Chiclayo, una ciudad costera del norte de Perú, se convirtió en el epicentro de la emoción católica tras la elección de León XIV como nuevo papa. Y no es para menos: antes de convertirse en el primer pontífice estadounidense en la historia de la Iglesia, Robert Francis Prevost fue obispo de esta diócesis durante ocho años y vivió más de dos décadas en Perú, país del que también es ciudadano.
“Todos los chiclayanos, todos los peruanos, todos los católicos estamos muy emocionados”, declaró Lula Botey, empresaria local, frente a la catedral de Santa María, donde decenas de fieles coreaban “¡Viva el Papa!” entre cantos, oraciones y aplausos. “Tenerlo tan cerca, compartir con él, y ahora verlo como Papa es un orgullo inmenso”.
LEÓN XIV: UN LÍDER ESPIRITUAL CERCANO Y CARISMÁTICO
Durante su primer mensaje como pontífice desde el Vaticano, León XIV tuvo un gesto muy significativo: saludó en español a su “querida diócesis de Chiclayo” y rindió homenaje a su “pueblo fiel”. Las palabras resonaron especialmente entre quienes lo recuerdan como un hombre humilde, accesible y comprometido con los más necesitados.
“Era una persona muy buena, muy humilde, que te saludaba por la calle”, relató Luis Cherco, de 57 años. “Visitaba a los más pobres y apoyaba a los jóvenes”. Incluso se le recuerda cruzando calles inundadas con botas para asistir a comunidades afectadas por las lluvias.
Jesús León Ángeles, coordinador de un grupo católico, destacó el carácter firme del ahora papa. “No tenía miedo de denunciar injusticias. Si había que hablar de corrupción o de muertes, lo hacía desde el altar”.
UN LEGADO VIVO EN EL CORAZÓN DE CHICLAYO
En pleno centro de la ciudad, frente a la Plaza de Armas, la catedral de Santa María es hoy punto de reunión de fieles y curiosos. El padre Juan Mecán Sánchez, vicario de la parroquia, dirigió una oración colectiva desde las escalinatas del templo. A su lado, un cartel lo decía todo: “¡El Papa tiene corazón chiclayano!”
“Era un hombre admirable, entregado por completo a su pueblo”, afirmó el sacerdote ante decenas de fieles y periodistas.
Y mientras en las calles crece el entusiasmo, los negocios locales también se suman a la celebración. A pocos metros de la catedral, el restaurante Las Américas colgó un letrero que reza con orgullo: “El Papa comió aquí”. Rodrigo Couto Vásquez, gerente del local, recuerda que León XIV era aficionado al chicharrón con salsa de la casa.
¡El Papa tiene corazón chiclayano!
CHICLAYO EN EL MAPA DEL MUNDO
Para muchos, la elección de León XIV no solo representa un hito histórico para la Iglesia, sino una oportunidad para proyectar a Chiclayo ante el mundo. “Va a hacer que Chiclayo esté en el ojo del mundo”, afirmó Víctor Becerra, joven empresario.
Bernardo Víctor Heredia David, un exprofesor de teatro de 81 años, aún no sale de su asombro. “¡Ha sido una sorpresa! Conversé con él después de la muerte de mi esposa. Era un hombre muy sencillo, muy humano. Hacía sentir bien”.
Con la elección de León XIV, Chiclayo no solo celebra a su antiguo obispo, sino también a un líder espiritual que ha dejado huella profunda en su gente. Su figura no solo une a los fieles, sino que también coloca a esta ciudad del norte peruano en el centro de la historia contemporánea del Vaticano. N
(Con información de AFP)
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