Un equipo de investigadores ha desvelado información fascinante sobre los grabados rupestres más grandes del mundo, y ahora parece que estos podrían haber tenido la función de marcar límites territoriales.
Los grabados prehispánicos —o precolombinos; cuya antigüedad no ha sido precisada, aunque se especula que podrían ser prehistóricos— figuran en paredes rocosas a lo largo de los tramos medio y alto del Orinoco, en los territorios de Venezuela y Colombia.
En 2015, el Dr. José Oliver —especialista en arqueología latinoamericana del Instituto de Arqueología de University College Londres— emprendió un proyecto de investigación para ahondar en los temas de historia y ocupación precolombina de la región.
Desde entonces varios investigadores han participado en la producción de una base de datos muy completa que abarca más de cien emplazamientos de arte rupestre dispersos en dicho territorio.
La base de datos incluye tanto sitios nuevos como ya conocidos que contienen miles de motivos (diseños) individuales, informa el Dr. Philip Riris, catedrático de Arqueología y Modelado Paleoambiental en la Universidad de Bournemouth, en Poole, Inglaterra, y uno de los arqueólogos que interviene en dicho proyecto.
¿EL ARTE RUPESTRE MONUMENTAL CÓMO LLEGÓ AL ORINOCO MEDIO?
“Consideramos que esto es apenas la punta del iceberg en lo que se refiere al arte rupestre”, escribe Riris en un comentario dirigido a Newsweek. “Los sitios albergan desde pinturas o grabados rupestres individuales hasta varios centenares de motivos. El rango de variación es enorme”.
En un estudio publicado en este mes de junio en la revista Antiquity, Riris, Oliver y su colega, la Dra. Natalia Lozada Mendieta (profesora asistente del Departamento de Historia del Arte, en la Universidad de los Andes, Colombia), intentan explicar cómo el arte rupestre monumental terminó formando parte del paisaje cultural del Orinoco Medio.
Como parte del estudio, el equipo recurrió a drones y a otras técnicas para fotografiar y crear mapas de más de una decena de sitios rupestres que han clasificado como “monumentales”. Es decir, emplazamientos que se alzan en un lugar prominente del paisaje y que contienen diseños de gran tamaño, algunos de los cuales ya eran conocidos, aunque varios otros fueron nuevos hallazgos.
En dichos sitios figuran algunos de los grabados rupestres monumentales más grandes del mundo, incluidas representaciones que miden más de 40 metros de largo.
UNA FORMA DE MARCAR LÍMITES TERRITORIALES
Aunque numerosos grabados consisten en representaciones de figuras humanas y del ciempiés gigante amazónico (Scolopendra gigantea), muchas de las más grandes son representaciones de serpientes, posiblemente las anacondas y las boas constrictoras que desempeñan un papel muy importante en las creencias indígenas locales.
El grabado de mayor tamaño es una serpiente localizada en el Cerro Pintado de Venezuela, y tiene una longitud aproximada de 43 metros. Si bien Cerro Pintado es uno de los sitios identificados con anterioridad, el equipo opina que ese grabado rupestre es el más grande de cualquier parte del mundo.
“Los sitios monumentales son enormes y muy impresionantes”, agrega el comunicado de prensa de Riris. “Sabemos que las anacondas y las boas están asociadas no solo con la deidad creadora de algunos grupos indígenas de la región, sino que también se consideran seres letales capaces de matar personas y animales de gran tamaño”.
En su estudio, los investigadores sugieren que los grupos precolombinos recurrieron a los grandes grabados monumentales como un medio para marcar sus límites territoriales.
“Creemos que el arte rupestre monumental fue una tradición de grabado muy particular que surgió durante el periodo precolombino para responder a un ambiente social de contacto intensivo y de gran interacción entre los distintos grupos indígenas”, prosigue el comunicado dirigido a Newsweek.
GRABADOS RUPESTRES PARA COMUNICAR CONCEPTOS
“Es posible que fueran marcadores de identidad o de territorialidad. Incluso de ambas cosas. Tal vez servían como advertencia para quienes se adentraban en el territorio y, a la vez, como una señal de que los visitantes habían topado con un pueblo amistoso”.
En opinión de los investigadores, es muy probable que los grabados tuvieran la finalidad de comunicar conceptos a una gran variedad de individuos con distintos antecedentes culturales.
“Las serpientes suelen interpretarse como una amenaza, de modo que la ubicación del arte rupestre bien pudo ser una señal para que el visitante se condujera con mucho cuidado en ese lugar”, añade el comunicado de Riris.
El investigador afirma que las dimensiones de los grabados rupestres monumentales más grandes que el equipo ha logrado documentar (inscripciones que miden entre 20 y 43 metros de largo) “no tienen comparación en todo el mundo”.
La dimensión de los ejemplares de mayor tamaño, aunado a la enorme cantidad y densidad de los grabados hallados en la región, hacen del arte rupestre del Orinoco un fenómeno “único”, concluye el comunicado de prensa de Riris. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)