
CADA VEZ MÁS PERSONAS DECIDEN CONVERTIRSE EN CREADORES DE CONTENIDO con la expectativa de alcanzar el estatus de influente (influencer). Según su nivel, la plataforma en la que trabajan y la estrategia que adoptan, suelen dedicar entre 20 y 60 horas semanales —o incluso más— a actividades que abarcan la producción de material, la gestión de redes sociales y la interacción con la audiencia.
En ese contexto, recientemente se les ha advertido sobre la necesidad de cuidar su salud, después de que un grupo de investigadores mostrara cómo podría lucir el influencer promedio en 2050.
Aunque los creadores de contenido proyectan una vida rodeada de lujos —con contratos de marcas, viajes exclusivos, millones de seguidores y una abundancia de obsequios—, este estilo de vida también implica riesgos físicos.
Con base en investigaciones médicas, los especialistas desarrollaron un inquietante modelo que resume algunos de estos riesgos. Llamada “Ava”, la representación dista mucho de la figura habitual de una influencer actual. En la ilustración aparece con mala postura, rostro desproporcionado, manchas en la piel, cabello debilitado y ojos enrojecidos con ojeras y bolsas marcadas.
El encorvamiento de su postura obedece al llamado “síndrome del cuello de texto”, efecto del uso excesivo del teléfono inteligente. Desde la biofísica, este trastorno se produce por la pérdida de la curva natural de la columna cervical, consecuencia de mantener la cabeza inclinada sobre los hombros durante largos periodos.
Esa inclinación provoca un aumento considerable en la presión sobre las vértebras del cuello. En condiciones normales, la columna cervical soporta alrededor de cinco kilos, el peso promedio de la cabeza con una inclinación de 0°. No obstante, la carga asciende a 18 kilos al inclinarla 30° y puede alcanzar hasta 27 kilos a los 60°, de acuerdo con datos publicados en la revista Interdisciplinary Neurosurgery.
Por otro lado, la piel deteriorada de Ava se explica por dermatitis de contacto, una afección que puede derivarse del uso constante de cosméticos y de la aplicación de múltiples productos para el cuidado facial.
La exposición prolongada a la iluminación LED (como los anillos de luz que usan los influencers para una mejor iluminación) y el uso general de pantallas también han acelerado su envejecimiento visible, provocando líneas, inflamación duradera y cambios en la pigmentación.
Sus ojeras provienen del síndrome de visión por computadora, también conocido como fatiga visual digital; los influencers pasan horas editando videos, transmitiendo en vivo y mirando pantallas, lo que provoca enrojecimiento, sequedad, visión borrosa, ojeras y bolsas debajo de los ojos.
Esto también puede deberse a la falta de sueño, que conlleva riesgos de fatiga crónica, adelgazamiento del cabello e hinchazón de los párpados inferiores. Editar videos a altas horas de la noche, por no hablar de los viajes de lujo a las capitales mundiales de la fiesta, sin duda altera el patrón de sueño de un creador de contenido.
De igual manera, los especialistas explican que el adelgazamiento del cabello también puede ser causado por alopecia por tracción; años de extensiones de cabello pesadas o cabello muy peinado pueden debilitar los folículos pilosos, dando lugar a zonas clavas, retroceso de la línea de cabello y, en general, a un adelgazamiento.
A tenor de los especialistas, los influencers que siguen tendencias como los rellenos faciales y labiales pueden distorsionar sus proporciones faciales naturales debido a la elección inadecuada del relleno, su colocación incorrecta o al intento de levantar demasiado el rostro. Lo anterior puede resultar en mejillas hinchadas, un mentón prominente y una textura artificial de la piel.
De acuerdo con un portavoz de casino.org —quien desarrolló la ilustración con respaldo médico—, el estilo de vida de un influencer puede ser “emocionante”, pero “años de búsqueda de algoritmos, presiones sobre estándares de belleza y creación ininterrumpida de contenido pueden tener un impacto visible tanto en el cuerpo como en la mente”.
“Más que una imagen conceptual, Ava es un reflejo de los efectos a largo plazo que estos hábitos pueden tener. La moraleja es simple: equilibrar la ambición, establecer límites en el trabajo y recordar que la salud y el bienestar siempre sobrevivirán a las modas”. N
(Con información de Rachael O’Connor / Newsweek Internacional)