En noviembre de 2024, durante el Día Internacional contra el Tráfico Ilícito de Bienes Culturales, México recibió 220 piezas arqueológicas que forman parte del patrimonio cultural mexicano. En la devolución de este arte precolombino intervinieron autoridades de Argentina, Canadá, Estados Unidos y Suiza, país con el cual México ha compartido una importante historia de cooperación y compromiso cultural.
“Lo hacemos como país amigo de México, por el gran respeto y la admiración hacia el patrimonio mexicano, que es un patrimonio absolutamente único”, detalla Pietro Piffaretti, embajador suizo en México. “Suiza ve en su papel el promover el rescate de la historia y el patrimonio y que el pueblo mexicano pueda apropiárselo para hacerlo un vector de la transformación social hacia una sociedad que sea más pacificada, más íntegra y que se reconcilie con su propia identidad cultural e histórica”.
Esta restitución de piezas arqueológicas es la primera devolución durante gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum. La cooperación entre los diplomáticos de las cuatro naciones contrasta con los roces que ha tenido la titular del Poder Ejecutivo con otros países europeos, para los cuales es difícil reconocer y asimilar su papel colonial en el mundo.
Sin embargo, Suiza resalta su compromiso con la cultura y la identidad mexicana. “Nuestra idea es apoyar a México también en su esfuerzo de conocer y reconciliarse con su propio pasado como manera de entender el presente y de vislumbrar el futuro”, detalla el embajador Piffaretti en entrevista con Newsweek en Español.
PIEZAS ARQUEOLÓGICAS PARA RECONSTRUIR LA IDENTIDAD NACIONAL
“Como decía Jorge Luis Borges, somos nuestra memoria —añade—. La memoria no es algo externo, sino que nosotros somos constituidos de nuestra propia memoria. Él decía que somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos. Y estas piezas representan esos espejos rotos devueltos para reconstruir una imagen quizá fragmentada del país”.
En ese sentido, el diplomático suizo está seguro de que la restitución significa también fortalecer los lazos sociales y el diálogo, así como la identidad nacional en un país que sigue fragmentado por la historia.
Para México, recuperar sus piezas arqueológicas es un primer paso para volver a constituir ese espejo ya no fragmentado, sino completo y subsanado para regresar a las colectividades mexicanas en toda su riqueza y variedad.
En tanto, para Suiza, en palabras del embajador, es indispensable subrayar el sentido humanista de la devolución, que fue voluntaria: “Las piezas restituidas eran parte de una colección privada suiza que incluía alrededor de 60 objetos, de los cuales varios eran de origen mexicano. La propietaria de esta colección expresó el compromiso particular de devolverlas a fin de que las estudien expertos mexicanos”.
En el proceso de restitución participaron la Oficina Federal de Cultura de Suiza, que es el Ministerio de la Cultura suizo, y la Secretaría de Relaciones Exteriores de México. El papel que jugaron los diplomáticos en este caso particular fue esencialmente de coordinación y comunicación para facilitar el acercamiento entre las instituciones.
“COMPARTIMOS VALORES Y COMPROMISOS”
Para que una devolución similar sea posible las embajadas juegan un papel fundamental. “Hacemos obra de humanismo que consiste en compartir valores y compromisos para que todos tengan acceso a su patrimonio para reconciliarse con su pasado, que se hace presente, y forma parte de nuestra identidad actual”, detalla Piffaretti.
Pese a la cooperación entre países y los acuerdos bilaterales, el tráfico de piezas arqueológicas es un problema que limita los derechos culturales de las comunidades. Para combatir estas transgresiones, la Unesco ha fortalecido su régimen con miras a prohibir la importación, exportación y transferencia de propiedad ilícita de bienes culturales.
En 2017, Suiza y México firmaron un acuerdo bilateral mediante el cual el país europeo declaró a México como país de prioridad en colaboración para fines de restitución debido a la riqueza del patrimonio mueble, sobre todo arqueológico.
Las restituciones, detalla el embajador Pietro Piffaretti, tienen una carga simbólica: “No se trata simplemente de encerrar las piezas en museos, sino de fomentar el diálogo en la actualidad sobre la riquísima identidad cultural e histórica de México y de comprender mejor el pasado en pos de abrazar la identidad nacional, que es rica, diversa y que merece restituirse”.
Además de las incautaciones en territorio suizo de bienes ilícitos y de las restituciones, Suiza proporciona apoyo a entidades como el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para la restauración de bienes, lo que ha permitido a sus diplomáticos formar parte de la restauración de piezas arqueológicas extraordinarias.
LA MAGIA CULTURAL DEL “PORTAL DEL INFRAMUNDO”
Una de las piezas más destacadas de esta cooperación es “Portal del Inframundo” o “Monumento 9 de Chalcatzingo”, perteneciente a la cultura olmeca y que se consideró la pieza prehispánica más buscada por México en el último medio siglo.
Aunque en esencia Suiza no tenía nada que ver con la restitución, su participación comenzó al momento de reparar las piezas, pues una vez devueltas a México los expertos del INAH se dieron cuenta de que estaban muy dañadas porque las contrabandearon hacia Estados Unidos.
Para transportar el “Portal del Inframundo”, los traficantes la rompieron en pedazos para llevarla a través de la frontera y la reconstruyeron en Estados Unidos de una manera que no correspondía a los criterios de los arqueólogos y a su retorno, además de que las piezas se encontraban en un estado pésimo. Entonces las autoridades mexicanas acudieron a los diplomáticos suizos para recibir apoyo financiero en la obra de restauración. Actualmente la pieza se encuentra en el Museo Regional de los Pueblos de Morelos, en Cuernavaca.
IDENTIFICAR LOS ORÍGENES DE LAS PIEZAS ARQUEOLÓGICAS ES COMPLEJO
“Eso es parte también del compromiso que asumimos de apoyar a México en la restauración de bienes muebles”, detalla el embajador. “Hemos intervenido en varios casos y apoyado los esfuerzos de rehabilitación de museos locales para que estas piezas arqueológicas no solamente se regresen a México, sino que también se devuelvan a las comunidades originarias donde pertenecen y que puedan volver a ser parte del patrimonio”.
Las piezas recuperadas en noviembre pasado pertenecen a diferentes partes del territorio mexicano y quedaron en manos de arqueólogos y antropólogos del INAH para su estudio y exhibición futura, pues, en casos como este, identificar los orígenes revierte gran complejidad debido a la pérdida de trazabilidad que conlleva una sustracción del lugar de origen.
El embajador Pietro Piffaretti finalmente refrenda el compromiso de su país con la restauración y devolución del patrimonio mexicano: “Yo creo que sí se ha hecho mucho, pero se puede hacer más y vamos a hacer más. Vamos a seguir con este esfuerzo porque sí consideramos que la devolución de este patrimonio es parte de nuestra tarea de países amigos”. N