El incendio que devastó la catedral de Notre Dame en 2019 dejó al mundo entero consternado, pero cinco años después la icónica iglesia de París ha recuperado su esplendor; ahora se alista para abrir sus puertas a los primeros visitantes el 7 de diciembre.
Cuando las llamas arrasaron el 15 de abril de 2019 uno de los monumentos más grandes de Occidente, inscrito en el Patrimonio Mundial de la Unesco, el mundo entero sintió una profunda tristeza y desesperanza.
Notre Dame tiene casi 1,000 años de antigüedad: la construcción de la catedral, con sus impresionantes gárgolas, comenzó hacia 1163. La construcción se extendió durante dos siglos, hasta 1345.
Cinco años de una obra titánica, en la que participaron 250 empresas y cientos de artesanos, con un costo de casi 700 millones de euros (unos 770 millones de dólares), financiados por 846 millones de euros en donaciones provenientes de 150 países, logró que Notre Dame renaciera de sus cenizas.
Símbolo de la renovación de la catedral; la aguja, una torre alta y puntiaguda que se había derrumbado ante los ojos atónitos de los parisinos y de millones de telespectadores en todo el mundo, se eleva de nuevo hacia el cielo, idéntica a la diseñada por el arquitecto del siglo XIX Eugène Viollet-le-Duc.
Aunque todavía hay grúas sobre la joya parisina y se mantienen andamios en algunos lugares, la obra excepcional se acerca a su fin, confirmó a la AFP el organismo público que la supervisa.
NOTRE DAME ESPERA RECIBIR ENTRE 14 Y 15 MILLONES TRAS LA REAPERTURA EN DICIEMBRE
En la explanada junto al río Sena, los turistas, aún detrás de vallas coronadas con alambres de púas en algunos lugares, se agolpan diariamente para intentar ver los últimos trabajos exteriores, incluida la colocación de un nuevo pavimento de losas de piedra caliza frente al gran portal principal.
Notre Dame recibió 12 millones de visitantes en 2017. La diócesis y el organismo público esperan recibir “entre 14 y 15 millones” tras la reapertura, que incluirá una nueva señalización, un plan de circulación rediseñado y un sistema de reserva en línea.
La idea de cobrar la entrada a los turistas fue lanzada en octubre por el gobierno francés, que reavivó el debate sobre la financiación del patrimonio religioso.
Cuando los fieles y visitantes ingresen a la catedral descubrirán un eje central despejado, un mobiliario litúrgico completamente nuevo y minimalista en bronce oscuro, un muro-relicario contemporáneo de madera de cedro y vidrio formando una aureola que alberga la corona de espinas de Cristo. Además de una catedral luminosa como nunca antes, cuya restauración pudo observar la AFP hace unos meses.
Las paredes, ennegrecidas por el incendio y el tiempo, han recuperado la claridad. Los vitrales, que no sufrieron daños durante el incendio, se limpiaron y restauraron. Y ahora revelan sus colores brillantes, al igual que las decoraciones pintadas de las capillas realizadas por Viollet-le-Duc, que contrastan con el suelo ajedrezado en blanco y negro.
ESTARÁ EL PRESIDENTE EMMANUEL MACRON
El público también redescubrirá los grandes “mays” restaurados, unos grandes cuadros destinados al altar y que eran encargados cada año en el mes de mayo a grandes artistas, entre 1630 y 1707, por la corporación de orfebres que los regalaba a la catedral.
El templo ha recuperado sus ocho campanas y recibirá este jueves la que presidió el Estadio de Francia durante los Juegos Olímpicos. En cuanto a la ceremonia de reapertura, a la cual el papa Francisco, inicialmente previsto, no asistirá finalmente, se han dado pocos detalles hasta ahora.
El arzobispo de París, Laurent Ulrich, anunció que el presidente Emmanuel Macron tomará la palabra en la catedral el 7 de diciembre. Misma que se podrá escuchar en el nuevo el órgano, que ha sido “completamente desmontado, limpiado y restaurado”.
Asimismo, se realizará una misa el 8 de diciembre en la catedral de Notre Dame para consagrar el nuevo altar. Tras esta ceremonia habrá otros eventos para dar las gracias a todos los que contribuyeron a la restauración de la iglesia. N
(Con información de AFP)