Un criminal convicto que presuntamente secuestró un helicóptero para ayudar a su esposa a escapar de una prisión de Bélgica fue arrestado cuando los investigadores descubrieron que usó su nombre real para reservar el vuelo.
El diario Brussels Times informó que, el viernes pasado, tres hombres se acercaron a una piloto, una mujer de 35 años, en un aeropuerto cerca de Amberes y la obligaron a punta de pistola a llevarlos a Bruselas.
Mike Gielen, de 24 años, quería liberar a Kristel Appelt, de 27, de la prisión femenil de Berkendaal, donde espera juicio por el asesinato de su antiguo novio.
El helicóptero voló en círculos sobre la prisión, situada en el sur de Bruselas, pero la piloto no pudo aterrizar en el patio.
Entonces, los secuestradores la obligaron a volar a Hélécine, una ciudad del sur de Bruselas, donde el padre adoptivo de Gielen, un hombre de 50 años, presuntamente los esperaba en un estacionamiento.
Ese mismo helicóptero había sido contratado con anticipación, aparentemente para que un equipo de televisión pudiera hacer tomas aéreas de varias prisiones.
Sin embargo, Gielen, su padre adoptivo y dos sospechosos más, de 18 y 22 años, respectivamente, fueron puestos bajo custodia cuando los detectives descubrieron que el secuestrador había usado su nombre real para reservar el helicóptero en el aeropuerto de Deurne.
“Puedo confirmar que mi cliente admitió que quería liberar a su esposa de prisión”, dijo Tom van Overbeke, el abogado de Gielen. “Parece que todo esto fue preparado de una forma bastante inexperta”.
ENGAÑO DESCUBIERTO
El sospechoso de 22 años fue identificado por The Brussels Times como Dennis L. Su abogado declaró al diario que un amigo le había pedido que tomara fotos y videos, pero que no tenía idea de ningún plan de escape de prisión.
“Llevó una mochila llena de cámaras y lentes, y también tomó algunas imágenes durante el vuelo. No sabía absolutamente nada de ningún plan para liberar a alguien de prisión”, dijo Jonathan Bogaerts.
Los cuatro hombres enfrentan cargos de robo con violencia utilizando un arma de fuego, participación en una organización criminal, privación ilegal de la libertad e intento de escape.
Gielen, condenado a prisión por tráfico de drogas, se casó con Appelt el año pasado en la prisión mixta de Hasselt.
“Nos topamos de forma bastante accidental. Cuando Kristel y yo tuvimos visitantes en enero de 2019, nos tropezamos uno con otro en el área de visitas”, dijo Gielen al diario Het Belang van Limburg en noviembre del año pasado. “Ya nos conocíamos de antes, pero no nos habíamos visto desde hacía mucho tiempo”.
Señaló que comenzaron a escribirse entre ellos y a tomar lecciones de computación en la prisión, y que “una cosa llevó a la otra”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek