
LAS PARTÍCULAS PRESENTES EN LAS ERUPCIONES solares pueden alcanzar temperaturas hasta seis veces más altas de lo que se había asumido, según un estudio de la Universidad de St. Andrews en Escocia.
Este hallazgo podría resolver un antiguo enigma astrofísico y desafía las suposiciones previas sobre la física solar. Los investigadores descubrieron que los iones, uno de los dos componentes principales del plasma solar, pueden llegar a superar los 60 millones de grados Celsius.
Las erupciones solares son potentes explosiones de energía provenientes del campo magnético del Sol. Comprender estos fenómenos es crucial, ya que las erupciones intensas pueden causar graves interrupciones en la tecnología terrestre, como las comunicaciones por radio y los sistemas de navegación por satélite.
La investigación, liderada por Alexander Russell, profesor de teoría solar en la Universidad de St. Andrews, se basó en el estudio de un proceso llamado reconexión magnética, donde la energía magnética se convierte explosivamente en calor y energía cinética.
“Nos entusiasmamos con los recientes descubrimientos de que un proceso llamado reconexión magnética calienta los iones 6.5 veces más que los electrones”, explicó Russell.
El estudio examinó cómo se calienta el plasma de las erupciones solares, compuesto por iones y electrones. Históricamente, la física solar había asumido que ambos componentes debían tener la misma temperatura. Sin embargo, al revisar los cálculos con datos modernos, el equipo de Russell descubrió que las diferencias de temperatura pueden durar “decenas de minutos” en partes importantes de las erupciones, abriendo la puerta a considerar la existencia de iones supercalientes.
Además de revisar nuestra comprensión de la mecánica de las erupciones, las nuevas estimaciones de temperatura podrían ayudar a resolver un enigma que ha desconcertado a los físicos solares durante casi 50 años.
Según Russell, “la nueva temperatura de los iones se ajusta bien al ancho de las líneas espectrales de las erupciones, lo que podría resolver un misterio astrofísico que ha permanecido en el aire durante casi medio siglo”.
El ancho de ciertas líneas espectrales (la “huella dactilar” de la luz emitida durante las erupciones) era inexplicablemente mayor de lo esperado. N
(Con información de Newsweek Internacional)
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