Carmen Ramos no solo actúa, también investiga, cuestiona y transforma desde el escenario. Su interpretación de “Tola” en Las partículas de Dios —obra dirigida por Karla Cantú y escrita por Luis Ayhllón— le permite encarnar una propuesta escénica que rompe lo convencional y se instala con fuerza en el debate social.
“Es la primera vez que llega a La Teatrería. La obra se montó hace siete años con otro equipo de trabajo, pero no estuvo en esta sala de arte. Hoy es un equipo nuevo con otra propuesta y también es la primera ocasión que escenifico el papel de ‘Tola’. Aquella vez me habían invitado bajo la interpretación de ‘Pepa’, pero no pude. Ahora con ‘Tola’ me queda como anillo al dedo”, afirma con entusiasmo en entrevista con NW Noticias.
La actriz mexicana, reconocida además por actuar en televisión y cine en entregas como Contra las cuerdas (2023) y Güeros (2014), cuenta cómo Las partículas de Dios, que mezcla comedia, ironía y crítica social, pone en juego no solo el humor, sino una mirada aguda a temas como el machismo, la homofobia, la violencia simbólica y la discriminación.
“No es una obra que solo se burla de lo que somos, sino de lo que seguimos haciendo a pesar del tiempo, aunque sea atemporal”, agrega.
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La puesta en escena, que incluye elementos multimedia y lenguaje cotidiano, también exige del elenco una capacidad de adaptación en cada función: “Improvisamos, pero sin romper el tono. Es parte del riesgo de estar en vivo”.
Y aunque hay diálogos saturados de sarcasmo, Ramos aclara: “No se trata solo de reír. Es una obra políticamente incorrecta, y eso hace falta en la escena mexicana”.
LA TRAMA DE “LAS PARTÍCULAS DE DIOS”
La historia gira en torno a tres mujeres (Tola, Pepa y Lupe) que, desde una ciudad fronteriza entre México y Estados Unidos, entrelazan sus destinos al idear un plan para transformar sus vidas, aunque implique sacrificar a alguien más: Mister Douglas. Este personaje, un benefactor estadounidense aparentemente ejemplar y experto en Santo Tomás de Aquino, se convierte en el blanco de una estrategia que pondrá a prueba las nociones de bondad, justicia y privilegio. Detrás de su fachada de hombre respetable se esconden valores conservadores marcados por la hipocresía, el clasismo y la fe ciega en un sistema desigual.
Para la actriz, la intención es “evidenciar cómo muchas veces el pensamiento dominante justifica la violencia y la exclusión bajo pretextos morales o intelectuales”.

El montaje brilla con un ritmo ágil, diálogos filosos y una estética cargada de referencias visuales, culturales y científicas, justamente como el Bosón de Higgs o la partícula de Dios, uno de los descubrimientos más importantes de la física moderna. El elenco —Carmen Ramos, Mahalat Sánchez y Renata Zalvidea— encarna con precisión la tensión entre lo ridículo y lo trágico en esta “comedia filosófica”.
De igual manera, la conexión entre las tres protagonistas es esencial, tanto en el escenario como en el mensaje de la obra. “En este mundo no podemos andar a la deriva, tenemos que ser grupo”, dice el personaje de Tola, una frase que para Ramos también resume la importancia del trabajo colectivo y del apoyo mutuo en contextos adversos.
“Estar en un grupo es una manera de enfrentar, confrontar, sobrevivir y pasarla bien. [Sin embargo] los vínculos no son nada fáciles, no hay vínculos puros; van y vienen, cambian, se transforman, caducan, crecen y otros nacen”, responde ante la pregunta de por qué en la obra parece que dos amigas se aprovechan de una tercera por su aparente ingenuidad e inocencia.
LA PEDAGOGÍA DE CARMEN RAMOS SE BASA EN “RECONOCER LA VOZ COMO DERECHO CONQUISTADO”
Además de su carrera actoral, Carmen es socióloga, docente y actualmente estudia una maestría en Subjetividad y Violencia, que tiene bases filosóficas y psicoanalíticas, en el Colegio de Saberes. “Me interesa aplicar el conocimiento, no acumular títulos. Lo que pienso, quiero vivirlo y llevarlo a escena”.
Esa búsqueda la ha llevado también a coordinar un ciclo de creación escénica dirigido por mujeres: “Sé lo que es crear en soledad, por eso busco espacios para gestar proyectos desde lo colectivo”.
Como maestra, su enfoque va más allá de la técnica actoral: “Lo primero que intento sembrar en mis alumnos es que asuman su existencia, que confíen en su voz y se deslinden de sus propios prejuicios”. Su pedagogía se basa en reconocer la voz como derecho conquistado, no como un privilegio dado.
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De acuerdo con el sitio Cátedra Bergman de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ha impartido clases en el Centro de Capacitación Cinematográfica durante diez años; laboratorios actorales en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y en la Universidad de la Ciudad de México. Además, impartió cursos para mejorar la expresión oral en reclusorios.

—¿Dirías que abogas por un teatro más provocador y menos elitista, es decir, que se conecte con la realidad mexicana y que sea accesible para el público en general? —preguntamos.
—Puede haber elitismo desde el costo de un boleto, pero también hay gente que no paga 200 pesos por una obra y sí 6,000 por un concierto. Al final, tú decides. México es complicado, pero para mí sigue siendo un terreno fértil de investigación y creación escénica.
DIRIGIRÁ SU PRIMERA PELÍCULA
Aunque se ha desempeñado también en cine y televisión, su corazón está en las tablas: “El teatro me carga de energía, me enfrenta al otro, me transforma”. Y anticipa nuevos caminos, como su ópera prima como directora de cine, actualmente en desarrollo: “Es la historia de una mujer que quiere alcanzar un sueño, pero se topa con dos hermanas que no sabía que tenía. Ahí empieza el conflicto.
“El título va a cambiar, entonces prefiero guardármelo. Es un guion que escribí hace varios años en un laboratorio de creación, que lo dirigió Paula Markovitch”, añade en la conversación.
Carmen Ramos es una voz potente dentro y fuera del escenario, y Las partículas de Dios es apenas una muestra del universo escénico que habita con fuerza, conciencia y pasión.
La obra estará en La Teatrería, en la Ciudad de México, hasta el 15 de junio. Los viernes se presenta a las 20:30 horas; los sábados, a las 20:00, y los domingos, a las 18:00 horas. La propuesta escénica se fortalece con un equipo creativo de alto nivel: Patricia Gutiérrez (escenografía e iluminación), Brisa Alonso (vestuario), Cynthia Muñoz (maquillaje y peinado), Carlos Matus (diseño sonoro), además del estudio de animación CASIOPEA y la diseñadora audiovisual Miriam Romero. N