Hay justicia, el nuevo libro del abogado Ernesto Canales, se publicó casi a la par de la aprobación en México de la reforma judicial del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Esa coincidencia, inevitablemente, torció un poco el propósito principal de la obra, el cual era exhibir cómo en el país sí es posible obtener justicia cuando los casos legales se trabajan de forma adecuada y cabal.
Sin embargo, la reforma judicial decretada el 15 de septiembre pasado da al traste con los juicios orales, una ley que entró en vigor en 2008 y que permitía que todas las partes en el proceso legal estén presentes durante el desarrollo de las audiencias, con especial énfasis en la presencia indelegable del juez, con el fin de que todos tengan conocimiento directo de las pruebas recabadas y la misma oportunidad de defenderlas o contradecirlas.
Debido a que la reforma judicial de AMLO implica destituir a los jueces y juezas actuales y elegir por voto popular a los nuevos impartidores de justicia, los juicios que hoy en día están en marcha inevitablemente serán suspendidos —por ejemplo, los de personas en prisión preventiva—, con lo que se violará el principio de inmediación, que dicta que la etapa de juicio oral debe ser atendida y resuelta por la misma persona juzgadora de inicio a fin, quien no puede delegar ninguna de sus funciones.
EL PROPÓSITO DE LA OBRA DE ERNESTO CANALES
“La ley anterior a esta última reforma, que le llamamos de juicios orales, permitió que en el país se quitara el elemento de cárcel y que la autoridad ya no pudiera meter a alguien en prisión sin juicio”, explica Canales Santos, un abogado con muchas décadas de experiencia que participó activamente en el cambio del Sistema de Justicia Penal en México, del escrito al oral, y que produjo el icónico documental Presunto culpable.
“El propósito de mi libro Hay justicia (editorial Planeta) era narrar los casos más importantes que me tocó manejar como abogado y mostrar a la ciudadanía cómo sí se podía tener justicia en el país”, describe el jurista. “Pero antes de la reforma judicial de AMLO contábamos con un sistema de normas que impedía que la autoridad tomase la decisión de meter a la cárcel a cualquiera. Ahora, con el sistema actual, no necesita haber causa para que una persona pueda ir a prisión. Es una barbaridad, es retroceder en la calidad de la justicia”.
Uno de los casos vividos y descritos por Canales Santos en su nueva obra es el de Paula Cusi, viuda del legendario Emilio Azcárraga Milmo, el magnate de Televisa.
Tras la muerte del Tigre, en 1997, Ernesto Canales fungió como abogado de Cusi para reclamar una parte de la herencia del empresario. En 2011, durante el proceso legal, Televisa denunció penalmente a Cusi por falsedad de declaraciones y fue aprehendida e internada en el Penal de Santa Martha Acatitla, de donde salió tres días después tras acordar el desistimiento de su demanda civil.
“NO ES UN LIBRO DE CHISMES”
Un año después la viuda de Azcárraga denunció a Canales por la presunta apropiación ilegal de los 6.6 millones de dólares que Televisa le pagó. Así, en 2019 un juzgado ordenó la aprehensión de Canales, a quien procesaron, pero sin comprometerse su libertad. Finalmente, en 2021 un juez lo absolvió por falta de elementos.
“El libro exhibe una serie de casos, todos reales. No es un libro de chismes, tampoco es un libro académico, no pretende ser un libro de erudición. Su propósito es mostrar casos de injusticias y advertir a la ciudadanía lo que puede hacer la autoridad”, explica el especialista en derecho en entrevista con Newsweek en Español.
Abogado por la Escuela Libre de Derecho de la Ciudad de México, con maestría en Derecho Comparado por la Universidad de Columbia en Nueva York y en Administración y Finanzas en Stanford University, Texas University y el Tecnológico de Monterrey, Ernesto Canales ha ejercido la profesión por más de 50 años. En noviembre de 2016 fue designado fiscal anticorrupción para el estado de Nuevo León, el primer cargo de ese tipo en el país.
—¿Cuál es su reflexión acerca de cómo se ejerce la justicia hoy en día en México? —le preguntamos.
—Hay un ayer y un hoy. El ayer era el producto de una reforma muy reciente. Con la película Presunto culpable habíamos logrado la unanimidad del cambio para que todos los juicios fueran abiertos, orales, en presencia de público, esa es la justicia de ayer. La justicia de hoy es un grupo de facinerosos que por la fuerza van a tomar a una persona y secuestrarla sin posibilidades de defensa.
ES LA LEY DEL MÁS FUERTE
“Entonces, ¿cuál es el estado de la justicia en México? —se pregunta Ernesto Canales—. Es una barbarie, es la ley del más fuerte y sin miramientos al cumplimiento de las leyes que todos los países modernos del mundo tienen implantadas para defensa precisamente de los ciudadanos”.
—¿Qué otros impactos tendrá la reforma judicial del expresidente López Obrador?
—Como promotor de la reforma anterior, la de los juicios orales, me tocó entrevistar a AMLO en su calidad de funcionario público en diferentes etapas y tratar de convencerlo de que apoyara la propuesta, y él siempre estuvo de acuerdo. Ahora no, ahora su reforma es que cualquier ministerio público puede apresar a una persona, privarla de su libertad, incomunicarla por la fuerza de cualquier manera, y lograr así el control del comportamiento de la ciudadanía, pues ahora se permite la prisión sin juicio.
“Es una perversidad que la reforma judicial haya entrado al final del sexenio y sin una discusión amplia, sin formar parte de un esquema general, de un escenario serio de discusión sobre cómo llevar a cabo ese elemento de justicia. Entró con el pretexto de imponer una sanción para la inseguridad en el país, con el pretexto de que existe esa inseguridad pública, pero es la ley sin la ley”.
LA ESPERANZA DE ERNESTO CANALES…
—Visto de esa manera, el escenario que se vislumbra es aterrador, por decir lo menos…
—Es horrible. Sin embargo, yo tengo el convencimiento de que esta última reforma no se va a sostener, la ciudadanía la va a rechazar. A la hora de que se trate de ejecutar va a haber tal oposición que no va a pasar como tal, la ciudadanía no aceptará vivir en ese tamaño de inseguridad.
—¿Cuál sería otra alternativa optimista por decirlo de alguna manera?
—Pues no veo nada bueno en que se aplique la ley nueva. No creo que aumente la seguridad ciudadana, al contrario, da pauta a que los malosos, los malditos, puedan intimidar, puedan robar, matar, etcétera, y que no haya juicio al respecto. Si antes nos quejábamos de la impunidad ahora esta ley es un cheque en blanco para hacerlo. N