De pioneros digitales a empresarios globales, Brenda Tubilla, Juanpa Zurita y Luisito Comunica cuentan cómo sentaron las bases de una industria que cambió para siempre el entretenimiento. (Especial)
HOY EN DÍA, EL VOCABULARIO ES DISTINTO AL DE HACE UNAS DÉCADAS. Mientras hay palabras que desaparecen, hay otras que se integran al diccionario. Influencer, youtuber y creador de contenido son solo algunos términos que nombran profesiones que hace un par de años, para referenciarlas, era obligatorio explicar de qué trataban, qué eran o qué significaban. Actualmente, en tiempos de la creación de contenido, eso ya no es necesario.
En su momento, algunos los catalogaban como internautas, después como youtubers y ahora podemos referirnos a ellos también como empresarios. Juan Pablo Martínez-Zurita, Luis Arturo Villar y la estratega que trabajó detrás de ellos, Brenda Tubilla, son aquellos pioneros que, aunque no inventaron el juego, sí modificaron las reglas.
Estas personalidades se sinceran con NW Noticias para conversar cómo es que, de ser jóvenes promesas del entretenimiento, hoy son los pioneros del contenido detrás de marcas superexitosas. Para llegar a tal punto fue necesario que se aventuraran a sentar las bases de una industria que apenas se formaba. Hace una década, los retos para un creador de contenido eran distintos: miradas escépticas, pocos usuarios, marcas reacias a cambiar su modelo de publicidad y algunos socios que solo veían en ellos números y seguidores.
Para entonces, la industria todavía era un mar misterioso con tormentas que pocos se atrevían a navegar. Sin embargo, el objetivo de estos pioneros digitales no era el oro, sino el mismo viaje. Antes, para pertenecer al mundo del entretenimiento tenías que pasar por medios tradicionales, ya sea que una disquera apostara por ti o que un canal te cediera cámara. Con el crecimiento de las redes sociales, la puerta quedó abierta para que cualquiera pudiera revelar su talento al mundo. La forma de ver contenido había cambiado por completo.
En 2010 YouTube lanzó su Programa de Socios, permitiendo que los creadores recibieran ingresos por publicidad. En ese momento se plantó la semilla de una industria que hoy genera miles de millones de dólares. Después, cada nueva plataforma como Instagram, Vine, Snapchat y TikTok ha acelerado el fenómeno.Hoy, la llamada “economía de los creadores” está valuada en miles de millones de dólares y se proyecta con un futuro aún más prometedor.
Cuando Brenda, Juan Pablo y Luis comenzaron a ver cómo los suscriptores a sus canales no dejaban de crecer, entendieron el potencial de esta industria en Latinoamérica. “Fuimos creando nuestras propias reglas, adaptando cosas y la verdad es que nuestra visión siempre fue que los creadores fueran tratados igual que un músico, que un actor, que una persona del entretenimiento y creo que en estos 10 años lo hemos logrado con muchísimo éxito”, recuerda Brenda en entrevista con NW Noticias.
La economía de los creadores es este joven concepto que aterriza todos los beneficios monetarios que un creador de contenido puede generar a partir de compartir su pasión. Mientras en el pasado las celebridades y empresarios eran únicamente presentadores, actores o hijos con un apellido pesado, hoy en día, gracias a la tecnología, cualquiera que tenga un gramo de pasión podría lograrlo.
Juanpa reconoce que en un inicio, todo era una apuesta. “Tocó ganarse el derecho de estar ahí. Yo siento que era tener la creatividad suficiente para hacer la apuesta o el amor suficiente para crear contenido y saber que íbamos a pasar por un proceso donde la gente iba a querer entender si funcionaba o no”.
La fórmula para Luis, Brenda y Juanpa es sencilla: autenticidad, coherencia y transparencia. Así, los tres han conseguido romper las barreras convencionales del entretenimiento. No es casualidad que aquel anhelo personal de grabarse en sus cuartos, con una cámara web que estaba a punto de dejar de funcionar, se convirtiera en un proyecto empresarial que cada día sigue evolucionando.
Juanpa recuerda también cómo su contenido tuvo que evolucionar al haber empezado tan joven: “Hace siete años estaba yo probando filtros de Snapchat, haciendo chistes infantiles o estampándome huevos en la cabeza, y todos están bien. Ninguno está mal. Creo que el error es cuando, por querer quedarte con algo que ya funcionó, lo sigues perfeccionando. […] Ese es el verdadero peligro, porque dejas de nutrir y dejas de compartir ese lugar real y pasional. Solamente estás repitiendo una fórmula que ya te funcionó”.
El trabajo con sus equipos les permitió trazar un camino que, por cuenta propia, quizá no habrían logrado recorrer. Luis confiesa: “Una cosa que sí aprendí es que puedes delegar muchas responsabilidades. Puedes delegar cosas y acciones. Eso te hace un ‘parototote’ porque tienes más tiempo para poder dedicarle a otros temas”.
BRENDA TUBILLA: TRANSPARENCIA
DW Entertainment & Media, la primera agencia de ecosistema de creadores de contenido en México, nació como un laboratorio mexicano de la industria digital. Bajo la visión de Brenda Tubilla se construyeron algunas de las fórmulas más exitosas en Latinoamérica, siempre con la promesa de mantenerse a la vanguardia. Con más de una década de experiencia, Brenda entendió que la economía de los creadores no era una moda pasajera, sino un cambio de paradigma.
Brenda Tubilla, pionera en la profesionalización de la economía de creadores en México. (Cortesía)
“Creo que nuestro entendimiento del entretenimiento, de lo digital y de la evolución tecnológica, es mucho más amplio simplemente porque llevamos diez años haciendo esto. Definitivamente tenemos un entendimiento diferente. No sé si superior, pero distinto”, cuenta la también cofundadora y directora general de ARCO Entertainment Media.
Además, la empresaria es productora de eventos masivos y ha sido reconocida con premios nacionales e internacionales. Pero nada de esto se levantó solo con estrategia: hubo pasión, cariño y apuestas personales. Brenda recuerda que empezó a trabajar con Juanpa Zurita cuando él aún era menor de edad. “Yo empecé a trabajar con ellos cuando prácticamente eran unos niños. Con Juanpa arrancamos cuando tenía 17 años; todavía me tocó su graduación de la prepa. Entonces, era enseñarles no solo a nivel de industria, sino también a nivel personal”.
Hace diez años la industria de los creadores era un terreno incierto. Las marcas dudaban, los contratos eran casi inexistentes y el pricing era un caos: algunos cobraban demasiado, otros trabajaban gratis y muchos apenas recibían favores a cambio. Brenda fue una pieza clave para convencer a las empresas de que aquello no era una moda, sino una oportunidad. “La mitad de mi chamba era evangelizar: convencer a la gente y a las marcas de que esto realmente iba a ser una nueva industria”.
Desde su experiencia en la industria musical, adaptó prácticas que profesionalizaron el ecosistema: contratos claros, métricas de venta, calendarios de trabajo, briefs de marcas y estándares que hasta ese entonces no existían. Todo bajo un principio inquebrantable: la transparencia. “Una de las cosas que no nos gustaba de la industria tradicional era la falta de transparencia. Yo venía de la música y escuchaba a artistas consolidados hablar de cómo las cosas eran a veces raras”.
En esta relación entre la autenticidad y el negocio, para Brenda, el talento nunca fue un producto, sino un aliado. “Me atrevo a decir que somos los únicos de la industria con contratos en los que no hay una cláusula que impida que se vayan. Nosotros trabajamos con talento porque quieren estar aquí. Es una relación tan personal y de tanta confianza que nunca trabajaríamos con alguien que no quiere trabajar con nosotros, y viceversa”.
Su apuesta fue clara: la profesionalización no mata la creatividad, sino que le da cimientos. La audiencia sigue a los creadores porque creen en ellos, no porque sean inalcanzables. “Entendimos muy temprano en el juego que la audiencia es leal: compra un ticket, un libro o va a un restaurante porque cree en los valores de cada una de las personas que represento”.
Brenda busca construir carreras sostenibles y marcas con visión de futuro. Le saca una sonrisa recordar logros como ver a sus talentos viviendo sus sueños: Juca subirse a un Fórmula E; la colaboración de Luisito Comunica con Crocs; que Juanpa participará en el Fashion Week de Milán, Italia; acompañar a creadores a abrir sus primeros negocios, comprar casas y hasta formar familias. “Ver por primera vez a un talento en un espectacular, en una campaña global en la Quinta Avenida de Nueva York es una cosa increíble”, cuenta entusiasmada.
Brenda se encuentra firme para afrontar un futuro en donde pronostica que la propiedad intelectual será clave, la inteligencia artificial transformará la industria y Latinoamérica tendrá un papel central en la expansión global.
JUANPA ZURITA: COHERANCIA
La historia de Juanpa Zurita es una lección sobre intuición y coherencia. Su tránsito de creador de contenido a empresario fue un accidente convertido en destino. “El resultado de lo que soy como creador es el efecto de mucha pasión y curiosidad por lo que he estado haciendo. El amor por el craft, por el contenido, por conectar y por el entretenimiento ha provocado que, más que una meta, esto se convierta en un negocio”, dice.
El influencer mexicano Juanpa Zurita, referente de una generación que convirtió la creatividad en negocio. (Cortesía)
Para Juanpa, vivir de la creación de contenido lo agarró “en curva”. Nunca dimensionó el potencial de grabar videos en casa, pero la curiosidad lo arrastró a explorar lo que hoy es su gran pasión y legado: crear. “Me tocó vivir la industrialización del contenido, la transición a saber cuánto valgo”, recuerda el joven que tenía apenas 17 años cuando internet todavía era un lienzo en blanco y la palabra influencer no estaba en el diccionario.
Su carrera arrancó en un terreno sin manuales, solo intuición. “No dejaba de haber una parte de mí que decía: no tengo idea”, admite. Esa incertidumbre lo empujó a experimentar y, con los años, a entender la que para él sería la regla de oro de su oficio: la coherencia. “A veces, por ego, acepté colaborar con marcas que tal vez no iban mucho con lo que yo quería o con lo que yo hacía”, reconoce. El resultado fue inmediato: su audiencia detectaba la incongruencia y lo hacía pagar con credibilidad.
Ese golpe lo llevó a aprender que la coherencia es su principal antídoto contra el desgaste creativo. Cuando las colaboraciones respetaron eso, el éxito fue inevitable. La diferencia entre aceptar cualquier oferta y construir alianzas reales definió el salto de Zurita de influencer a emprendedor.
Su mirada hacia la industria también se moldeó al observar a colegas que subían a la cima y caían de golpe. Ver ese ciclo lo convenció de la importancia de rodearse de equipos sólidos. “Tu proceso de creación es tan íntimo que nadie lo entiende de inmediato. Delegar implica tiempo, prueba y error. Pero cuando tu equipo empieza a entenderte, se genera una sinergia que te permite enfocarte en lo que nadie más puede hacer”, explica. Su regla al elegir colaboradores se basa en la pasión y la curiosidad.
Ese principio lo acompañó al diversificarse. Hoy, además de sus contenidos, está detrás de negocios como un restaurante en Cartagena, un complejo de canchas en CDMX o su propio estudio, Arco. “El cambio más grande fue abrir mi estudio creativo. Fue cuando empecé a tomar una postura más proactiva en cuanto a contar historias y a generar mis propias oportunidades. Armar un equipo para poder llevar lo que para mí es el crafting digital a la pantalla más grande. Porque yo sí creo que la nueva ola de talentos está en la pantallita, y son los que van a llegar a todas las pantallotas”.
Zurita mira al futuro con la misma mezcla de coherencia y curiosidad que lo impulsó a iniciar. La inteligencia artificial, dice, es inevitable: “Para nosotros, como creativos, la ventaja será saber utilizarla mejor que otros. La relación con la IA es de director: si das una dirección incorrecta, te devuelve algo incorrecto”.
Hoy, con más de 30 millones de seguidores en Instagram y campañas globales a sus espaldas, Juanpa no solo representa un caso de éxito digital; es también un espejo de la transformación cultural de su generación.
LUISITO COMUNICA: CONSTANCIA
Luisito Comunica nació pensando en grande. Su curiosidad le impulsó a explorar esta nueva ola de comunicación digital con estrategia. “No dar paso sin huarache”, esa es una de sus filosofías de vida. “Yo fui muy suertudo. Cuando seguía en la universidad me cayó una chamba de maestro en una escuela de chicos problemáticos. Como vivía con mis papás, tuve la enorme suerte de que me mantuvieran hasta terminar la escuela y pude ahorrar un poquito de lana. Eso me permitió decir: ‘Me voy a mudar a otra ciudad, agarrar un trabajillo mal pagadón, pero para chance pegarla como youtuber’. El ‘huarache’ fue ese ahorro que pude hacer”, narra.
Con millones de seguidores, Luisito Comunica ha convertido su marca personal en negocios que van de la telefonía a las bebidas. (Cortesía)
En un ecosistema digital cada vez más saturado, Luisito tiene claro que el ingrediente principal de su fórmula es la constancia. “He aprendido que más que el talento o la calidad de la idea, lo más importante es ser constante. Siempre presente, siempre dándole”, afirma. Esa disciplina lo llevó a mantener por cinco años la producción de videos antes de poder vivir de la plataforma. No se trataba de un golpe de suerte, sino de mantenerse activo y de nunca abandonar su canal por mucho tiempo.
Actualmente, las redes sociales han cambiado de manera estrepitosa. Luis adaptó su contenido a formatos más largos, casi televisivos, entendiendo que su público no solo lo consumía en el celular, sino también en la sala, frente a la televisión familiar. Esto lo transformó en una marca personal reconocida en toda Hispanoamérica. “Creo que eso ha ayudado mucho porque, aunque la gente te tenga en la televisión de fondo, de alguna manera te mantiene presente en sus oídos”.
Su instinto de supervivencia lo llevó a no “poner todos los huevos en la misma canasta”. Así nacieron marcas como Pillofón o Gran Malo, negocios que surgieron de un análisis simple pero contundente: la gente lo reconocía en la calle. “Ahí fue que empecé a darme cuenta de que había presencia no solo en internet, sino también en la vida cotidiana. Entonces busqué otros proyectos que se acercaran más a las personas”.
Este tipo de reconocimiento trae como consecuencia que todo el mundo quiera dar su opinión sobre ti, y en un entorno donde las críticas son inevitables, Luisito aprendió a distinguir entre los comentarios malintencionados y las críticas constructivas. “Si algo te resuena, probablemente hay verdad ahí. Si no, solo es mala vibra”, explica. Esa autenticidad y filtro natural todavía lo mantienen fiel a su estilo, incluso en una industria que exige adaptación constante.
Hoy, Luisito no solo es un creador ni solo un empresario. Es ambos. Su “huarache” sigue siendo YouTube, la plataforma que le da estabilidad, pero sus apuestas empresariales lo han convertido en un potenciador de ideas. “Entrar al mundo de los negocios es una apuesta. En mi caso, mi ‘huarache’ es tener un trabajo seguro, mi chamba fija de YouTube, que me da ingreso seguro. Así puedo permitirme perder en ciertas inversiones”.
Estas historias son un ejemplo del tesoro de la creación de contenido: que la constancia abre puertas, la curiosidad expande horizontes y la coherencia garantiza permanencia. N