugas bobas, criadas en cautiverio en la Isla Bald Head, en Carolina del Norte, y vigiló su reacción a los aromas que se les enviaban a través de un tubo hacia el área experimental. Las tortugas se mostraron indiferentes a los olores del plástico y del agua limpia, pero parecían más intrigadas por los plásticos impregnados de alimentos y agua del océano.
Los investigadores observaron niveles más altos de actividad cuando las tortugas sacaban la nariz del agua para percibir el olor. Sus fosas nasales pasaron tres veces más tiempo fuera del agua cuando se enviaban al área aromas de plástico “bioincrustado”, es decir, impregnado con alimentos y agua de mar, en comparación con los otros aromas.
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“El plástico bioincrustado es un material que se ha estado ‘marinando’, por así decirlo, en el océano, y en el que han crecido numerosos organismos pequeños como algas, lapas, moluscos y demás”, declaró a Newsweek Kayla Goforth, alumna del Doctorado en Biología de la Universidad de Carolina del Norte y que participó en el estudio.
“Una vez que esos pequeños organismos han crecido, emiten dimetil sulfato (DMS) que es un aroma que las tortugas perciben como alimento. Gracias a trabajos anteriores, sabemos que las tortugas pueden detectar el DMS y utilizarlo como un llamado a alimentarse”.
Una de las teorías principales de por qué una cantidad tan grande de plástico acaba en las entrañas de las tortugas y de otros animales marinos es que estos confunden la apariencia de los alimentos; por ejemplo, una bolsa de plástico puede ser confundida con una medusa. Este estudio añade una nueva dimensión al dilema e indica que su sentido del olfato también podría ser clave.
“Esta nueva investigación acerca de la atracción que sienten las tortugas marinas por el olor de los plásticos es particularmente preocupante, debido a que añade una nueva dimensión a la amenaza de los plásticos”, declaró a Newsweek Nick Mallos, director de alto nivel del programa Mares Libres de Basura de Ocean Conservancy.
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“Anteriormente, las investigaciones indicaban que las tortugas marinas confundían las bolsas de plástico y otros desechos con medusas y otras presas. Ahora, al parecer, la apariencia no es el único factor”.
Pero no son solo las tortugas marinas. Los autores del estudio señalan que existen cerca de 700 especies de animales marinos, entre ellos, especies en peligro de extinción de tortugas y ballenas, que se encuentran amenazadas por los desechos plásticos en el mar debido a que ingieren partículas del mismo y a que quedan enredadas en equipo de pesca.
“Se requiere tan solo medio gramo de plástico para matar a una tortuga marina joven, lo que significa que incluso una exposición mínima podría resultar mortal”, señaló Mallos.
La mejor manera de prevenir esto es evitar que los plásticos terminen en el océano; proyecciones recientes indican que, si la tendencia continúa, para mediados de este siglo podría haber más plástico que peces en el océano.
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“La producción de plásticos se ha incrementado exponencialmente desde la década de 1950, al igual que la cantidad de contaminación plástica que termina en los ecosistemas marinos de todo el mundo”, declaró a Newsweek Charlie Rolsky, Director de Ciencia del organismo Plastic Oceans.
“Los objetos de plástico que se observan con mayor frecuencia en el tracto digestivo de las tortugas pertenecen a una clase de plástico muy semejante a las características morfológicas de las presas de las tortugas. Entre ellos se encuentran elementos de plástico translúcidos y flexibles, como las bolsas de plástico, que son muy semejantes a las medusas, una de las presas más comunes de varias especies de tortugas”.
En el estudio mencionado se estudiaron los aromas transmitidos por el aire. Ahora, el equipo espera investigar los aromas transmitidos por el agua y emitidos por los plásticos, que podrían representar una mayor amenaza para las tortugas más viejas.
Mientras tanto: “Esperamos que esto haga que las personas piensen dos veces antes de dejar una botella de plástico en la playa, o que las inspire a usar una botella de agua reutilizable en lugar de comprar una botella de plástico desechable”, señaló Goforth.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek