Los hermanos Russo, codirectores de la película de superhéroes más cara de la historia, tienen en sus manos el futuro del universo cinemático de Marvel. No se presionen.
Si el Capitán América salva al mundo del apocalipsis en Avengers: Infinity War, puedes agradecérselo a Joe y Anthony Russo: hace cuatro años, ellos salvaron a Marvel de la ira apocalíptica de sus fans.
Los hermanos son los directores de la película, la cual se estrena el 27 de abril, y hace cuatro años se unieron a Marvel, propiedad de Disney, después de Iron Man 3 y Thor: Un mundo oscuro, rotundos éxitos de taquilla, pero decepciones para los geeks de historietas ultraquisquillosos. Ambas películas cambiaron la diversión mareadora y colorida de las mejores películas de Marvel por una emotividad turbia y atormentada. Los fans no querían ver a Tony Stark (también conocido como Iron Man) sufrir de trastorno por estrés postraumático; querían la mezcla jovial de humor y heroísmo que Joss Whedon le dio a Los Vengadores en 2012, la cual generó 1,500 millones de dólares solo en EE. UU.
Entran los Russo en 2014 con Capitán América y el Soldado del Invierno, un thriller político ingenioso y meticulosamente tramado. El dúo nunca había hecho una película de gran presupuesto. Provenían del mundo de la comedia, dirigiendo un par de largometrajes, incluida Tres son multitud en 2006, y dos de las comedias de situación más inteligentes de la TV, Sacrificios de familia y Community. Pero lo que parecía una pareja dispareja resultó ser lo idóneo, no solo en términos de ocurrencias bien planeadas (los hermanos, inteligentemente, le dieron mucho espacio cómico al Nick Fury de Samuel L. Jackson), sino también en crear una película que tiene alma, no solo los usuales golpes, patadas y acción. Y como eran nuevos en el género, también se las arreglaron para hacer coherente la historia tanto para los fans de línea dura como para los neófitos.
Para se segunda película de Marvel, Captain America: Civil War de 2016, los hermanos Russo tuvieron algunos dilemas: en dos horas y media, tenían que dejar todo listo para dos secuelas (Infinity War, con un presupuesto rumorado de $400 millones de dólares, es la primera), lanzar a Spider-Man bajo el control creativo de Marvel y satisfacer a muchas estrellas carismáticas que buscan un “momento heroico”. La película incluyó un total de 12 superhéroes, incluidos Captain America (Chris Evans), Iron Man (Robert Downey Jr.), Hawkeye (Jeremy Renner) y Black Widow (Scarlett Johansson); también introdujo a Black Panther (Chadwick Boseman).
Una vez más, los Russo demostraron su destreza en hacer malabarismos con acción, comedia y emoción; tanta destreza, que se convirtió en la primera película de Captain America que generó más de mil millones de dólares en todo el mundo. Sus antecedentes en comedias de situación resultaron ser una buena preparación para el gran reparto. “En verdad nos encanta armar narraciones, en las que puedes meter una narrativa desde los puntos de vista de diferentes personajes”, dice Anthony. Con Civil War, ello significó que “no todo personaje está en la misma situación dramática. Sabíamos que Ant Man (Paul Rudd) y Spider-Man (Tom Holland) no tenían el bagaje del conflicto que estaba separando al resto de los Avengers. Podían entrar a la película y dar un tono más ligero”.
Infinity War retaca los créditos aún más, duplicando el número de estrellas. Esta vez hay “22 personajes primarios y cinco o seis villanos”, comenta el supervisor de dobles Sam Hargrave. Para los hermanos, eso se tradujo en incontables oportunidades de divertidos encuentros de superhéroes, una característica de los Russo. Joe dice que el encuentro de Star-Lord (Chris Pratt) con Thor (Chris Hemsworth) es su favorito, seguido de cerca por Iron Man con Doctor Strange (Benedict Cumberbatch), “como dos peces beta narcisistas atrapados en una pecera”.
Profesionalmente, los hermanos también ocupan el mismo espacio, y han colaborado por tanto tiempo, que su relación laboral es intuitiva. “En realidad, no tenemos una división formal en términos de cómo enfocamos las cosas”, menciona Anthony. Evans había interpretado a Captain America dos veces antes de conocer a los Russo, y lo que él aprecia es que, a pesar de la ambición colosal detrás de semejantes éxitos de taquilla, “no lo hacen sentir como una empresa enorme. Es como si hiciera una película con mis amigos”.
También tienen un conocimiento enciclopédico de cine, el cual resulta útil para motivar. “Ellos te hacen ver su punto mediante hacer referencias que ellos saben que sabemos”, añade Evans. “Nunca es: ‘Oye, recuerda, estás enojado en esta escena’. Es: ‘¿Recuerdas esa escena en Fuego contra fuego cuando Pacino hace esto?’”
Según los Russo, Soldado del invierno se inspiró parcialmente en el thriller político de 1974 The Parallax View de Alan Pakula, y Captain America: Civil War en Se7en de David Fincher. Sus estrellas polares para Infinity War fueron el conjunto dramático de 1994 2 Days in the Valley de John Herzfeld y la comedia estadounidense de crimen de 1998 Un romance peligroso de Steven Soderbergh.
Obtener su inspiración fuera del universo de las historietas ha dado actuaciones más tranquilas y más realistas. “Joe Russo tiene una frase, por la que le hago burla pero en secreto se la admiro y aprecio”, dice Johansson. “‘Bájale’, que significa ‘actúa en contra de tu instinto de hacerlo grande, de hacer una declaración, de ser empático’. Esos son los matices que más resuenan con los fans, chicos y chicas”.
Hargrave señala que los métodos excéntricos que los Russo emplearon para mantener relajados sus platós, los tomaron de su departamento de dobles. Lo que se llama “el reto de ejercicio” motiva al reparto y los técnicos a dejar lo que estén haciendo por una hora y hacer 15 lagartijas o sentadillas o zancadas juntos.
Sin embargo, debajo de la estructura holgada hay una planeación rigurosa. Los Russo pasaron meses planeando la lista de imperativos de los personajes con los guionistas Christopher Markus y Stephen McFeely. “Todos nos sentamos juntos con una pizarra blanca magnética, con una foto de cada personaje en la película”, comenta Joe. “Explicamos a cada uno en detalle y en relación con la trama, y establecemos sus intereses personales. Es un proceso arduo y disciplinado”. El cual empezó al tramar Civil War.
Esa fue la última vez que los fans de Marvel vieron a la mayoría de los Avengers, y terminó con ellos perdiendo la aprobación del público y recibiendo fuego amigo, con varios superhéroes enfrentándose entre sí. Esos rencores se conservan en Infinity War, en especial entre los dos personajes con los que los Russo trabajaron más extensamente: Cap y Black Widow. “Ellos han estado más interesados en quitarle las capas a la fachada de Natasha”, menciona Johansson. “Ella se ha movido en la clandestinidad por algunos años y ha desechado la idea de que hay otra ‘vida’ más normal esperándola. Ella ha hecho las paces con esa realidad”.
En Iron Man 2 y The Avengers, Black Widow era la quintaesencia del bombón asesino. Los Russo enfatizaron el contexto, convirtiéndola en un agente más estratégico. Cuando SHIELD, la organización gubernamental militarizada que reunió a los Avengers, cayó ante una insurgencia nazi llamada Hydra, ella y Captain America forjaron una amistad. Eso fue una chispa de genio Russo, al igual que lo fue la decisión de romper su lazo en Civil War.
Anthony admite que a él y Joe les gusta “apoyarse en ciertos personajes mucho más que en otros”, pero han añadido complicaciones acertadas a la red de superhéroes y compinches, al grado en que una película que mezclase franquicias era la única manera de hallar una catarsis. Fueron sus películas de conjunto lo que abrió lo que Marvel llama la Fase Cuatro, que incluye la ampliamente exitosa Spider-Man: De regreso a casa (2017) y la reciente Black Panther.
Tantísimos personajes queridos regresan en Infinity War —incluida toda la familia de T’Challa y el equipo de apoyo de Wakanda— que es fácil olvidar por qué asistirán muchos fans: el debut de Thanos (Josh Brolin), un alienígena de 8 pies de alto y el villano más anticipado en la historia de las películas de Marvel. En más de dos décadas de películas, a los fans se les ha presentado a Thanos en avances y apartes. Digamos que las expectativas son altas.
Los desafíos generados por computadora fueron lo de menos. La meta de los Russo era darle a Thanos suficiente peso emocional para convertirlo en un supervillano para la eternidad, no solo un tipo púrpura quien, naturalmente, arrasará con la mitad del universo. “Lo más aterrador de Thanos es que aun cuando tiene una meta horrenda en mente, tiene muchísima convicción”, dice Anthony. “Algo de lo que está buscando en la película en realidad es muy entendible. Eso, pienso yo, es lo que se vuelve muy incómodo y desafiante. Te hallas simpatizando con él”.
“No apoyas a Thanos”, comenta Dan DeLeeuw, supervisor de efectos visuales de Infinty War, “pero hay algo muy carismático en él. Hay una luz en los ojos de Brolin cuando considera cómo decir una frase, y captamos todo eso, toda su cara casi al nivel de los poros”. El equipo usó una tecnología avanzada de captura de movimiento llamada Medusa, y DeLeeuw dice que ellos simplemente mantuvieron la cámara grabando mientras Brolin cuadraba su personaje con los Russo. “Incluso captamos sus dientes y solo los alargamos para Thanos”.
Por supuesto, a los fans les importa menos la verosimilitud de los dientes de Thanos que si los Russo pueden sacar adelante la película más ambiciosa de Marvel a la fecha. Sin embargo, para los hermanos, regresar a dirigir la secuela sin título en 2019 le pondrá fin a un enamoramiento duradero.
“Nunca olvidaré que vi Iron Man por primera vez en 2008 y me encantó muchísimo esa película”, dice Joe. “Entonces, habiendo podido contar una historia interesante de Iron Man en Civil War, y el hecho de que estas dos películas se supone que serán la culminación de esta tanda de películas de Marvel que comenzó con la primera Iron Man. Eso es grande. Amamos, adoramos a Robert Downey Jr. El personaje crecerá muchísimo en las secuelas, y no solo para él sino para Marvel.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation whit Newsweek