La mayor dolencia de la literatura es la prisa de muchos escritores por publicar una obra tras otra y no darle un tiempo de reposo, opina Mayra González Olvera, directora literaria de la editorial Alfaguara. Y es que en México y otros países es frecuente encontrarse con autores que publican un nuevo título cada año, lo que desde luego no es benéfico para la narrativa, pues las buenas obras no se cocinan en tan breve tiempo.
“Es una dolencia que se entiende porque es su obra, porque muchas veces es un texto con el que el autor ha trabajado años, pero a veces hay obras que funcionan solo como un ejercicio narrativo, mas no terminan convertidas en el libro que ese autor se merece para publicar”, explica González, también directora literaria de las editoriales Lumen, Reservoir Books, Salamandra y Taurus, todas de Penguin Random House México.
¿Entonces qué sucede cuando una obra literaria no funciona, no da el ancho, pese a que el escritor considere que sí? “Ahí siempre se tiene la conversación transparente y sincera con los autores. Tengo que decir que la gran mayoría responde muy bien, aunque por ahí no falta el autor que prefiere buscar en otra editorial y publicar por publicar. Esa es una enorme dolencia, el publicar por publicar, el tener esa prisa cuando en realidad la literatura necesita tener su propio tiempo”.
SESENTA AÑOS DE VIDA DE ALFAGUARA
Entre una infinidad de funciones, una directora literaria se encarga del trato con los escritores, seleccionar las obras que se publicarán, gestionar las condiciones con los autores, planificar la edición del libro, el lanzamiento al mercado y la mercadotecnia, así como supervisar la edición en incisos torales como la maquetación, la corrección, las ilustraciones y el diseño de la portada.
En esos menesteres Mayra González celebra los 60 años de vida de Alfaguara, una editorial que nació en España, cuyo cofundador y primer director fue el escritor Camilo José Cela (Premio Nobel de Literatura 1989) y que en 2014 se integró como sello del grupo editorial Penguin Random House.
“A diferencia de las personas, Alfaguara cumple años y rejuvenece”, señala su directora literaria. “La verdad es que lo digo un poco en broma, pero muy en serio: a sus 60 años llega muy sana, muy asentada en varios países no solamente de idioma en español, sino en aquellos donde llegamos con las traducciones que se hacen de las obras que originalmente publicamos en castellano”.
Además, su sexagésimo aniversario la editorial lo festeja “con las cremas rejuvenecedoras que son los nuevos autores que se están sumando al catálogo en cada uno de nuestros países”, añade Mayra González, una editora con 20 años de experiencia que forma parte del comité ejecutivo de la Cátedra Extraordinaria Carlos Fuentes de Literatura Hispanoamericana de la UNAM.
ESPERAMOS QUE LOS AUTORES NOS SORPRENDAN: MAYRA GONZÁLEZ
Hoy en día Alfaguara, un sello especializado en narrativa, está presente en España, Portugal, México, Colombia, Perú, Chile, Argentina, Uruguay y Estados Unidos. En español o traducidas, muchas de sus novelas se exportan a más de 45 países de Europa, América y Asia. La editorial además es reconocida por impulsar el Premio Alfaguara, cuya primera edición se celebró en 1965. Relanzado en 1998, a este certamen se le reconoce por ser determinante en la difusión por todo el mundo de la literatura en lengua española.
—¿Cuáles son la filosofía y preceptos de Alfaguara para decidirse a publicar una obra? —pregunta Newsweek en Español a Mayra González Olvera.
—Creo que es de ida y vuelta. ¿Qué esperamos de los autores que nos ponen una obra sobre la mesa? Que nos sorprendan. No tiene que ser una sorpresa enorme, puede ser una sorpresa pequeña y que nos sigan alimentando el asombro por la propuesta estilística, por la forma en la que cuentan la historia, por una historia que no se había contado. Queremos que los autores tengan una propuesta y esta sea la de conversar con los muchos lectores que hablamos el idioma en español.
“Y, al mismo tiempo, ¿qué esperan los autores de nosotros? Aquí es donde se da el punto de comunión entre ambos, que este sea un hogar literario. Para nosotros lo importante no es publicar una novela de un autor, sino tener un concepto de obra, un concepto de carrera literaria y saber que este autor va a estar con nosotros y que sepa que lo vamos a acompañar a lo largo de sus distintas propuestas estilísticas y temáticas, incluso sabiendo, porque no es ninguna mentira para nadie, que muchas veces una obra puede tener ciertos vaivenes comerciales o frente a los lectores”.
CONTINUAR LA CONVERSACIÓN LECTORA
—¿Qué mensaje y conexión buscan proyectar con cada una de sus publicaciones?
—En realidad lo que queremos es que cada publicación encuentre el lector que la está buscando. Nosotras —casi todas somos mujeres en Hispanoamérica—, incluso más allá de nuestros gustos, buscamos que esa propuesta no es que vaya a tener un mensaje, no es que queramos dejar una conversación específica a través de una publicación, no es que queramos marcar una tendencia con determinado libro. Lo que queremos es que ese libro sea una conversación, que el libro esté ahí para que los lectores, cuando se topen con él, puedan encontrarlo como parte de la conversación que ya traían y que lo sumen a esa conversación para que después siga extendiéndose a lo largo del tiempo.
“Por eso muchos de nuestros libros ya veteranos se siguen manteniendo en la conversación; ahora leemos a [José] Saramago con un libro que publicó quizá hace 25 años y nos sigue pareciendo que nos habla en este mismo momento sobre la situación humana, sobre lo que estamos viviendo en nuestros países. Entonces, lo que siempre hemos buscado con el contenido es, por supuesto, que cumpla con parámetros de calidad, que cumpla con ciertos lineamientos evidentemente para poder pertenecer al sello, pero, sobre todo, que haya una propuesta que permita continuar la conversación que hemos mantenido durante 60 años en muchas dimensiones y con millones de lectores”.
MAYRA GONZÁLEZ Y EL CONTROL EDITORIAL
—Si bien a los autores clásicos como Saramago ya los tienen bien medidos y su éxito de algún modo está garantizado, ¿qué sucede con las nuevas propuestas literarias? ¿Hay algún tema que no se pueda tocar o que esté vedado? ¿Cómo se controlan literariamente los contenidos?
—No, no hay ningún control. Es decir, el control en cuanto a los contenidos solo es de calidad, o sea, que la novela tenga cuerpo, que sus personajes estén bien construidos, que tenga emoción. En cuanto a los contenidos no hay ninguna traba, ninguna censura, no hay ningún tema que no se pueda tocar. Todo lo contrario, lo que queremos es que cada vez nos lleguen más historias.
“Hay quien dice que temas son cuatro: amor, odio, muerte y vida, no hay mucho más; pero en realidad dentro de esos temas principales hay un montón de cosas que contar. Yo nunca he tenido ni he sentido ni he recibido una indicación de que ciertos contenidos no sean ahora los que busquemos o de que ciertos contenidos sean ahora los que busquemos, sino simple y sencillamente saber que estamos abiertos a la propuesta que se esté generando en la actualidad”.
“MÉXICO ES TIERRA DE NARRADORES”
—¿En qué momento se encuentra hoy en día la creación de obra narrativa? ¿Cuál es su situación actual?
—Está en ebullición. Creo que siempre lo ha estado, pero ahora los autores tienen más formas de llegar a las editoriales. Quizá hace algunos años era más difícil que alguien se atreviera a enviar un manuscrito o a participar en un concurso; me parece que ahora, además con todos los premios que se han abierto en los últimos años, también hay más ventanas y puertas para que muchas personas sientan esa necesidad de compartir lo que han escrito.
“México es tierra de narradores, somos narradores, nos gustan las historias, entonces en cuanto a la propuesta formal de un libro para que sea publicado estamos en ebullición. La cantidad de propuestas que recibimos es enorme, nos llegan por todos lados y hay un montón de historias que valen la pena, pero que no están bien contadas, por eso lamentablemente tenemos que comentarle al autor que no está cubriendo con lo que se necesita para que eso pueda ser legible. Eso nos pasa mucho, pero ahí es donde tenemos también que poner mucha atención para encontrar las verdaderas joyas que puedan formar parte del catálogo”.
MÉXICO PADECE LA FALTA DE LIBRERÍAS, DICE MAYRA GONZÁLEZ
—Por el lado contrario, ¿en este momento cuál es la dolencia principal de la literatura, particularmente la mexicana?
—Me parece que uno de los grandes problemas que tenemos en México es la falta de librerías. Si nos ponemos a pensar en la cantidad de librerías que hay por persona en una ciudad como Buenos Aires o en cualquiera de España veremos que estamos muy por debajo; incluso hay ciudades importantes en este país que no tienen librerías. Claro, está Amazon y los envíos digitales, pero necesitamos más librerías en este país. Creo que un país, en función de la cantidad de librerías que tiene, habla mucho de qué tipo de país es.
“Por otra parte, no podemos cegarnos frente al porcentaje de analfabetismo que tenemos y frente a las dolencias educativas que hay en un país como el nuestro. Para ponerlo en un punto más luminoso, lo que es cierto es que en los últimos años han abierto más librerías independientes que han estado haciendo un trabajo de promoción y de comunidad lectora muy importante, pero para mí ese seguirá siendo el reto, y no veo un camino claro de salida”.
—¿Y en cuanto a las dolencias de la creación literaria?
—Yo creo que son las dolencias de siempre, a veces se dice que hay más escritores que lectores. En ese sentido me parece que el tema de la no censura cada vez es mucho más claro, al menos en nuestro país, y puede escribirse y publicar, al menos en Penguin Random House, cualquier contenido que valga la pena ser divulgado.
ESCRIBIR SIN PRISA, UN CONSEJO
—¿Cuál es tu mensaje como directora literaria para las nuevas generaciones de escritores?
—Que no tengan prisa, no dejen de escribir, no dejen de trabajar, no dejen de leer, por favor. Un escritor tiene que ser ante todo un gran lector y un lector voraz. Pero, sobre todo, no dejen que la prisa los consuma: tengo tantos años y no he publicado, es que de mi generación tantas personas ya publicaron, es que he participado en premios… Llegará el momento que tenga que llegar para la obra. Lo que siempre hay que hacer es darle a la obra su respiro, su tiempo y su momento, eso para mí es fundamental.
“Con muchos escritores jóvenes lo he conversado —concluye Mayra González—: siempre traten de contener esa prisa, esa ansiedad, ese estrés por sentir que no se está llegando a una meta que probablemente se autoimpusieron en algún momento y que no tiene nada que ver con la calidad ni con la justicia ni con nada parecido. Simple y sencillamente, dense su tiempo y denle su tiempo a la obra”. N