La historia nos enseña que la relación entre México y Estados Unidos ha sido siempre compleja y el tono de esa relación se ha reflejado en las palabras de sus mandatarios, el presente no es la excepción, en el primer día de su segundo mandato, en su mensaje durante la toma de posesión, el presidente Donald Trump expresó las siguientes frases relacionadas con México y la frontera:
- “Dentro de poco tiempo, cambiaremos el nombre del Golfo de México por el de Golfo de América.”
- “Declararé una emergencia nacional en nuestra frontera sur.”
- “Enviaré tropas a la frontera sur para repeler la desastrosa invasión de nuestro país.
- “Se detendrá de inmediato toda entrada ilegal y comenzaremos el proceso de devolver a millones y millones de extranjeros criminales a los lugares de donde vinieron. Restableceremos mi política de Permanecer en México.”
Para comprender el presente resulta relevante hacer un recorrido histórico de la relación entre México y Estados Unidos. Esta relación ha sido compleja, marcada por tensiones, conflictos y cooperación. Las palabras de sus presidentes ofrecen una visión única de estos momentos, reflejando tanto las posturas políticas como los sentimientos, desafíos y alianzas de ambos países.
Palabras clave de los presidentes de México y Estados Unidos a lo largo del tiempo (1846-2025)
Las ideas expresadas por los presidentes revelan las tensiones y puntos de inflexión en la historia de esta relación.
Las declaraciones de los Presidentes James K. Polk y Antonio López de Santa Anna reflejan la profunda animosidad y la justificación política detrás de la Guerra entre México y Estados Unidos (1846-1848). Polk, presidente de EE. UU., afirmó que “México ha invadido nuestro territorio y derramado sangre estadounidense en suelo estadounidense”, utilizando esta declaración como pretexto para justificar la guerra, alegando una agresión por parte de México en el territorio disputado de Texas. Por otro lado, Santa Anna, expresidente de México, calificó la invasión estadounidense como un despojo ilegítimo de tierras mexicanas, subrayando la postura defensiva de su nación frente a lo que percibía como una amenaza imperialista. Ambas declaraciones ejemplifican las tensiones de una guerra territorial que se originó en la anexión de Texas por parte de los Estados Unidos, llevando a un conflicto sangriento que terminó con la pérdida de más de la mitad del territorio mexicano tras la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo en 1848.
La relación desigual: México frente a la potencia estadounidense
En los tiempos del porfiriato, México experimentaba un desequilibrio económico y militar frente a Estados Unidos, que consolidaba su poderío tras la Guerra Civil. Porfirio Díaz, quien intentaba equilibrar las tensiones internas y externas, no podía ignorar la creciente influencia estadounidense en su país, lo cual se refleja en la icónica frase: “Pobre México, tan lejos de Dios, y tan cerca de Estados Unidos”, esta frase es adjudicada al expresidente Porfirio Díaz, aunque se disputa su autoría con el José Nemesio García Naranjo, abogado, intelectual y político liberal mexicano.
Crisis y conflictos: tensiones por la soberanía
En 1927, el presidente mexicano Plutarco Elías Calles expresó la postura común de México ante la injerencia estadounidense: “México no se opone a los Estados Unidos; nos oponemos a cualquier forma de intervención que vulnere nuestra independencia”. Esta frase refleja la lucha constante por mantener la soberanía, aún en tiempos de colaboración económica.
Lázaro Cárdenas, durante la expropiación petrolera, también destacó que México “no tiene pleitos con ningún país, pero tampoco acepta imposiciones”, mostrando la firmeza de su gobierno en defensa de la autonomía, aun cuando ello significara enfrentarse a la potencia vecina.
La política de cooperación
Con Franklin D. Roosevelt y su “Política del Buen Vecino”, las relaciones se suavizaron en un contexto de crisis global. México apoyó a Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, aunque también defendió sus intereses, como en la expropiación petrolera de 1938. La relación pasó por momentos de colaboración, como los tratados de seguridad y comercio en las décadas siguientes.
John F. Kennedy declaró sobre la relación con México: “La geografía nos ha convertido en vecinos. La historia nos ha convertido en amigos. La economía nos ha convertido en socios y la necesidad nos ha convertido en aliados”.
Desafíos en el siglo XXI
La relación entre México y Estados Unidos sufrió un importante retroceso bajo la presidencia de Donald Trump, cuya retórica generó fricciones constantes. En su campaña presidencial de 2015, Trump descalificó a los inmigrantes mexicanos, describiéndolos como criminales y violadores, lo que tensó aún más las relaciones diplomáticas.
Sin embargo, la relación no solo estuvo marcada por la confrontación. A pesar de las políticas restrictivas y las amenazas de construcción de un muro en la frontera, ambos países continuaron cooperando en temas clave como el comercio y la seguridad. La renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en el nuevo Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC) evidenció la interdependencia económica que persiste, incluso en medio de los desacuerdos políticos.
América Mexicana
La presidenta Claudia Sheinbaum, en respuesta a la propuesta de Donald Trump de cambiar el nombre del Golfo de México por el de “Golfo de América”, sorprendió al declarar con un tono irónico y desafiante que a Estados Unidos habría que llamarle “América Mexicana” como se le denominaba a Norteamérica en un mapa del año 1607. Con esta declaración, Sheinbaum no solo rechazó la idea de Trump, sino que también reafirmó la soberanía y la identidad de México frente a las imposiciones externas. La expresión se interpretó como una afirmación de orgullo nacional y como un mensaje claro sobre el rechazo a cualquier intento de cuestionar o alterar las denominaciones geográficas que pertenecen al país.
La geografía como un puente, no un muro
A pesar de las dificultades, la geografía sigue uniendo a México y Estados Unidos. La frontera común de más de 3,000 kilómetros es un lugar de convergencia de intereses y culturas, donde el intercambio humano, comercial y cultural trasciende las barreras políticas. Las ciudades gemelas, como Tijuana-San Diego y Ciudad Juárez-El Paso, son ejemplos de cómo la relación entre los dos países es, a pesar de todo, profundamente interconectada.
Los cárteles como organizaciones terroristas
Quizá la decisión más controversial es la orden ejecutiva firmada por el presidente Trump establece que en un periodo de 14 días la Secretaría de Estado deberá emitir una recomendación sobre la designación de los carteles como organizaciones terroristas, esta decisión provocó que la presidenta Claudia Sheinbaum declarara “Todos queremos combatir a los cárteles de la droga, pero ellos en su territorio, nosotros en nuestro territorio”
Reflexión final: Una relación multifacética
Las palabras de los presidentes a lo largo de los siglos nos muestran una relación multifacética, en la que las tensiones y los acuerdos han sido una constante. Si bien figuras como Roosevelt y Kennedy promovieron una visión cooperativa, los discursos de Díaz y Trump destacan los desafíos y las dificultades que México ha enfrentado frente a su vecino del norte. Sin embargo, la cooperación, incluso en medio de las diferencias, sigue siendo un pilar fundamental de esta relación, especialmente en términos de comercio y seguridad.
Con el regreso de Donald Trump a la presidencia, la relación con Estados Unidos es y será compleja, pero no todo es negativo, el gobierno de México debe aprovechar el momento y buscar la colaboración del gobierno de Estados Unidos para combatir a un enemigo común: el crimen organizado. El gran reto de nuestra generación es devolver la paz a nuestro país y esto será posible en la medida que ambos gobiernos encuentren un entendimiento y colaboren. Los delincuentes que operan en México son un problema del gobierno mexicano y únicamente el gobierno mexicano puede actuar en territorio nacional, por lo que se debe oponer enérgicamente a cualquier violación a su soberanía.
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Como siempre ha sucedido en la historia, la geografía, los lazos económicos y las interacciones cotidianas seguirán siendo un factor crucial que mantiene a México y Estados Unidos conectados.
A pesar de la retórica de los políticos espero que el pueblo norteamericano comprenda que México no es su enemigo y que su prosperidad y seguridad dependen en gran medida de nuestro país. N
El autor es abogado y consultor internacional en seguridad, tiene una carrera de 25 años, fue Secretario de Seguridad Pública de Tijuana, Subsecretario del Sistema Estatal de Seguridad Pública de Baja California y Director del Centro C4 Baja California.