LOS PRIMEROS lotes de la vacuna contra el COVID-19 de Pfizer-BioNTech se distribuyen actualmente en todo Estados Unidos después de que las autoridades de salud le concedieron una autorización para su uso de emergencia a principios de este mes, pero la crisis del coronavirus está lejos de terminar.
Mientras los casos de contagio y muerte a causa del coronavirus continúan alcanzando cifras récord en todo el mundo, las personas que tendrán la oportunidad de recibir la vacuna aún tienen muchas preguntas. Por ahora, parte de la información faltante tiene que ver con la forma en que afectará a las pacientes embarazadas y lactantes.
A pesar de la falta de pruebas científicas sólidas, los organismos de salud estadounidenses han publicado algunos consejos preliminares sobre las opciones disponibles para las personas embarazadas, en los cuales se abordan algunas de las grandes preocupaciones de seguridad con la vacuna que aún no ha sido plenamente aprobada. Esto es lo que sabemos hasta el momento.
Existe una cantidad limitada de datos científicos; podría ser “poco probable” que plantee un riesgo.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) indicaron el 15 de diciembre que en los estudios no se había incluido a pacientes embarazadas, pero los expertos piensan que “es poco probable” que las vacunas elaboradas con ARNm, como la de Pfizer, planteen un riesgo para las personas embarazadas.
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Aunque explican que las vacunas de ARNm no contienen el virus que causa el COVID-19 y, por esa razón, no pueden hacer que una persona contraiga esa enfermedad, la institución destaca que, en esta etapa, “se desconocen los posibles riesgos de las vacunas de ARNm para la persona embarazada y para su feto”.
La institución señaló que tendrá “sistemas de monitoreo” para “captar información sobre la vacunación durante el embarazo y vigilará estrechamente los informes”.
Tampoco existen datos sobre la seguridad de la vacuna de Pfizer-BioNTech en las mujeres lactantes, ni sobre los efectos que podría tener en el bebé o en la producción de leche. A pesar de ello, señala que no se piensa que las vacunas de ARNm constituyan un riesgo para los niños alimentados con leche materna.
La vacunación para las mujeres embarazadas es una decisión personal.
Los CDC han dicho que las personas embarazadas y que formen parte de algún grupo al que se recomiende recibir la vacuna contra el COVID-19 (por ahora, principalmente el personal de atención a la salud) pueden decidir si desean vacunarse o no, y se da el mismo consejo a quienes estén amamantando.
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“Una conversación entre las pacientes embarazadas y sus médicos podría ayudarlas a decidir si desean recibir una vacuna que ha obtenido una autorización para su uso de emergencia. Si bien una conversación con un médico podría resultar útil, no es un requisito previo para la vacunación”, explican los CDC en línea.
Las consideraciones que se deben consultar con un proveedor de salud serán los efectos secundarios conocidos de la vacuna, los posibles riesgos para su feto y el riesgo de COVID-19 para ellas mismas.
Las personas embarazadas que decidan vacunarse deberán seguir los lineamientos de salud, como la sana distancia y el uso de cubrebocas.
El Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos (ACOG, por sus siglas en inglés) ha dicho que las vacunas “no se deberán negar a las personas embarazadas que cumplan los criterios de vacunación”, pero las pacientes que declinen vacunarse deberán “recibir apoyo para tomar su decisión”.
Los CDC también han indicado que “no se recomienda la realización de pruebas de rutina para detectar el embarazo antes de recibir la vacuna contra el COVID-19”. Las personas que traten de embarazarse no necesitan evitar el embarazo tras recibir una vacuna contra el coronavirus elaborada con ARNm, indicó el organismo.
Las vacunas podrían tener efectos colaterales que se deben tener en cuenta.
Los expertos en salud advierten que las vacunas contra el COVID tienen diversos efectos colaterales conocidos, como dolor de cabeza, dolor muscular, fiebre, náusea, cansancio y otros. Los funcionarios señalan que también existe una posibilidad remota de que la vacuna de Pfizer-BioNTech provoque una reacción alérgica grave.
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Los CDC aconsejan: “A las mujeres embarazadas que presenten fiebre después de vacunarse se les podría sugerir que tomen acetaminofén debido a que la fiebre se ha relacionado con resultados adversos en el embarazo. También se puede ofrecer acetaminofén como una opción para las mujeres embarazadas que experimenten otros síntomas posteriores a la vacunación”.
Los datos muestran que las personas embarazadas con COVID-19 tienen un mayor riesgo de padecer una enfermedad grave, como una enfermedad que podría requerir ventilación mecánica y provocar la muerte, observan los CDC.
El ACOG señala que, aunque no se dispone de datos sobre la seguridad del uso de las vacunas durante el embarazo, en los estudios no se presentó ninguna alerta que pudiera representar un problema.
El organismo continúa: “Con el interés de permitir que las personas embarazadas, que serían consideradas como una población prioritaria para una vacuna con autorización para su uso de emergencia, tomen sus propias decisiones con respecto a su salud, el ACOG recomienda que tengan la libertad de tomar su propia decisión en conjunto con su equipo de atención clínica”. N
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek