

EL TÉRMINO INTELIGENCIA ARTIFICIAL (IA) se ha vuelto común en redes sociales, noticieros, programas de televisión y conversaciones cotidianas. Sin embargo, detrás de esas dos palabras suele aparecer un nombre: Yoshua Bengio, considerado por muchos como el “padrino de la IA” y por otros como uno de sus “padres fundadores”, junto con Geoffrey Hinton, de la Universidad de Toronto, y Yann LeCun, de Meta en Nueva York. Pero ¿por qué recibe ese reconocimiento?
Según la revista científica Nature, Bengio es la primera persona cuyo trabajo ha superado el millón de citas en el buscador académico Google Scholar. Investigador de la Universidad de Montreal, en Canadá, se distingue por sus aportes pioneros en aprendizaje automático. En 2019, compartió con Hinton y LeCun el Premio AM Turing, el más prestigioso de la informática, gracias a sus avances en redes neuronales.
Entre sus publicaciones más influyentes figura “Generative Adversarial Nets” (Redes generativas adversarias), con más de 105,000 citas, además de un artículo de revisión en Nature escrito junto a los otros dos pioneros. La revista destaca también sus contribuciones sobre la técnica de “atención”, esencial para que las máquinas procesen texto y que dio origen a los chatbots modernos, comenzando con ChatGPT en 2022.
“El enorme crecimiento en popularidad del aprendizaje automático es evidente”, señala Kaiming He, investigador del MIT y coautor del artículo más citado del siglo XXI. Según Nature, ocho de los 10 artículos más citados de este siglo tratan precisamente sobre aprendizaje automático.
Bengio considera que “la IA está transformando el mundo y aún falta mucho por descubrir”. Además de su labor científica, se ha involucrado en el debate ético sobre esta tecnología. Participó en la redacción de la Declaración de Montreal para el Desarrollo Responsable de la Inteligencia Artificial y promueve la necesidad de reducir los riesgos potenciales que podrían derivarse de los sistemas avanzados de IA.
Por último, Nature aclara que las plataformas bibliométricas como Web of Science, Scopus y OpenAlex suelen registrar menos citas que Google Scholar, ya que este último incluye también libros y preprints publicados en línea. Bengio, sin embargo, advierte: “El objetivo de la investigación no debería ser acumular citas, sino hacer buena ciencia y buscar la verdad”. N