A mediados de 1946, Estados Unidos llevó a cabo un par de pruebas de armas nucleares en un atolón remoto del Pacífico, durante las cuales numerosos animales fueron expuestos deliberadamente a las explosiones para evaluar los efectos de la radiación. Si bien muchas de estas criaturas murieron inmediatamente a causa de las explosiones, algunas sobrevivieron, al menos inicialmente, y la misteriosa historia de un cerdo en particular despertó fascinación desde entonces. Esta cerda, conocida como 311, al parecer sobrevivió a la primera de las dos pruebas de la bomba atómica y fue llevada de regreso a Estados Unidos, donde vivió otros cuatro años.
Las pruebas nucleares se llevaron a cabo como parte de un programa militar denominado Operación Crossroads, menos de un año después de que Estados Unidos lanzara dos bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, el 6 y el 9 de agosto de 1945, respectivamente.
Las dos pruebas, conocidas como “Able” y “Baker”, se llevaron a cabo el 1 y el 25 de julio, respectivamente, en el atolón Bikini, un arrecife de coral en forma de anillo en el Pacífico central, que forma parte de las Islas Marshall.
EFECTOS DE LAS EXPLOSIONES NUCLEARES
El objetivo de las pruebas era investigar los efectos de las explosiones nucleares en los buques de la Armada, y se utilizaron más de 90 barcos como objetivos, incluidos acorazados y submarinos estadounidenses obsoletos, así como barcos alemanes y japoneses rendidos. La segunda bomba, “Baker”, fue detonada a 27 metros bajo el agua.
En 22 de los barcos objetivo, el ejército estadounidense también colocó miles de animales, principalmente ratas, pero también cerdos, conejillos de Indias, cabras y ratones, para estudiar cómo los afectarían las explosiones de bombas.
“Algunos animales se usaron no solo para estudiar los efectos de la radiación en un individuo, sino también las consecuencias a largo plazo para la salud de las generaciones posteriores”, dice a Newsweek Jennifer Knox, analista de políticas e investigación del Programa de Seguridad Global de la Unión de Científicos Preocupados.
“Por estas razones, los animales se colocaron a diferentes distancias de la explosión nuclear o se protegieron con diferentes tipos de materiales, cambiando la dosis de radiación que recibieron y su exposición inmediata a los efectos de la explosión”.
CÓMO AFECTAN LAS BOMBAS NUCLEARES A LOS ANIMALES
Según un informe oficial de 1947, estos animales fueron retirados posteriormente y llevados a un barco de apoyo conocido como USS Burleson para su examinación y atención médica, poco después de la detonación de la prueba “Able”, en la que se utilizaron la mayoría de las criaturas.
Algunos animales, alrededor del 10 por ciento, murieron a causa de la explosión inicial. Muchos otros perdieron la vida en los días y semanas posteriores debido a los efectos del envenenamiento por radiación. Algunos regresaron a Estados Unidos donde los científicos continuaron estudiándolos.
Pero una historia particularmente destacada surgió de las pruebas: la del cerdo 311. Según reportes de los medios de comunicación de la década de 1940, este animal había sido encerrado en el baño de oficiales a bordo del crucero japonés Sakawa durante la prueba “Able”.
La explosión hizo que el Sakawa, que estaba ubicado a unos 400 metros del punto de detonación, ardiera violentamente durante 24 horas antes de que finalmente se hundiera, el 2 de julio. De alguna manera, el cerdo 311 sobrevivió a la explosión y al hundimiento de su barco y fue encontrado nadando en la laguna del atolón Bikini un día después, de acuerdo con los informes. La revista Life informó, en un artículo de 1947, que el cerdo era el único animal superviviente de Sakawa.
Cuando se le encontró, el cerdo, de 22 kilogramos y seis meses de edad, mostraba signos de enfermedad por radiación.
SE RECUPERÓ EN UN MES
Un artículo de la revista Time de 1949 reportó que el cerdo 311 estaba “irritable y tenía un conteo sanguíneo bajo”. Pero en un mes, parecía haberse recuperado.
Posteriormente, se llevó al animal de regreso al Instituto de Investigación Médica Naval en Bethesda, Maryland, para ser estudiado. Un año después de la prueba, había pasado de ser un lechón a una cerda de 158 kilos.
Los investigadores tomaron análisis de sangre periódicos del animal para evaluar qué daño había sufrido por la radiación, pero el cerdo parecía estar en relativamente buenas condiciones, salvo por el hecho de que era estéril. Los científicos habían hecho varios intentos de criarla sin éxito, aunque no está claro si esto se debió a los efectos de la bomba.
En abril de 1949, el cerdo 311, que entonces pesaba 272 kilogramos, se entregó al Parque Zoológico Nacional del Smithsonian en Washington, D. C., donde se convirtió en la favorita de los visitantes del sitio. El periodista ganador del premio Pulitzer Walter Pincus escribió sobre el cerdo 311 (Pig 311) en su libro de 2021 Blown to Hell: America’s Deadly Betrayal of the Marshall Islanders.
Después de tres años desde la Operación Crossroads, la gran mayoría de los miles de animales utilizados en la prueba habían muerto, según Pincus. El cerdo 311 les seguiría pronto, pues falleció el 8 de julio de 1950, poco más de cuatro años después de su exposición a la bomba. La causa de la muerte del cerdo no se reveló.
¿EL CERDO 311 ESTUVO ALGUNA VEZ EN SAKAWA?
Aún queda cierta incertidumbre sobre las circunstancias de la supervivencia aparentemente heroica del cerdo de la explosión atómica. No está claro exactamente cómo es que salió con vida del barco, y al menos un artículo de noticias locales de 1946 informó que la criatura no había estado en Sakawa en el momento de la prueba. Una investigación encontró que el cerdo simplemente se había ausentado sin permiso del barco de apoyo USS Burleson antes de reaparecer al día siguiente.
A pesar de que las circunstancias de la historia del cerdo 311 no están del todo claras, Kathryn Higley, profesora de la Facultad de Ciencias e Ingeniería Nuclear de la Universidad Estatal de Oregón, dice a Newsweek que una serie de factores podrían haber tenido impacto en la supervivencia de los animales durante la Operación Crossroads.
“La detonación de un arma nuclear da como resultado la liberación de altos niveles de radiación, altos niveles de calor y ondas de choque. Entonces, dependiendo de dónde se ubican los animales, podrían haber estado protegidos contra algunos o todos estos efectos”, explica Higley.
EFECTOS SOBRE LAS CÉLULAS
“Cuando la radiación impacta en el cuerpo, puede dañar las células. Si se daña un número suficiente de células, la función del órgano puede verse afectada o incluso puede ocurrir la muerte del órgano”, añade la experta.
Este tipo de efectos pueden ocurrir muy rápidamente (con una dosis alta) o tardar semanas o meses en suceder (con una dosis moderadamente alta). Algunos de los animales de la Operación Crossroads sobrevivieron a la explosión inicial. Pero el daño que sufrieron en los tejidos internos fue tan grande que murieron en los días o meses siguientes.
“Con dosis más bajas, las células del cuerpo pueden reparar en gran medida el daño, pero existe la posibilidad de que ocurran reparaciones incorrectas. Esas reparaciones incorrectas pueden preparar el escenario, por ejemplo, para provocar un cáncer”, menciona Higley.
“Este tipo de efecto se llama estocástico, porque la probabilidad de contraer cáncer por la exposición se basa en una probabilidad. Cuanto mayor sea la dosis total, mayor será el potencial o la probabilidad de tener cáncer, pero no el potencial de un ‘peor caso’ de cáncer”.
IMPACTOS DURADEROS DE LAS PRUEBAS NUCLEARES
Los impactos de la prueba no solo los sintieron los animales. En total, Estados Unidos realizó 67 pruebas nucleares en las Islas Marshall durante las décadas de 1940 y 1950, dejando detrás de sí una contaminación radiactiva que todavía se puede detectar en la actualidad.
“Trágicamente, los efectos de estas pruebas no se limitaron a los animales”, dice Knox. “Las poblaciones nativas de los isleños de las Islas Marshall también estuvieron expuestas a los efectos de la radiación y al legado de contaminación ambiental dejado atrás.
“En 2019, los estudios mostraron altos niveles de contaminantes radiactivos en muestras de suelo y frutos tomadas de las Islas Marshall. Las Islas Marshall todavía luchan por una compensación justa y remediación para resolver el daño causado por las pruebas nucleares de Estados Unidos”.
Los sobrevivientes aún sufren las consecuencias humanitarias de estas pruebas y experimentan una tasa significativamente mayor de cáncer, mortinatos, abortos espontáneos, defectos congénitos de nacimiento y problemas reproductivos, entre otras consecuencias ambientales y de salud a largo plazo.
NO A LAS ARMAS NUCLEARES
Alicia Sanders-Zakre, coordinadora de políticas e investigación de la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares, dice a Newsweek: “El creciente riesgo de que las armas nucleares puedan usarse de nuevo hoy hace que sea aún más urgente apoyar a aquellos que ya están viviendo con los efectos de los atentados en Japón y de los ensayos realizados en muchos otros países desde 1945, y que hagamos consciente al mundo del devastador impacto que tienen.
“El Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares [firmado en septiembre de 2017, en vigor a partir de enero de 2021] presenta el único camino realista para eliminar el riesgo del uso de armas nucleares mediante la eliminación de las armas mismas. Todos los países deben unirse a este tratado sin demora”. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek).