El plástico en el mar, además de ser un peligro a peces, tortugas y ballenas, dispara el riesgo de enfermedades de los arrecifes de coral, un cúmulo de organismos vivos que cubren cerca del 0.2% del suelo marino y proveen un hábitat clave para casi un millón de especies.
De acuerdo con un estudio publicado en la revista Science del ARC Centre of Excellence for Coral Reef Studies en la universidad James Cook en Australia, las probabilidades de enfermedad de los corales aumentaron del 4% al 89% cuando entran en contacto con el plástico.
Joleah Lamb, autora del estudio, dijo que aún se intenta descubrir por qué los plásticos son tan peligrosos para el coral. Podría ser que “los plásticos sean vasos ideales para microscópicos organismos colonizadores que pueden disparar las enfermedades si entran en contacto con los corales.
Por ejemplo, los objetos de plástico hechos comúnmente de polipropileno, como las tapas de botella y los cepillos de dientes, “son fuertemente habitados por bacterias que están asociadas con un grupo devastador de enfermedades del coral, conocidas como síndrome blanco”.
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“Estimamos que hay 11,100 millones de objetos plásticos en los arrecifes de coral en la región Asia-Pacífico y pronosticamos que esto aumentará un 40% en siete años”, indicó Lamb, quien estima que para el 2025 habrá 15,700 millones de objetos de plástico en esta región.
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), 6.4 millones de toneladas de basura acaban cada año en el mar, de los que un 70% termina en el fondo marino, otro 15% se mantiene en la columna de agua y el resto termina en las playas.
El estudio detalla que los desechos plásticos pueden causar lesiones físicas y abrasión a los tejidos de coral al facilitar la invasión de patógenos o al agotar los recursos para el funcionamiento del sistema inmune durante los procesos de curación de heridas.
La pérdida de la disponibilidad del hábitat estructural para los organismos del arrecife, añade el texto, ha demostrado reducir la productividad de la pesca, por lo que “moderar los riesgos de enfermedades en el océanos será vital para mejorar la salud humana y de los ecosistemas”.